"Soy pesimista: durante los tres primeros meses de 1983, el paro seguir¨¢ creciendo"
Pregunta. La creaci¨®n de empleo es el primer objetivo del Gobierno. Pero, ?han surgido discrepancias entre los ministros sociales y econ¨®micos sobre cu¨¢les son los instrumentos adecuados para conseguir una reducci¨®n sustancial del paro?Respuesta. No. Lo que ocurre es que cada departamento tiene propensi¨®n a defender su espacio. Hay una dificultad inicial a contemplar los problemas en su conjunto; cada ministro tiene un inter¨¦s prioritario en que las medidas que se adopten correspondan a los problemas planteados en su ¨¢rea. En estos momentos, la preocupaci¨®n esencial del Gabinete es intentar superar esa din¨¢mica limitativa de la maquinaria de la Administraci¨®n para proponer soluciones de conjunto.
P. Usted, como integrante del equipo econ¨®mico del PSOE, defend¨ªa no hace mucho la posibilidad de incrementar el d¨¦ficit en beneficio de la reactivaci¨®n econ¨®mica. Ahora el principal responsable econ¨®mico del Gobierno sit¨²a la contenci¨®n del d¨¦ficit entre las principales prioridades de la gesti¨®n econ¨®mica. ?No es eso una contradicci¨®n?
R. Ese cambio radical no se ha producido en absoluto. Llegado un momento, el Grupo Parlamentario Socialista nunca plante¨® el crecimiento del d¨¦ficit. En la discusi¨®n de los Presupuestos Generales del Estado para 1982 -en octubre de 1981, creo recordar- argumentamos que se estaba agotando el margen de d¨¦ficit, que en aquel momento representaba el 3,6% del producto interior bruto (PIB). Ahora, cuando el d¨¦ficit del Estado se aproxima al 6% del PIB, no tenemos m¨¢s remedio que intentar su disminuci¨®n. Desgraciadamente, no contamos con la posibilidad de acudir ilimitadamente al gasto p¨²blico para resolver el tema del paro, nuestro principal objetivo.
'1983 es un a?o malo'
P. El paro registrado en 1982 alcanz¨® a 2.151.000 trabajadores, m¨¢s si se tiene en cuenta la encuesta de poblaci¨®n activa a¨²n no publicada. ?Ser¨¢ un a?o mejor 1983?R. El a?o 1983 es bastante malo para hacernos ilusiones sobre la reactivaci¨®n del empleo. Hay, en primer lugar, unos condicionamientos de situaci¨®n pol¨ªtica. Las elecciones a final de un ejercicio econ¨®mico son una hipoteca sobre la eficacia de acci¨®n del Gobierno. Nos hemos visto obligados a prorrogar los anteriores Presupuestos y nos hemos encontrado con una cierta paralizaci¨®n de la Administraci¨®n provocada por el cambio. Pero adem¨¢s 1983 es un a?o en el que tampoco la econom¨ªa internacional, que nos tiene que permitir aumentar nuestras tasas de crecimiento por medio de la exportaci¨®n, se presenta demasiado optimista. En cuanto a la evoluci¨®n del paro, no se conoc¨ªa una serie tan alta y tan negativa como la registrada en los ¨²ltimos meses de 1982. En ello puede haber influido el que muchos parados con el nuevo Gobierno hayan recobrado la confianza y se hayan apuntado nuevamente en las listas de desempleo. Lo cierto es que nadie puede hacer en estos momentos una previsi¨®n fundamentada sobre c¨®mo va a evolucionar el empleo a lo largo de 1983. Personalmente, soy pesimista, y creo que en el primer trimestre de este a?o va a crecer ¨¦l desempleo.
P. Este es un Gobierno de izquierda en el que la mayor¨ªa de los trabajadores han depositado su confianza. ?Qu¨¦ margen de maniobra le queda al Ministerio de Trabajo para no defraudar a los m¨¢s de dos millones de desempleados?
R. Efectivamente, el enorme porcentaje de puestos de trabajo destruidos est¨¢ llegando a una situaci¨®n l¨ªmite, pero las previsiones son que la actividad econ¨®mica no se va a recuperar sustancialmente en 1983. Y ser¨ªa demag¨®gico decir que la creaci¨®n de empleo va a mejorar sustancialmente. Necesitamos un per¨ªodo m¨ªnimo para retomar fuerzas. La voluntad del Gobierno, nuestro objetivo, es ir hacia una mayor igualdad, a trav¨¦s de la solidaridad, para el beneficio de los trabajadores. En unas circunstancias tan duras tenemos ineludiblemente que postergar algunas demandas, justas pero quiz¨¢ menos imperiosas, para favorecer a los m¨¢s necesitados. Nosotros pedimos que los trabajadores que disfrutan de un mayor nivel acepten esperar la soluci¨®n de sus reivindicaciones en beneficio de aquellos que est¨¢n en una situaci¨®n m¨¢s angustiosa. No obstante mantenernos el compromiso contra¨ªdo con nuestros electores de crear 800.000 puestos de trabajo a lo largo de la legislatura, lo que no quiere decir que, matem¨¢ticamente, cada a?o hayan de crearse 200.000 puestos de trabajo.
'Nuevas f¨®rmulas de empleo'
P. ?Pero qu¨¦ medidas concretas piensa acometer su departamento?R. En el peor de los supuestos que la econom¨ªa internacional no evolucione favorablemente y, por tanto, que los efectos beneficiosos esperados sobre nuestro pa¨ªs no se produzcan. El Ministerio de Trabajo tiene un amplio campo de actuaci¨®n aut¨®noma. Con esfuerzo e imaginaci¨®n, debemos llevar a cabo, como complemento de las l¨ªneas generales de pol¨ªtica econ¨®mica, una serie de medidas puntuales -microecon¨®micas, si se quiere- que nunca van a paliar al ciento por ciento la posible reducci¨®n del crecimiento econ¨®mico pero que pueden tener una gran eficacia. En este sentido, tenemos la intenci¨®n de revisar el paquete de medidas de fomento de empleo y poner en pr¨¢ctica nuevas f¨®rmulas. Estamos trabajando en reorientar el Fondo Nacional de Protecci¨®n al Trabajo y nos quedan campos espec¨ªficos como la potenciaci¨®n de cooperativas -tema sobre el que ya tenemos muy avanzado un anteproyecto- e incrementar las contrataciones incentivadas por encima de lo que sea. Es en estos aspectos, en los que tenernos responsabilidad y protagonismo exclusivo, donde debemos incidir fundamentalmente.
P. Actualmente, uno de cada ocho trabajadores en paro, seg¨²n Comisiones Obreras, no recibe ning¨²n subsidio por desempleo.
R. Estamos trabajando ya para un mejor conocimiento estad¨ªstico de la situaci¨®n, porque no s¨®lo es importante saber qu¨¦ trabajadores reciben prestaciones y cu¨¢les no, sino, incluso entre los primeros, conocer en qu¨¦ estadio de prestaciones est¨¢n, si al inicio o al final del per¨ªodo de cobertura. Recuperar el ¨ªndice de cobertura implica un incremento muy fuerte en el gasto por prestaciones, y en 1983 tenemos ya presupuestariamente un l¨ªmite en este aspecto. No obstante, teniendo en cuenta el aumento del n¨²mero de desempleados, el n¨²mero absoluto de trabajadores en paro que cuentan con protecci¨®n no desciende tanto como la tasa de cobertura. En dos meses tendremos preparado el proyecto para la revisi¨®n de la ley b¨¢sica de Empleo en el tema concreto de la cobertura.
P. Parad¨®jicamente, una de las primeras medidas en materia laboral ha sido prorrogar el decreto de contrataci¨®n temporal, que fue criticado por los sindicatos con el anterior Gobierno.
R. Lo hemos hecho, aunque hemos puesto el l¨ªmite m¨¢ximo de los dos a?os, y otros, porque no contamos con otras muchas posibilidades inmediatas. Nuestra posici¨®n de principio es que ¨¦sta no es la mejor soluci¨®n y que hay que buscar otras v¨ªas que no supongan esa marginaci¨®n frente al trabajador que cuenta con una estabilidad en el empleo. Aunque hacemos expresi¨®n de voluntad de que no es una pol¨ªtica de empleo que deba mantenerse, de momento no vamos a suprimir la figura, porque permite la contrataci¨®n. ?En condiciones inferiores?, s¨ª, pero siempre es mejor que el paro. A pesar de la escasa informaci¨®n disponible, alrededor de un 60% de los nuevos contratos corresponden actualmente a esta modalidad. Nuestra posici¨®n, de momento, es reducir este porcentaje y establecer cl¨¢usulas de garant¨ªa para evitar que la contrataci¨®n temporal no sea utilizada contra sus propios fines, es decir, para sustituir pues tos fijos por eventuales.
P. ?Pero usted cree que se va a producir inmediatamente una mayor contrataci¨®n?
R. Existen en la actualidad condiciones extremadamente ventajosas de contrataci¨®n que apenas est¨¢n siendo utilizadas, pienso que por desconocimiento de los propios empresarios. Los contratos territoriales, modalidad extendida a todo el territorio nacional, suponen para la empresa el 50% de desgravaci¨®n en las cotizaciones a la Seguridad Social durante el primer a?o, y una subvenci¨®n de 300.000 pesetas por puesto de trabajo si se contrata por tiempo indefinido a un trabajador desempleado. La utilizaci¨®n de esta modalidad ha sido absolutamente m¨ªnima. Actualmente hay una desconexi¨®n, que esperamos corregir, entre Ministerio y organizaciones sociales que es indicio de una situaci¨®n psicol¨®gica de des¨¢nimo, en el sentido de que nada bueno puede esperarse de lo ya legislado.
P. Si la situaci¨®n es grave a nivel general, adquiere tintes dram¨¢ticos en el campo, en especial en Andaluc¨ªa. ?Tiene el Gobierno el prop¨®sito de un replanteamiento general del sistema de empleo comunitario?
R. Efectivamente, tenemos la preocupaci¨®n y la responsabilidad de dar soluciones eficaces a los problemas que sufren los campesinos, especialmente en el Sur, y no s¨®lo en el ¨¢mbito de actuaci¨®n de este Ministerio. Para elaborar una alternativa global tenemos, primero, que superar la dificultad de no contar con un censo riguroso. Estamos preparando un programa de actuaci¨®n que permita encarar el problema de forma positiva, y esperamos anunciar en breve una serie de medidas a corto plazo que entrar¨¢n en vigor a lo largo de 1983 y que anunciaremos en su momento. Por otra parte, no podemos permitir por m¨¢s tiempo la situaci¨®n degradante de generaciones de j¨®venes que se integran en el sistema de empleo comunitario, con subvenciones insuficientes, sin haber tenido nunca la posibilidad de trabajar. Es necesario establecer cursos de formaci¨®n, que posibiliten su acceso a otros sectores productivos m¨¢s especializados, en lugar de introducir al joven en esa rueda infernal.
P. La moralizaci¨®n de la vida p¨²blica es uno de los principales objetivos que el PSOE tiene planteados. ?Qu¨¦ piensa hacer su departamento con respecto al fraude sobre el desempleo?
R. La impresi¨®n que existe entre los ciudadanos es que el fraude est¨¢ muy extendido. Los estudios estad¨ªsticos y las inspecciones del Ministerio de Trabajo reducen considerablemente su alcance. La realidad es quiz¨¢ el justo medio. En primer lugar, es necesaria una coordinaci¨®n entre las diferentes labores inspectoras para explotar en com¨²n esas informaciones. Pero, por otra parte, el control que se ejerce sobre los desempleados adolece de una cierta psicosis policiaca. Es preciso, de ahora en adelante, ofrecer a los parados un reciclaje profesional y no llamarlos a cursos sin inter¨¦s, que no le ofrecen posibilidades reales de empleo. Para ello debemos hacer una oferta adecuada de colocaciones en base a la redefinici¨®n de grupos profesionales y, a partir de ah¨ª, objetivar las sanciones para aquellos que rechazasen esas ofertas. Con todo, el fraude actual no es una panacea que permita grandes ahorros; su penalizaci¨®n obedece m¨¢s a razones de solidaridad. El m¨¢s extendido y el que es prioritario reducir al m¨ªnimo es el que se produce por connivencia entre empresas y trabajadores, y que afecta tambi¨¦n a personas en activo.
'Los sindicatos en Espa?a son m¨¢s d¨¦biles'
P. A pesar del protagonismo y la responsabilidad que los sindicatos tienen en una democracia, la realidad es que siguen siendo d¨¦biles, y su implantaci¨®n, reducida.R. Las dos centrales mayoritarias, con ELA-STV en el Pa¨ªs Vasco, se han ido fortaleciendo y consolidando. Sin embargo, es cierto que los sindicatos en Espa?a son m¨¢s d¨¦biles que en otros pa¨ªses; su afiliaci¨®n es baja y carecen de medios para prestaci¨®n de servicios. Se trata de un c¨ªrculo vicioso. Para esta situaci¨®n habr¨ªa dos salidas: una, a base de potenciar a las organizaciones sindicales, enchuf¨¢ndolas al presupuesto, y otra, creando un marco jur¨ªdico de relaciones laborales que, sin olvidar la obligaci¨®n del Estado de apoyar sus programas de formaci¨®n, su necesidad de locales y de medios, permitiera su afianzamiento y consolidaci¨®n. Hasta ahora los sindicatos han carecido de apoyo, salvo los ochocientos millones de pesetas. Nuestra idea es seguir con esa financiaci¨®n en base a las actividades que sobrepasan sus intereses concretos, como formaci¨®n profesional, servicios jur¨ªdicos, etc¨¦tera, pero no es una f¨®rmula definitiva. La libertad sindical implica una autonom¨ªa frente a los poderes p¨²blicos; en los pa¨ªses democr¨¢ticos no es normal que los sindicatos reciban una subvenci¨®n, aunque hay ejemplos de ¨¦stas.
P. En el plano legislativo, ?piensa el Gobierno revisar la actual legislaci¨®n y proyectar nuevas leyes que permitan esa consolidaci¨®n sindical?
R. En la l¨ªnea apuntada de configurar un marco jur¨ªdico de relaciones laborales, vamos a abordar la elaboraci¨®n de cuatro grandes leyes. La primera se refiere al derecho de huelga. El decreto por el que se regula esta materia es de 1977, anterior a la legalizaci¨®n de las centrales sindicales, y que est¨¢ derogado en parte por sentencia del Tribunal Constitucional. En esta ley no se contemplar¨¢ el cierre patronal, que no puede ser la contrapartida al ejercicio del derecho de huelga. La segunda gran ley es la del derecho de sindicaci¨®n, que sustituir¨¢ a la ley de 1977, anterior a la Constituci¨®n y que no s¨®lo ha de reconocer el derecho a la libre sindicaci¨®n, sino tambi¨¦n ¨¦l derecho a desarrollar la acci¨®n sindical en cualquiera de sus formas, y concretamente en el ¨¢mbito de la empresa. La tercera ser¨¢ la ley de conflictos colectivos. Esta materia constitu¨ªa el t¨ªtulo cuarto del Esta,tuto de los Trabajadores y fue retirado por un compromiso, no cumplido, del Gobierno de regularlo separadamente. Con esta ley se quiere adem¨¢s dar un mayor protagonismo a las organizaciones sociales en temas como mediaci¨®n, conciliaci¨®n y arbitraje, de manera que pueda romperse el actual cuello de botella existente en las magistraturas de trabajo. Y, por ¨²ltimo, se llevar¨¢ a cabo la creaci¨®n del Consejo Econ¨®mico y Social, para lo que ya se han iniciado contactos con Hacienda.
P. ?Y sobre la acci¨®n sindical dentro de la empresa?
R. Fuera de, la empresa, los sindicatos ya han consolidado su protagonismo negociador, pero en muchos casos su presencia no ha llegado a traspasar las puertas de las f¨¢bricas. Es necesario ir m¨¢s all¨¢ dentro de la empresa, potenciar las secciones sindicales, que hasta ahora han tenido un papel muy reducido. Sin embargo, no hay que olvidar que un alto porcentaje de trabajadores todav¨ªa prefiere los comit¨¦s como forma de representaci¨®n. Los esfuerzos legales que se hagan en este sentido no van a suponer la extinci¨®n de los comit¨¦s. Adem¨¢s, los propios empresarios prefieren muchas veces el interlocutor externo, la instancia superior del sindicato, que negociar sus problemas con los delegados de los trabajadores de su propia empresa.
P. Las elecciones sindicales se han desarrollado en un clima de pol¨¦mica y confusi¨®n, en parte por la falta de una normativa clara.
R. Hay que revisar el actual sistema, y la nueva normativa debe estar en consonancia con el modelo sindical,dentro de la empresa.. El tipo de elecciones que se ha desarrollado no es bueno porque no se puede mantener abierto el proceso electoral durante dos a?os. Los resultados de las elecciones de 1982 a¨²n no pueden hacerse p¨²blicos de forma oficial,.ya que se est¨¢n contrastando las actas y las denuncias sobre fraude. Tampoco tenemos decidido a¨²n el per¨ªodo de c¨®mputo, pero es una decisi¨®n que ha de tomar el propio Instituto de'Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n.
'Reafirmar el contacto con la emigraci¨®n'
P. ?Cu¨¢l va a ser la pol¨ªtica de su departamento respecto a los emigrantes?R. Tenemos ya en proyecto una nueva ley de emigraci¨®n, y adem¨¢s pensamos fortalecer las labores de asistencia enlas representaciones espa?olas en el exterior, as¨ª como la potenciaci¨®n de las funciones del Instituto Nacional de Emigraci¨®n. Una de nuestras mayores preocupaciones la constituye la educaci¨®n de los hijos de nuestros emigrantes y el desarraigo que sufren respecto a la cultura de sus padres. Ahora nos encontramos con unas necesidades distintas. Los hijos de los emigrantes, en la mayor¨ªa de los casos, han crecido en un ambiente extranjero y han recibido su cultura. Creemos que es fundamental conseguir que no pierdan el uso del idioma de sus padres y, sobre todo, que se sigan considerando espa?oles. Otro de nuestros principales objetivos es reafirmar el contacto con la emigraci¨®n espa?ola en America Latina, que, aunque ya lleva varias generaciones all¨ª radicada, ha con.servado celosamente sus lazos con Espa?a.
P. Por ¨²ltimo, se?or ministro, ?cu¨¢les piensa usted que van a ser los plazos para conseguir los objetivos que tiene planteados?
R. Ser¨ªa demag¨®gico y aventurado hacer futurolog¨ªa. Nuestro compromiso de que al final de la legislatura se hayan creado 800.000 puestos de trabajo sigue en pie. Lo que s¨ª haremos durante el presente a?o es un enorme es fuerzo para ampliar la cobertura de forma que tenga efectos inme diatos. Tratamos tambi¨¦n de poner orden en la casa, de mejorar los instrumentos que poseemos: Instituto Nacional de Empleo, Fondo Nacional de Protecci¨®n al Trabajo, etc¨¦tera. 1983 va a ser tambi¨¦n un a?o de di¨¢logo en profundidad con las organizaciones sociales para desarrollar la legislaci¨®n laboral. Durante el pr¨®ximo a?o comenzaremos a obtener resultados en los grandes paquetes de legislaci¨®n, como ley de pensiones, emigraci¨®n y revisi¨®n de la ley b¨¢sica de Empleo. Pero sobre todo quisi¨¦ramos que lo fundamental de nuestro balance sea que hemos logrado una mayor igualdad a trav¨¦s de la solidaridad de todos.
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