Un libro sobre Cifesa rompe con el t¨®pico existente sobre la productora valenciana
F¨¦lix Fan¨¦s ve a la empresa como una met¨¢fora del capitalismo espa?ol
La historia del cine est¨¢ repleta de aventuras. La del libro Cifesa, la antorcha de los ¨¦xitos, de F¨¦lix Fan¨¦s, parece calcada de la de una de esas producciones guadianescas, anunciada mil veces y que, sin embargo, tarda en arrancar. El tiempo, los esfuerzos, el entusiasmo, se han consumido en solucionar una serie de problemas ajenos al proyecto. El libro rompe con el t¨®pico de que Cifesa fue la productora que hizo los t¨ªtulos centrales de la filmograf¨ªa franquista. Al final, la ayuda m¨¢s clara que recibieron sus empresarios del poder fue el silencio que rode¨® el pleito que sigui¨® a su quiebra. Un silencio que ha notado, todav¨ªa, Fan¨¦s.
"El origen del libro hay que buscarlo en mi tesis doctoral. Inicialmente la Filmoteca ten¨ªa que editarla. El proyecto se par¨® por falta de dinero". Fracasaron, asimismo, intentos de edici¨®n privada. "Y es ah¨ª cuando surge el Festival de Cine de Valencia que se propone editar el libro. Estamos en primavera de 1981 y lo cierto es que no se hace nada hasta quince d¨ªas antes de comenzar el festival. Se traduce en 48 horas y el resultado es ilegible". Aquella edici¨®n nunca se puso a la venta, y es ahora, bajo los auspicios de la diputaci¨®n valenciana y de la Instituci¨® Alfons el Magn¨¤nim, cuando aparece una versi¨®n correcta. Pero ?qu¨¦ fue Cifesa?."Cifesa funciona como met¨¢fora del cine espa?ol, casi del capitalismo espa?ol. No es exacto el t¨®pico que la identifica con el r¨¦gimen. Una cosa es que los hermanos Casanova, los propietarios, fueran personas muy conservadoras y otra que su producci¨®n estuviera pensada para halagar el franquismo. Hay coincidencias, b¨²squeda de influencias, de amistades -Casanova era amigo de Carrero Blanco-, pero en la pr¨¢ctica era una empresa con unos planteamientos bastante enloquecidos, que cre¨ªa que iban a dar dinero cosas que no lo daban; que se planteaba un mercado que no exist¨ªa; que no ten¨ªa en cuenta las normativas ministeriales y, demasiadas veces, iba contra corriente".
Lo cierto es que ni el almirante Carrero ni el contar en el consejo de administraci¨®n con el marqu¨¦s de Hu¨¦tor de Santill¨¢n, jefe de la Casa Civil del Jefe del Estado, salvaron a Cifesa de la ruina.
A?os de cambio y esplendor
El cine de Cifesa durante la Rep¨²blica no se distingui¨® precisamente por su progresismo, pero s¨ª por ser hijo de la primera productora con mentalidad capitalista, que intentaba racionalizar las inversiones y el trabajo, que no se planteaba cada filme como una aventura. "La mayor parte de sus pel¨ªculas tuvieron mucho ¨¦xito. Si hubiera que caracterizarlas ideol¨®gicamente, dir¨ªa que son el resultado de una mentalidad rural, calderoniana, que explota los temas del honor, la honradez de la sangre, el espa?olismo. Probablemente es un reflejo inconsciente de lo inc¨®modos que se sent¨ªan con la Rep¨²blica, una incomodidad que les llevaba a refugiarse en la glorificaci¨®n de los valores m¨¢s tradicionales. Con la Rep¨²blica defend¨ªan algo as¨ª como las esencias de la raza; con Franco tan s¨®lo ten¨ªan que preocuparse de ganar dinero".La autarqu¨ªa y el proteccionismo franquista hicieron que los Casanova se plantearan las cosas a lo grande: producci¨®n en serie, contratos en exclusiva con las grandes estrellas, abundante n¨®mina fija, sueldos astron¨®micos (en 1949 Aurora Bautista ten¨ªa un contrato de 500.000 pesetas por pel¨ªcula y el compromiso de tres t¨ªtulos por a?o). "Supongo que las dimensiones de la empresa fueron la causa de su hundimiento. Eso y el no tener en cuenta las exigencias de la pol¨ªtica cinematogr¨¢fica oficial, que, en el mismo momento en que Cifesa se empe?aba en grandes superproducciones, apoyaba econ¨®micamente los filmes de peque?o y medio presupuesto".
Los a?os cuarenta suponen el inicio de una serie de cineastas -Lucia, Ordu?a, Gil- y un cambio de orientaci¨®n ideol¨®gica. La comedia se impone como g¨¦nero, al menos hasta 1945, momento en que se produce la primera crisis empresarial, resuelta por la v¨ªa de la m¨¢s primaria de las evidencias econ¨®micas: el gran ¨¦xito de Locura de amor.
"Para los Casanova resultaba clar¨ªsimo que Locura de amor era el fil¨®n a explotar. Hab¨ªa que dedicarse a los peliculones hist¨®ricos. Prescindieron de cualquier otra consideraci¨®n, ya que no creo que se dieran cuenta de que el atractivo de la cinta estaba en la fuerza del melodrama, en su pasi¨®n necrof¨ªlica. La prueba la tenemos en el desastre de La leona de Castilla, que es una pel¨ªcula equiparable, pero que parte de un gui¨®n espantoso, en el que se descalifica a los comuneros, cuando toda la historia est¨¢ montada sobre su hero¨ªsmo".
Antes de esta etapa de cine hist¨®rico, Cifesa hab¨ªa producido obras muy estimables, como Ella, ¨¦l y sus millones o Malvaloca. Sorprendentemente, el n¨²mero de t¨ªtulos que se refieren a la guerra civil es escas¨ªsimo. "De 1939 a 1945, el modelo que se impone es el del cine americano, la comedia, y el referente no es la realidad, sino el propio cine. Luis Lucia es quiz¨¢ quien mejor entendi¨® el juego. Ordu?a, por razones personales, se mov¨ªa mucho mejor en el melodrama, en el exceso y la grandilocuencia. Respecto a la guerra civil, es l¨®gico que fuera un tema abordado en pocas ocasiones -Harka, El frente de los suspiros-, ya sea por el car¨¢cter traum¨¢tico de la misma, ya sea porque se hab¨ªa desarrollado en el propio pa¨ªs. Aqu¨ª es impensable explotar la guerra como lo realizaron los americanos, que la hicieron por todo el mundo, excepto en Estados Unidos. Adem¨¢s, los guiones estaban repletos de j¨®venes so?adores que dec¨ªan sandeces del tipo: "?Qu¨¦ bonitas esas esquelas que dicen: muri¨® por Dios y por Espa?a a los diecisiete a?os!".
El fin del sue?o
Si una buena parte de los filmes de Cifesa ponen en escena historias de equ¨ªvoco de personalidad como f¨®rmula para el acceso al ascenso social, los hermanos Casanova tambi¨¦n se vieron obligados a practicar la doble vida, falseando los balances, para salvar la empresa y su buen nombre. En lo primero fracasaron, en lo segundo no se puede decir lo mismo. "Todos los que trabajaron para Cifesa hablan de los hermanos Casanova como unos caballeros. Es l¨®gico. Pagaban mejor que nadie, daban el mejor trato posible a sus trabajadores, repart¨ªan beneficios cuando los hab¨ªa. Otra cosa es su megaloman¨ªa y que montaran una estructura empresarial para un mercado como el espa?ol. Probablemente el departamento que siempre funcion¨® peor de Cifesa debi¨® ser el de guiones. Su producci¨®n est¨¢ repleta de argumentos absurdos".El fin de Cifesa, del Hollywood hispano, fue sonado, con proceso incluido; pero la justicia, demostrando una vez m¨¢s que su independencia durante el franquismo no pasaba de ser una mera formulaci¨®n ret¨®rica, cuid¨® de que el esc¨¢ndalo no trascendiera. Se habr¨ªan visto implicadas algunas autoridades y el nombre de los propios Casanova pesaba mucho en Valencia. "A¨²n hoy mantiene su influencia. Cuando investigu¨¦ sobre el proceso, que sab¨ªa que exist¨ªa, pero nada m¨¢s, me encontr¨¦ con una especie de pacto de silencio. Nadie sab¨ªa nada, nadie hablaba de ¨¦l, como si no hubiera habido reclamaciones por parte de los accionistas. Descubr¨ª las actas de los consejos de administraci¨®n y el sumario del proceso gracias al presidente de la Audiencia de Valencia, que acababa de ser nombrado. Era un mont¨®n de papeles guardado en una buhardilla. S¨®lo pude mirarlos tres d¨ªas. Cuando ped¨ª permiso para fotocopiarlos deb¨ª levantar la liebre, ya que intervinieron las ¨®rdenes de otros jueces para prohib¨ªrmelo."El juicio no fue p¨²blico. Vicente y Luis Casanova fueron condenados siete a?os, despu¨¦s de presentada la- querella, como autores de estafa y falsificaci¨®n. Todas sus maniobras ilegales no consiguieron salvar Cifesa. Ellos perdieron su patrimonio y hoy viven semienclaustrados, no queriendo hablar de sus a?os de productores con nadie.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.