El quinto centenario del Descubrimiento, una ocasi¨®n para la pol¨ªtica exterior espa?ola / y 2
La ¨²ltima l¨ªnea maestra del proyecto com¨²n entre Latinoam¨¦rica y Espa?a puede ser la comunicaci¨®n.Dice Felipe Gonz¨¢lez que "para la que la Prensa llama clase pol¨ªtica, Am¨¦rica, como continente, es la gran desconocida". En efecto, muy pocos de nuestros pol¨ªticos y altos cargos de la Administraci¨®n que hac¨ªan discursos y viajaban continuamente han sido capaces de adentrarse en la comprensi¨®n de Am¨¦rica.
Pero no s¨®lo la clase pol¨ªtica desconoce la realidad latinoamericana. Am¨¦rica, como tal, es una perfecta desconocida para la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles. Primero, porque es un mundo inmenso y complejo, que engloba a su vez otros mundos inmensos y complejos; segundo, porque la manera de conectar con ¨¦l no ha funcionado.
Vamos a detenernos algo m¨¢s aqu¨ª. Nos referimos, evidentemente, a la forma oficial de presentar ante los espa?oles nuestra relaci¨®n con Am¨¦rica. La espesa y almibarada ret¨®rica que al respecto destilaban muchas de nuestras instancias oficiales durante tantos a?os -con independencia de su valoraci¨®n pol¨ªtica o hist¨®rica, en las que no entramos aqu¨ª- nunca lleg¨® a servir como veh¨ªculo de comunicaci¨®n entre nuestros pueblos. El hecho diferencial com¨²n, los profundos v¨ªnculos con la madre patria y otras bellas palabras no lograron poner en contacto al espa?ol medio con la verdadera realidad de Am¨¦rica Latina. Con tal menguado bagaje de ideas tampoco se pudo seguir de forma coherente y eficaz los objetivos marcados por don Juan Carlos I en sus viajes por el continente. Este estilo huero y vac¨ªo ha durado hasta ahora. En mayo de 1981, por ejemplo, un estudio del Banco Central sobre nuestras relaciones con Am¨¦rica Latina era tajante: "En los ¨²ltimos a?os, ni la sociedad ni la Administraci¨®n han correspondido a las promesas y compromisos asumidos por la Corona".
Por eso nos est¨¢ costando tanto comunicamos. Hemos de cambiar los modos de acercamiento, los instrumentos, hasta el vocabulario. Pero lo que tenemos que cambiar, sobre todo, es el hispanismo racial por la cooperaci¨®n no s¨®lo en las palabras, sino en la forma de pensar y de actuar de las personas y de las instituciones.
En el nuevo estilo de comunicaci¨®n entre Espa?a y Am¨¦rica Latina, el factor cultural es pieza principal¨ªsima, pero no ¨²nica. La base cultural com¨²n en gran parte de nuestra historia favorece el conocimiento mutuo y es un medio de integraci¨®n social de primer orden.
Papel limitado, pero realista
Pero tambi¨¦n hay que ser realistas. El papel que Espa?a puede desempe?ar en unos pa¨ªses como los latinoamericanos -con grandes necesidades, fuertes tensiones sociales y en lucha por su independencia econ¨®mica- es, desde luego, un papel limitado. Por eso nuestros intercambios comerciales, financieros y de tecnolog¨ªas seleccionadas han de multiplicarse y son piezas importantes de la nueva comunicaci¨®n.
S¨®lo as¨ª podr¨¢ un d¨ªa nuestro pa¨ªs, como dice el secretario ejecutivo de CEPAL, Enrique Iglesias, "explicar en espa?ol los problemas, preocupaciones e intereses del mundo de su habla ante la Comunidad" y ante Europa. En este nuevo planteamiento de nuestras relaciones con Am¨¦rica Latina ha de participar la sociedad espa?ola. Hay muchas fuerzas sociales en nuestro pa¨ªs que estar¨ªan encantadas de colaborar en una comunicaci¨®n as¨ª definida. Organizaciones no gubernamentales, asociaciones diversas de cooperaci¨®n, grupos de j¨®venes, equipos que trabajan en la universidad, consultores y profesionales libres con experiencia europea y americana, l¨ªderes de opini¨®n no pol¨ªticos, empresarios internacionales con algunas batallas y bastantes cicatrices.
El quinto centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica aparece as¨ª entre nosotros bajo un nuevo enfoque. Las grandes exposiciones, las carabelas, los discursos y las fiestas tienen su funci¨®n, y en algunos casos pueden ser necesarias. Pero su n¨²cleo, su aut¨¦ntica almendra, es otra cosa.
El quinto centenario es una espl¨¦ndida ocasi¨®n para poner en marcha de una vez la cooperaci¨®n entre Espa?a y Am¨¦rica Latina y para ir presentando todas las cosas que todav¨ªa podemos hacer juntos los pueblos del otro y de este lado del mar.
En los diez a?os que nos quedan hasta 1992 hay tiempo para conocer mejor las posibilidades reales de colaboraci¨®n con este mundo inmenso y todav¨ªa misterioso que Am¨¦rica es para muchos espa?oles. Colaboraci¨®n que, como antes hemos indicado, podr¨ªa basarse en el respeto a los derechos humanos, en la aplicaci¨®n a Latinoam¨¦rica de este nuevo impulso que es la cooperaci¨®n al desarrollo, en multiplicar los intercambios de todo tipo y en un plantearse y realizar todo desde la perspectiva de una verdadera comunicaci¨®n entre nuestros pueblos.
S¨®lo as¨ª, si nos convencemos de que el quinto centenario puede y debe ser una feliz campana de resonancia de la cooperaci¨®n global entre Am¨¦rica Latina y Espa?a, podr¨ªamos encontrarle un contenido en esta ¨¦poca de paro, de crisis econ¨®mica y de cambio social acelerado. S¨®lo as¨ª ser¨ªa una magn¨ªfica oportunidad para redescubrirnos mutuamente y para que, al contacto con los pueblos j¨®venes del otro lado del oc¨¦ano, este pueblo viejo y a la vuelta de todo tuviera un poco m¨¢s de ilusi¨®n y de esperanza.
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