Sovi¨¦ticos y norteamericanos reanudan hoy en Ginebra las negociaciones para frenar el rearme nuclear de Europa
Los euromisiles no plantean s¨®lo problemas de relaciones entre el Este y el Oeste, sino tambi¨¦n, y muy fundamentalmente, entre Estados Unidos y Europa. Ah¨ª est¨¢ el origen de la doble decisi¨®n de la OTAN de 1979 de proceder simult¨¢neamente a un gran programa de modernizaci¨®n de su INF con un intento paralelo de control de armamentos. Te¨®ricamente, la OTAN sigue siendo p¨²blicamente partidaria de la opci¨®n cero, aunque no la acepten los sovi¨¦ticos.Sin embargo, ya se empiezan a elevar voces en la Alianza Atl¨¢ntica contra la falta de realismo de la opci¨®n cero e incluso mencionan alternativas en la OTAN. La propia Margaret Thatcher, la dama de hierro brit¨¢nica as¨ª lo ha sugerido, vi¨¦ndose apoyada por Joseph Strauss, l¨ªder socialcristiano b¨¢varo, aunque ¨¦ste pide que se vaya adelante con alg¨²n tipo de despliegue. La Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) es el ¨²nico pa¨ªs europeo, junto a Italia, que ha rechazado de plano el sistema de la doble llave para estos misiles.
Un problema pol¨ªtico
La profundidad pol¨ªtica del tema de los euromisiles ha quedado olvidada. ?Por qu¨¦ se decidi¨® la OTAN por 572 misiles Pershing Il y Cruise, y no 456 o 631? Escud¨¢ndose bajo el secreto, la OTAN no da una respuesta convincente a esta pregunta, salvo para decir que "se han hecho estudios previos a la decisi¨®n".
Expertos habitualmente bien informados indican que, pr¨¢cticamente, s¨®lo se mir¨® al n¨²mero probable de SS-20 que estar¨ªan desplegados en diciembre de 1983. Los sovi¨¦ticos hab¨ªan desplegado hasta el 1 de enero, seg¨²n el Gobierno alem¨¢n, 243 SS-20 en Europa y otros 90 en el Oriente. Para la OTAN, pudo tratarse, pues, de un puro c¨¢lculo de blancos militares. Esta actitud puede plantear problemas de cara a las negociaciones. Pues, como ya se ha se?alado, ?qu¨¦ se va a negociar si en realidad no se sabe para qu¨¦ pueden servir estas armas?.
Un escollo central es la carencia, en la OTAN, de doctrina coherente y convincente sobre el uso de estas armas nucleares intermedias. Y la decisi¨®n de diciembre de 1979 se dio en ausencia de un concepto estrat¨¦gico que indicase con precisi¨®n y cierta claridad cu¨¢l era el n¨²mero de misiles necesario. Tambi¨¦n merec¨ªa mayor atenci¨®n la relaci¨®n de las INF con los sistemas de misiles superiores -intercontinentales-, con los inferiores -armas t¨¢cticas nucleares para el campo de batalla-, o con el armamento mal llamado convencional, en la era del campo de batalla integrado.
Recelos en la RFA
Estas cuestiones que, al parecer, han quedado sin resolver, pueden plantear graves problemas a los negociadores en Ginebra. De ah¨ª la insistencia p¨²blica de los c¨ªrculos oficiales de la OTAN sobre la opci¨®n cero, que es f¨¢cil de entender. Pero que no es del gusto de todos los ciudadanos de la Rep¨²blica Federal de Alemania, pues destruye las razones pol¨ªticas primeras de la decisi¨®n de 1979.
Fue el entonces canciller Helmut Schmidt quien, en 1977, se?al¨® que los acuerdos SALT (sobre armas nucleares estrat¨¦gicas) hab¨ªan debilitado la garant¨ªa nuclear estrat¨¦gica norteamericana hacia Europa -la famosa sombrilla-. A rega?adientes en un principio, Estados Unidos acept¨® la idea de los euromisiles. La decisi¨®n atl¨¢ntica estaba pensada tanto para despejar preocupaciones pol¨ªticas dentro del Occidente dividido sobre si la distensi¨®n es o no divisible y otros g¨¦neros de consideraciones, como para reforzar la disuasi¨®n.
Al final, quiz¨¢ haya que volver a enlazar el teatro europeo con el escenario general, a trav¨¦s de una nueva relaci¨®n entre las negociaciones sobre euromisiles y las negociaciones START (Conversaciones sobre Reducci¨®n de Armas Estrat¨¦gicas) que se reanudar¨¢n en febrero en Ginebra. Esta, seg¨²n han apuntado diversos observadores, podr¨ªa ser la ¨²nica salida para controlar la situaci¨®n. La pescadilla se morder¨ªa la cola.
Globalizar el desarme
En diciembre de 1979, se lig¨® p¨²blicamente este tema a la cuesti¨®n de los SS-20. Estos son misiles m¨®viles, r¨¢pidos de lanzar, con 150 a 250 megatones de potencia y un alcance de unos 5.000 kil¨®metros con una precisi¨®n de 300 metros. Frente a ellos, los 108 Pershing II, que s¨®lo se desplegar¨¢n en territorio de la Rep¨²blica Federal de Alemania, pueden alcanzar la Uni¨®n Sovi¨¦tica en nueve minutos. Los 464 misiles Cruise para Italia, el Reino Unido, B¨¦lgica y los Pa¨ªses Bajos, si estos dos Estados se deciden por fin, son, si as¨ª se comprueba, de gran precisi¨®n, lentos (una hora), pero dif¨ªciles de detectar en vuelo, bien visibles y despegan de tierra, con la incidencia psicol¨®gica que tiene este factor pol¨ªtico-geogr¨¢fico.
Por otra parte, el comando supremo de la OTAN en Europa (SACEUR) dispone de misiles nucleares lanzados desde submarinos norteamericanos Poseid¨®n para su teatro de operaciones. Es m¨¢s, en Ginebra se enfrentan dos concepciones distintas que son dif¨ªciles de aunar.
Para los sovi¨¦ticos, las INF de la OTAN y las suyas propias, seg¨²n han indicado observadores de la escena moscovita, son armas estrat¨¦gicas. Para los Estados Unidos, en el pasado, las INF eran s¨®lo unas armas pasajeras, a la espera de que se desarrollaran los sistemas estrat¨¦gicos que pudieran tambi¨¦n cumplir estas mismas misiones.
Pero, pronto la OTAN empez¨® a hablar de fuerzas de teatro, aunque la decisi¨®n final sobre el tema recaiga, para los misiles OTAN sobre los sovi¨¦ticos, ya para los SS-20 sobre Estados Unidos, Francia y Gran Breta?a. Estos dos ¨²ltimos pa¨ªses se niegan a que se cuenten sus fuerzas nucleares en las negociaciones.
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