Pescadores sevillanos denuncian anexiones de tierras en la ribera del Guadalquivir

Varios miles de hect¨¢reas de terrenos p¨²blicos, situadas en el llamado brazo del Este del Guadalquivir, han sido cegadas por propietarios de fincas colindantes y arrebatados al dominio com¨²n sin que las autoridades encargadas de velar por su conservaci¨®n hayan adoptado medidas represivas o cautelares de ning¨²n tipo. Ecologistas y pescadores han dado la voz de alarma ante el riesgo progresivo de que esta riqueza natural se vaya definitivamente a manos privadas y la desaparici¨®n progresiva de algunas especies que hace diez a?os se capturaban en abundancia en la zona. Los agricultores, por su parte, declaran que tienen autorizaci¨®n para poder cultivar estas tierras en r¨¦gimen de concesi¨®n.

Al problema de la sequ¨ªa que agobia a la zona del bajo Guadalquivir en los ¨²ltimos a?os ha venido a unirse la acci¨®n depredadora de numerosos propietarios agr¨ªcolas, que, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, se han dedicado a desecar los terrenos p¨²blicos anejos a sus respectivas fincas y a ponerlos en cultivo.Algunas personas han llegado incluso a enclavar hitos de hierro denunciadores de su apropiaci¨®n saltando por encima del deslinde administrativo realizado por la Junta de Obras del Puerto de Sevilla, administradora de estos cauces colectivos.

El proceso de apropiaci¨®n se inici¨® hace ocho o diez a?os y afecta actualmente a varios miles de hect¨¢reas. Se han cegado por completo cauces que en algunos casos ten¨ªan desde trescientos hasta quinientos metros de anchura y donde abundaba la anguila, el camar¨®n y, a partir de 1974, el cangrejo rojo o americano. Las aves acu¨¢ticas encontraron all¨ª un espacio adecuado para su supervivencia, en un lugar muy pr¨®ximo al santuario de Do?ana.

Ante la gravedad de la situaci¨®n, la agrupaci¨®n ecologista Andalus -sociedad para la supervivencia de la naturaleza de Andaluc¨ªa occidental- solicit¨® en octubre de 1982 al presidente de la Junta de Obras del Puerto de Sevilla y de la R¨ªa del Guadalquivir que se le facilitase el expediente administrativo de deslinde del cauce del brazo del Este. Una vez recibido el documento, los propios ecologistas pudieron comprobar en el lugar que los hitos que deslindaban el cauce de dominio p¨²blico hab¨ªan sido arrancados y que varios terratenientes, medianos y grandes, de fincas colindantes lo hab¨ªan invadido, extendiendo sus cultivos en la zona marisme?a, de propiedad colectiva.

"Tales acciones", indicaban los portavoces de Andalus, "adem¨¢s de constituir una merma de un patrimonio p¨²blico que lo es de todos los espa?oles, atentan gravemente a la excepcional fauna lacustre all¨ª existente, sin olvidar los graves perjuicios que suponen para la pesca, que constituye el medio de vida de diversas familias". En consecuencia, los ecologistas solicitaron a la Junta de Obras del Puerto que incoase un procedimiento sancionador contra estos propietarios.

Sus argumentos legales se basaban en que los colonos (entre ellos, Juan Cucarella, Francisco Guti¨¦rrez, Moreno de Santamar¨ªa y Pe?a) han infringido con su actuaci¨®n el art¨ªculo 30 del reglamento de Polic¨ªa de Aguas y, posiblemente, han cometido un delito de usurpaci¨®n, al alterar los hitos oficialmente colocados. La denuncia fue formulada el 11 de diciembre pasado, apelando a la responsabilidad que la Constituci¨®n atribuye a los poderes p¨²blicos en orden a la conservaci¨®n del patrimonio natural, sin que, hasta el momento presente, se conozca decisi¨®n alguna por parte de este organismo.

Especies desaparecidas

Desde otro punto de vista, tambi¨¦n los pescadores tradicionales del brazo del Este se sienten perjudicados por esta operaci¨®n. Algunas especies ya han desaparecido y otras se han reducido a cantidades simb¨®licas, como la anguila, que a principios de la d¨¦cada de los setenta era capturada en cantidad superior a las trescientas toneladas anuales y que en 1982 dio menos de quince. En Coria del R¨ªo se pescaba cada a?o un mill¨®n de kilos de albures, que se exportaban casi en su totalidad.Las protestas de este sector pesquero han sido aglutinadas por la cooperativa de pescadores de Los Palacios, que ha conseguido la solidaridad de los ayuntamientos de la comarca en orden a la restauraci¨®n de los cauces p¨²blicos, con el consiguiente aumento de la riqueza com¨²n y la creaci¨®n de puestos de trabajo fijos que corte la actual necesidad de muchos de ellos de reconvertirse en supuestos obreros agr¨ªcolas acogidos al empleo comunitario. Juan Triguero, presidente de la cooperativa, indic¨® a EL PA?S que si se repoblasen unos cauces p¨²blicos colectivos con cuatro toneladas de anguilas, en dos a?os podr¨ªa pescarse un mill¨®n de kilos.

La vuelta a los cotos industriales, cerrados en 1978 por la Administraci¨®n, ser¨ªa, para Triguero, una buena soluci¨®n, siempre que se regulase la pesca para evitar abusos, se profesionalizase su pr¨¢ctica y los pescadores se agrupasen en una organizaci¨®n unitaria que les permita enfrentarse con ¨¦xito a los monopolios de comercializaci¨®n. Los agricultores, por su parte, se quejan de la actividad pesquera incontrolada -en particular, de los perjuicios causados por la voracidad del cangrejo rojo- y se?alan que ellos han sido autorizados por la Junta de Obras del Puerto a cultivar parte del cauce p¨²blico en r¨¦gimen de concesi¨®n. Ahora el tema ha sido puesto en conocimiento de la Junta de Andaluc¨ªa, cuyas consejer¨ªas de Agricultura y Pol¨ªtica Territorial tienen la ¨²ltima palabra.