Los vascos, convencidos de que la pacificacion s¨®lo sera posible a trav¨¦s de la negociaci¨®n

El tiempo dir¨¢ lo que dan de s¨ª las negociaciones a punto de iniciarse sobre la pacificaci¨®n de Euskadi, pero ya desde ahora puede afirmarse que nunca antes se hab¨ªa llegado tan lejos en esa v¨ªa. Ello es el resultado, por una parte, de la generalizaci¨®n entre los vascos de la convicci¨®n de que siempre es preferible hablar que matar o morir. Pero tambi¨¦n de la decantaci¨®n final en una propuesta concreta y viable de toda una serie de esfuerzos e iniciativas dispersas que vienen de lejos.As¨ª puede decirse que, por primera vez, hay una coherencia suficiente entre los temas que pueden ser objeto de di¨¢logo y la elecci¨®n de los interlocutores. Ello ha favorecido, a su vez, la disposici¨®n dialogante previa de las tres partes que van a compartir una misma mesa. Disposici¨®n dialogante que se expresa en la aceptaci¨®n por cada una de ellas de que los puntos de vista de los dem¨¢s pueden ser, si no necesariamente compartidos, s¨ª al menos dignos de ser escuchados.

Esa actitud constructiva ha tenido ya ocasi¨®n de ponerse de relieve en el cuidado con que los futuros negociadores han,evitado referirse a anteriores pronunciamientos, opiniones o bravatas que podr¨ªan considerarse contradictorios con el fin ahora perseguido: la ruptura de la incomunicaci¨®n, el di¨¢logo. Conscientes unos y otros de que el acuerdo previo est¨¢ cosido con hilvanes, nadie quiere ser responsable del primer desgarr¨®n.

La conciencia de la necesidad del di¨¢logo como v¨ªa para la negociaci¨®n est¨¢ fuertemente arraigada en la poblaci¨®n de Euskadi. El estudio colectivo "Abertzales y Vascos", realizado en junio de 1980 por los profesores P¨¦rez Agote, Parra Luna y Garmend¨ªa, y recientemente publicado, pone de relieve que, si bien un 27,3% de los encuestados se considera a s¨ª mismo independentista, tan s¨®lo el 1,8% defiende la v¨ªa de la violencia como m¨¦todo para obtener sus objetivos pol¨ªticos. En el extremo opuesto, el 79,9% de los consultados se pronunciaba en favor de una "v¨ªa pac¨ªfica negociadora".

En el libro Euskadi la paz es posible, de Joseba Go?i y Jose Mar¨ªa Rodr¨ªguez Erdozain, publicado en 1979, y posteriormente retirado de la circulaci¨®n por las autoridades, la mayor¨ªa del centenar de personas significativas del mundo de la pol¨ªtica o de la cultura cuyas opiniones son reproducidas, coincide en proclamar que la pacificaci¨®n s¨®lo podr¨¢ ser el resultado del di¨¢logo y la negociaci¨®n (si bien, l¨®gicamente, cada cual propone f¨®rmulas de di¨¢logo y contenidos de la negociaci¨®n diferentes).

Algunas de esas f¨®rmulas y propuestas hab¨ªan sido ya ensayadas en los a?os anteriores. As¨ª, la negociaci¨®n directa entre ETA y el Gobierno central fue intentada por este ¨²ltimo al menos desde finales de 1976. Las dificultades de una negociaci¨®n pol¨ªtica con una organizaci¨®n terrorista dar¨ªan al traste con aquel intento, pese a la aparente buena disposici¨®n del entonces presidente, Adolfo Su¨¢rez. Un nuevo ensayo se producir¨ªa en 1978. El socialista Txiki Benegas, a la saz¨®n consejero de Interior del Consejo General Vasco, prepar¨® el camino para un eventual encuentro entre el ministro Mart¨ªn Villa, por una parte, y varios dirigentes de ETA Militar, por otra. El intento se frustrar¨ªa a ¨²ltima hora ante la exigencia por parte de ETA de que la negociaci¨®n, que iba a celebrarse en Par¨ªs, fuera p¨²blica.

Buscando arropar la eventual negociaci¨®n final con ETA en un acuerdo previo a nivel pol¨ªtico, el mismo Benegas se entrevist¨®, en junio de 1978, con dirigentes de HASI y LAIA, los dos partidos que integran, junto a la organizaci¨®n terrorista, la Coordinadora Abertzale y Socialista (KAS).

El Consejo General Vasco (CGV), presidido entonces por el socialista Ram¨®n Rubial -pero en el que tambi¨¦n estaban representados el PNV, UCD y Euskadiko Ezkerra- elabor¨® un plan de Diez puntos para la paz. El plan contemplaba una serie de medidas urgentes, entre las que destacaban la legalizaci¨®n de todos los partidos (independentistas incluidos), el establecimiento de una polic¨ªa aut¨®noma dependiente del CGV, la tramitaci¨®n de ayudas estatales en favor del fomento de la lengua vasca y la convocatoria inmediata de elecciones municipales. El texto finalizaba con una oferta oficial de negociaci¨®n dirigida a ETA. La falta de receptividad de esta ¨²ltima organizaci¨®n, que insisti¨® en su planteamiento de que "o alternativa KAS o nada", trunc¨® una vez m¨¢s las Posibilidades de acuerdo. A partir de 1979 la perspectiva de una negociaci¨®n directa ser¨ªa abandonada en favor de las iniciativas tendentes a favorecer los acuerdos de las fuerzas pol¨ªticas en contra de la violencia, y la movilizaci¨®n ciudadana en favor de la paz.

Frente por la paz

Durante dos a?os se suceden las campa?as de sensibilizaci¨®n popular y los intentos de concertaci¨®n de las fuerzas vascas m¨¢s representativas en un frente por la paz. A finales de 1980, coincidiendo con la mayor ofrensiva .desplegada por ETA en toda su historia, el frente lleg¨® por fin a constituirse por parte del PNV, PSOE, UCD, PCE y el Partido Carlista. Sin embargo, y pese a que todo tipo de instituciones, desde la Iglesia, por boca de los obispos y las comunidades de base, hasta los m¨¢s diversos colectivos profesionales, redoblaton sus llamamientos por la paz, ¨¦sta y la perspectiva de una negoc¨ªaci¨®n parec¨ªan m¨¢s lejanas que nunca.La siguiente iniciativa correr¨ªa a cargo de Euskadiko Ezkerra, al lanzar, el 16 de febrero de 1981, un llamamiento a las organizaciones armadas para que aceptasen un alto el fuego que perm¨ªtiera a los partidos pol¨ªticos entablar una negociaci¨®n sobre los llamados problemas pendientes (es decir, sobre las cuestiones alud¨ªdas por ETA para justificar el recurso a la violencia). El Hamamiento, que EE apoy¨® en una resoluci¨®n adoptada meses antes por el Parlamento aut¨®nomo sobre normalizaci¨®n de Euskadi, s¨®lo ser¨ªa atendido por los polis-milis, que anunciar¨ªan, el 28 de febrero, el-inicio de una tregua indefinida.ETA Militar no acept¨® la tregua, pero durante el resto del a?o redujo de hecho su actividad, que se concentrar¨ªa casi en exclusivo en atentados contra instalaciones de Iberduero. Al amparo de esa tregua de hecho, Bandr¨¦s y Ros¨®n iniciar¨ªan una negociaci¨®n sobre la posibilidad de aplicar medidas de gracia a los miembros de las organizaciones terroristas dispuestos a abandonar la violencia y reintegrarse a la vida civil.

Nuevas expectativas

La perspectiva de una victoria socialista en las elecciones del 28 de octubre de 1982 ser¨ªa el motivo, desde meses antes de la jornada electoral, de nuevas expectativas sobre la posibilidad de una negociaci¨®n. Herri Batasuna, que ya hab¨ªa adelantado su disposici¨®n a actuar como intermediaria en una eventual negociaci¨®n entre ETA y el poder central, concretar¨ªa su oferta por parte del entonces catididato (y luego diputado) I?aki Esnaola. Por otra parte, la aceptaci¨®n previa de la alternativa KAS deja de ser una condici¨®n, puesto que "si ya estuvi¨¦ramos de acuerdo, no habr¨ªa nada que negociar".Producida la victoria socialista, diversos interlocutores vascos propondr¨ªan a Felipe Gonz¨¢lez la adopci¨®n de una serie de medidas tendentes a allanar el camino a una eventual negociaci¨®n. Como resultado final de tales propuestas, Garaikoetxea presentar¨ªa el pasado d¨ªa 13 al presidente del Gobierno cinco puntos susceptibles de ser negociados entre el partido mayoritario en la comunidad aut¨®noma, el partido mayoritario en el conjunto del Estado y Herri Batasuna.