La familia Echeverr¨ªa pag¨® finalmente el rescate exigido por los secuestradores para liberar a Miguel Ignacio
Miguel Ignacio Echeverr¨ªa, hijo de uno de los propietarios de Patricio Echeverr¨ªa SA, y nieto del fundador de esa empresa, fue liberado ayer, de madrugada, sobre las 2.30 horas, en las proximidades de la localidad guipuzcoana de Cerain, en la comarca del Goiherri, tras haber permanecido secuestrado por espacio de una semana en dos lugares distintos que pudieran estar situados en cualquier provincia del Pa¨ªs Vasco. Seg¨²n informaciones recogidas por este peri¨®dico, los secuestradores, probablemente de ETA Pol¨ªtico-militar VIII Asamblea, han cobrado los 125 millones de pesetas y los dos millones de francos franceses fijados como rescate. La familia Echeverr¨ªa no ha reconocido ni desmentido haber efectuado el pago.
El portavoz de los Echeverr¨ªa, Miguel Segura, manifest¨® que los secuestradores -cuya identidad organizativa afirma desconocer- presentaron d¨ªas atr¨¢s dos pruebas de que el joven secuestrado se encontraba con vida y en su poder. Tales pruebas consistieron en una carta manuscrita del secuestrado, de un folio y medio de extensi¨®n, y un ejemplar del dirio Egin en el que el joven Miguel Ignacio afirmaba que se encontraba bien, mandaba saludos y firmaba "Mike1". El joven, sereno y con buen aspecto f¨ªsico, declar¨® ayer ante varias docenas de informadores que hab¨ªa sido custodiado por tres personas encapuchadas, dos de las cuales corresponden a los individuos armados que penetraron en su casa en la ma?ana del lunes, d¨ªa diez.Miguel Ignacio Echeverr¨ªa, que manifest¨® haber sido muy bien tratado durante su cautiverio, se?al¨® que sus vigilantes le anunciaron el domingo a las 20.00 horas su inminente puesta en libertad. El joven fue abandonado en la carretera que conduce a Cerain pasadas las 2.30 horas de ayer y su primera reacci¨®n fue echar a correr, celebrando as¨ª su reci¨¦n estrenada libertad. Miguel Ignacio recorri¨® cinco kil¨®metros hasta llegar, una hora despu¨¦s, sediento, cansado, con fr¨ªo y bastante excitado, al caser¨ªo Ma?astegui en la localidad guipuzcoana de Mutiloa, donde solicit¨® asilo.
El reci¨¦n liberado tom¨® cerveza, caf¨¦ con leche y una copa de pachar¨¢n mientras se calentaba junto a la estufa y tras telefonear a su familia en San Sebasti¨¢n. El propietario del caser¨ªo, que result¨® ser amigo del abuelo del joven estudiante, le traslad¨® en su propio autom¨®vil al domicilio de los Echeverr¨ªa en Legazpia, donde tuvo lugar el encuentro entre Miguel Ignacio y su madre. Los Echeverr¨ªa llegaron a San Sebasti¨¢n a las 7.30 horas, donde les. esperaban decenas de familiares, amigos y numerosos periodistas.
En sus primeras declaraciones, el joven se?al¨® que ha pasado esta semana durmiendo sobre un colch¨®n, fumando y leyendo el libro El lobo estepario, de Herman Hesse, que le suministraron su guardianes, con los que mantuvo breves conversaciones sobre temas intrascendentes o relacionadas con la universidad en la que estudia. Afirm¨® que nunca hab¨ªa temido por su vida ni pensado en escapar y que sus guardianes le leyeron la carta hecha p¨²blica por su madre d¨ªas atr¨¢s y le informaron de una de las manifestaciones que hab¨ªa tenido lugar en San Sebasti¨¢n exigiendo su inmediata puesta en libertad.
En castellano y sin acento
"Eran habitaciones peque?as, de cuatro por cuatro metros, que ten¨ªan una ventana que permanec¨ªa siempre cerrada y con las persianas echadas. Me colocaron en los o¨ªdos dos tapones de cera y no pod¨ªa escuchar las conversaciones de los dos secuestradores que permanec¨ªan siempre en el piso. No me han hecho fotograf¨ªas ni me dieron pastillas de dormir durante los traslados, com¨ªamos alimentos en conserva y tambi¨¦n tortillas de esp¨¢rragos y bonito, s¨®lo beb¨ªamos agua y yo me fumaba todos los d¨ªas m¨¢s de paquete y medio de cigarrillos". Miguel Ignacio se?al¨® que permaneci¨® tranquilo pero ansioso por volver a casa y abrazar a los suyos. "Ayer noche, cuando me dijeron que iban a ponerme en libertad empec¨¦ a ponerme nervioso".El joven evit¨® detallar las caracter¨ªsticas de los lugares donde ha permanecido y dijo ignorar si sus secuestradores pertenec¨ªan o no a ETA. Manifest¨® que hablaban en castellano normalmente, sin el acento que tanto sorprendi¨® a su familia cuando penetraron armados el lunes en su domicilio de San Sebasti¨¢n. "Cuando me sacaron de casa", afirm¨®, "me metieron en un Renault 12 y me pusieron unas gafas oscuras. Viajamos durante media hora o una hora hasta que llegamos al piso donde permanec¨ª el lunes y el martes. La misma noche del martes volvieron a meterme en un coche, esta vez con los ojos vendados y despu¨¦s de media hora de viaje llegamos a la segunda habitaci¨®n que estaba pintada de blanco. Hoy han repetido la misma operaci¨®n a eso de las dos de la madrugada. El ch¨®fer que era el ¨²nico de los secuestradores que me acompa?aba ha parado el coche cerca de Cerain y me ha dicho: sigue este camino y encontrar¨¢s el cruce de Legazpia. Luego me ha dicho adi¨®s y se ha ido".
Miguel Echeverr¨ªa manifest¨® ayer en la conferencia de Prensa que no piensa en principio tomarse por el momento vacaciones, que acudir¨¢ a clase los pr¨®ximos d¨ªas y que no guarda ning¨²n sentimiento especial hacia sus secuestradores. "Durante estos siete d¨ªas no he visto arma alguna", asegur¨®, "y lo que m¨¢s me ha animado ha sido la carta de mi madre".
El portavoz de los Echeverr¨ªa, no quiso comentar la forma en que se produjeron los contactos con los secuestradores, cuya identidad afirma desconocer. Manifest¨® que la familia no sab¨ªa que la liberaci¨®n iba a producirse ayer mismo, aunque la consideraba inminente y la esperaba. Neg¨® que hubieran intervenido intermediarios al estilo cl¨¢sico pero afirm¨® que numerosos amigos y conocidos de la familia hab¨ªan hecho gestiones dirigidas a conseguir la liberaci¨®n de Miguel Ignacio.
Falsas atribuciones
Miguel Segura indic¨® que todas las organizaciones y grmpos armados hab¨ªan negado a la familia haber participado en el secuestro y que uno de los mayores problemas con que se han enfrentado durante este proceso han sido las falsas atribuciones del secuestro. A pesar de la insistencia de los informadores declin¨® abordar el tema de la identidad organizativa de los secuestradores con un "no quiero pronunciarme". "Lo importante", declar¨® poniendo fin moment¨¢neo a las preguntas, "es que Miguel Ignacio est¨¢ con nosotros. La familia esta exultante de alegr¨ªa, euf¨®rica, porque ten¨ªamos un hijo perdido y lo hemos recuperado", manifest¨®, repitiendo la cita b¨ªblica del. hijo pr¨®digo.La polic¨ªa tuvo noticia de la liberaci¨®n del joven Echeverr¨ªa a las cuatro de la madrugada a trav¨¦s de una llamada telef¨®nica de los propios familiares. El joven, que prest¨® declaraci¨®n ayer tarde en la comisar¨ªa de San Sebasti¨¢n, inform¨® previamente por la ma?ana de los detalles e incidencias de su secuestro de siete d¨ªas de duraci¨®n a miembros de la polic¨ªa y la Guardia Civil.
Eusebio Lecuona, de 77 a?os,propietario del caser¨ªo Ma?astegui, donde fue atendido Miguel Ignacio Echeverr¨ªa, manifest¨® que el joven llam¨® a la casa a las 3,45 horas de ayer. "Est¨¢bamos en la cama", afirm¨®. "Nos ha dicho que era Miguel Ignacio y le hemos creido, ?por qu¨¦ no?. Estaba muy nervioso y parec¨ªa que ten¨ªa miedo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.