El fiscal solicita una pena total de m¨¢s de 52 a?os de prisi¨®n para los nueve mineros de Crimidesa
A las 11.15 horas de ayer se inici¨® en la Audiencia Provincial de Burgos el juicio oral seguido contra los nueve mineros de la empresa Crimidesa y contra un l¨ªder sindical de CC OO que intent¨® mediar en el conflicto. El fiscal ha solicitado, con car¨¢cter provisional, que se imponga a los acusados una pena total de 52 a?os y nueve meses de prisi¨®n por los presuntos delitos de atentado, coacciones, da?os y detenci¨®n ilegal.
M¨¢s de un centenar de personas llenaron ayer la sala de lo penal de la Audiencia Provincial de Burgos, donde se celebra el juicio oral seguido contra los mineros y el l¨ªder sindical. Hay una cierta expectaci¨®n por el juicio de Crimidesa, porque a algunos este procedimiento judicial les ha hecho recordar situaciones que ya se cre¨ªan superadas, cuando la clase trabajadora avanzaba por el t¨²nel de la represi¨®n sin m¨¢s luz que la octavilla y la pintada.Ayer, mientras los mineros procesados empezaron a declarar, alguien record¨® los procesos seguidos en el TOP contra el movimiento obrero o incluso aquellos consejos de guerra en los que se juzgaba y condenaba las huelgas y las movilizaciones sindicales. Algo de todo eso hay en el juicio que se inici¨® ayer en Burgos, a pesar de las reiteradas preguntas del ministerio fiscal, a trav¨¦s de las cuales se demuestra que la justicia no merm¨® en ning¨²n momento los derechos sindicales de aquellos trabajadores.
Siete meses de huelga legal
Pero al margen de estos planteamientos sociopol¨ªticos, existen unos razonamientos jur¨ªdicos que han llevado a estos diez procesados hasta el banquillo de los acusados.
Los hechos que est¨¢n siendo juzgados acaecieron el 28 de octubre de 1980, cuando los trabajadores de la empresa minera Crimidesa, sita en Cerezo de R¨ªo Tir¨®n, llevaban siete meses de huelga legal. El relato pormenorizado de lo acaecido aquel d¨ªa fue repetido ayer hasta la saciedad por cada uno de los procesados en el transcurso de sus interrogatorios.
"Nos enterarnos, porque alguien nos avis¨® o porque escuchamos las campanas de la iglesia, que pensaban sacar los sulfatos de la mina con camiones. Si los camiones cargaban, la huelga se nos iba a fre¨ªr churros. As¨ª que todos corrimos hacia la mina", asegur¨® uno de los procesados.
Se puso ayer en claro en el transcurso de esas declaraciones que no s¨®lo corrieron hasta la mina los trabajadores, sino tambi¨¦n las mujeres, los ni?os y los ancianos. A partir de ese momento acaecieron unos confusos incidentes que van desde presuntas lesiones a dos ingenieros de la Delegaci¨®n del Ministerio de Industria de Burgos a la discutida y pol¨¦mica retenci¨®n de los responsables de: la empresa, que se prolong¨® durante doce horas y que tuvo lugar en las oficinas que ocuparon los trabajadores.
"Lo ¨²nico que quer¨ªamos es que los camiones no salieran con el sulfato. Este era nuestro ¨²nico objetivo", continu¨® otro de los procesados. Sigui¨® afirmando este procesado que la verdadera situaci¨®n de presi¨®n y de conflicto no se daba en el interior de la oficina donde permanec¨ªan reunidos con los empresarios, sino fuera, en la calle, donde permanec¨ªan las mujeres, los ni?os y los ancianos.
Las mujeres nos insultaban y nos llamban calzonazos
"Las mujeres nos insultaban y nos llamaban calzonazos y nos dec¨ªan que no deb¨ªamos dejar sacar los sulfatos", record¨® otro procesado. El conflicto del 28 de octubre de 1980 finaliz¨® a las dos de la madrugada cuando los mineros, las mujeres, los ni?os y los ancianos celebraron una reuni¨®n y decidieron dar por finalizado el encierro. La huelga de Crimidesa continu¨® durante unos meses m¨¢s.
Prueba testifical en la sesi¨®n de la tarde
Pero la causa judicial investiga s¨®lo los hechos de aquel d¨ªa. Este sumario ha sido calificado de incre¨ªble por alguno de los abogados observadores de la vista y como un atentado a las libertades sindicales.
A las siete y cuarto de la noche, despu¨¦s de seis horas dejuicio, se inici¨® la prueba testifical. Jos¨¦ Miguel Contreras, directivo jefe de Administraci¨®n y accionista de Crimidesa fue el primero en prestar declaraci¨®n. Asegur¨® que no hab¨ªa existido una negociaci¨®n sino lo que sufri¨® fue un "encierro".
"Aquel d¨ªa impidieron que carg¨¢semos los camiones con los sulfatos que hab¨ªamos producido con el comit¨¦ de mantenimiento. Despu¨¦s vino la gente hacia las oficinas, algunos con palos, otros con botellas, incluso uno llevaba una especie de bidoncillo. Nos obligaron a entrar dentro de la oficina, y nos dijeron que de all¨ª no se mov¨ªa nadie. Empezaron a cerrar las puertas con muebles, con las mesas formaron unas barricadas", declar¨® el testigo.
Seg¨²n Jos¨¦ Miguel Contreras empez¨® as¨ª aquel encierro, que dur¨® doce horas y en el transcurso del cual les fue negada comida y tabaco y lo ¨²nico que se les dio fue un botijo de agua.
"Nos amenazaron con rajarnos y alguien grit¨® que hab¨ªa que quemarnos", pero despu¨¦s este testigo matiz¨® que la situaci¨®n era confusa, que hab¨ªa nervios y que incluso dejaron de sentirse retenidos cuando lleg¨® al lugar el gobernador civil de la provincia, Manuel del R¨ªo.
Los abogados defensores, al interrogar a este primer testigo, hicieron hincapi¨¦ en la actitud provocadora de la empresa, que quiso sacar el sulfato a toda costa, intentando as¨ª romper una huelga que era legal.
Fot¨®grafos y magnetofones en la sala
El juicio oral por los incidentes del 28 de octubre en Crimidesa puede prolongarse hasta el pr¨®ximo s¨¢bado. Durante la jornada de ayer declararon los procesados y algunos de los testimonios. Hoy se espera la declaraci¨®n del resto de los 63 testigos, entre los que se encuentran los ex gobernadores civiles de la provincia Manuel del Hoyo Aguilera y Antol¨ªn de Santiago.
A la sesi¨®n de ayer tuvieron acceso no s¨®lo los periodistas gr¨¢ficos y la televisi¨®n, sino tambi¨¦n los informadores de radio con sus magnet¨®fonos. Esto ¨²ltimo es un hecho sin precedentes en las vistas orales en los tribunales de toda Espa?a.
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