La 'locura' del doctor Muro
Nadie crey¨® al doctor Muro cuando comenz¨® a trabajar sobre una hip¨®tesis no oficial en el caso del s¨ªndrome t¨®xico. Ahora, casi dos a?os despu¨¦s, sus investigaciones empiezan a ser oficialmente tenidas en cuenta
Casi dos a?os despu¨¦s de una intoxicaci¨®n masiva a la que el Gobierno anterior se resisti¨® a determinar como una cat¨¢strofe, el Gobierno actual ha dado sus primeras muestras de inter¨¦s por una hip¨®tesis de investigaci¨®n hasta ahora descalificada desde los estamentos oficiales del poder: la del doctor Antonio Muro. Su trabajo establece que el fabricante y veh¨ªculo del t¨®xico fue un cultivo concreto y determinado de tomates recogidos y puestos a la venta desde el 20 de abril de 1981 al 10 de junio del mismo a?o, despu¨¦s de ser tratado con un nematicida de fabricaci¨®n extranjera. Muro matiza que el producto con el trataron las plantas pudiera no ser el nematicida objeto de su investigaci¨®n, pero s¨ª otro similar, primo hermano. Pone un ejemplo: si se tratara de la aspirina, no ser¨ªa conveniente decir que es la aspirina en tanto no existiera la certe.za de qu¨¦ aspirina se trata, porque hay mu,chas marcas.Seg¨²n su investigaci¨®n, el nematicida, tras su transformaci¨®n por la planta del tomate, se convierte en un nuevo producto setecientas veces m¨¢s t¨®xico que aqu¨¦l. Esto explicar¨ªa por qu¨¦ se pudo derivar una incidencia t¨®xica tan elevada con peque?¨ªsimas dosis. Otra caracter¨ªstica de este nuevo producto es su calidad de antifermento, lo cual explicar¨ªa por qu¨¦ los efectos cambiantes de la intoxicaci¨®n permanecen durante tanto tiempo (como persiste la conversi¨®n en vinagre de un tonel de vino al que se le a?ada una cucharada de vinagre y en el que se siga a?adiendo vino). Estas dos caracter¨ªsticas son indispensables para entender por qu¨¦, en opini¨®n de Antonio Muro, el llamado s¨ªndrome t¨®xico tiene un cuadro cl¨ªnico sist¨¦mico (la enfermedad se trasloca a distintos puntos del organismo humano). El doctor Muro se?al¨® este car¨¢cter de la enfermedad al principio de la, misma, pero las autoridades san¨ªtarias no lo reconocieron hasta varios meses despu¨¦s. Igualmente advirti¨® del car¨¢cter fermentativo, todav¨ªa no reconocido. Afirma que la persistencia y evoluci¨®n del envenenamiento no se puede explicar sin este car¨¢cter fermentativo, ni se puede explicar dicha evoluci¨®n por el efecto de un t¨®xico de acci¨®n molar, como las anilinas, sino por un t¨®xico de acci¨®n inhibidora de un enzima concreto que es la acetilcolinesterasa.
Un 'conocido' de Producci¨®n Agraria
El proceso de transformaci¨®n del presunto t¨®xico original (el nematicida) es explicado en este trabajo partiendo de la base de que las plantas son "el m¨¢s perfecto laboratorio de s¨ªnt esis de alcaloides". La planta del tomate habr¨ªa transformado el nematicida por anabolismo, es decir, por el proceso de m¨¢xima asimilaci¨®n,metab¨®lica. Mientras que mediante la metabolizaci¨®n catab¨®lica los organismos eliminan aquellas substancias ingeridas que le estorban, por el proceso de bios¨ªntesis del vegetal las substancias son transformadas e integradas en su organismo. En el caso del mencionado nematicida, la planta del tomate lo asimil¨® y transform¨®. El proceso de este nematicida en su relaci¨®n con plantas solin¨¢ceas (tomates, pimientos) est¨¢ parcialmente estudiado a nivel internacional. Los resultados constan en publicaciones cient¨ªficas integradas en bancos de datos computerizados, a las que cualquier empresa u organismo que posea un terminal electr¨®nico conectado a dicho banco puede te ner acceso en cuesti¨®n de minutos. Tales datos muestran que este proceso produce metabolitos has ta setecientas veces m¨¢s t¨®xicos que el producto original y se detectan otros a¨²n desconocidos por dichos estudios y sobre los que ha obtenido m¨¢s informaci¨®n el doctor Muro.
Seg¨²n sus datos, el producto fitosanitario con el que fueron tratadas las citadas plantas est¨¢ fabricado por una multinacional. Este producto estaba registrado en la Direcci¨®n General de Producci¨®n Agraria para ser experimentado en Espa?a. Se hab¨ªa utilizado en nuestro pa¨ªs en plantaciones de tabaco entre los a?os 1978 al 1981. Otra experimentaci¨®n se hizo en una plantaci¨®n de pimientos en el mes de julio de 1981. Posiblemente, estos pimientos hayan causado algunos casos del envenenamiento masivo. Es otra l¨ªnea de investigaci¨®n no seguida, aunque el doctor Muro ha detectado varios casos de enfermos presuntamente afectados por esta causa.
Tambi¨¦n, en agosto y septiembre de 1981, se utiliz¨® en unos campos de puerros en un municipio de Toledo. El doctor Muro lo descubri¨® cuando faltaban escasas semanas para que fuesen sacados al mercado e inform¨® al entonces secretario de Estado para el Consumo, Jos¨¦ Enrique Mart¨ªnez Genique, quien consigui¨® que la producci¨®n de puerros del aludido huerto, (valorados en unos. doce millones de pesetas) no fuese comercializada.. Mart¨ªnez Genique fue cesado poco despu¨¦s y tras manifestar a EL PAIS que la toxicidad del aceite no se hab¨ªa producido en el proceso de refino, como por entonces se apuntaba desde determinados sectores oficiales que esperaban encontrar en la clave del refino la explicaci¨®n a por qu¨¦ el circuito de aceite de Levante no caus¨® afectados, pese a que tambi¨¦n se distruby¨® en ¨¦l aceite de colza desnaturalizado.
Mart¨ªnez Genique inform¨® sobre el huerto de puerros a los ministros de Agricultura, Lamo de Espinosa, y Comercio, Garc¨ªa D¨ªez. Estos pidieron informaci¨®n a la jefatura agron¨®mica de Toledo y respondieron a Mart¨ªnez Genique que no exist¨ªa tal huerto. Mart¨ªnez Genique llam¨® a Muro y le dijo que lo hab¨ªa dejado en rid¨ªculo. Muro le di¨® entonces los datos exactos de la localizaci¨®n del huerto. Muro, con algunos colaboradores, visit¨® cada semana los citados campos de puerros. Tem¨ªan que fuesen puestos a la venta. Hac¨ªan fotos de los puerros, que permanec¨ªan en el huerto. Pas¨® el tiempo y los puerros se pudrieron.
Otra experimentaci¨®n autorizada se llev¨® a cabo con el mismo producto en limoneros, en diciembre de 1981 y la primavera de 1982.
O¨ªdos sordos para informes constantes
La bibliograf¨ªa internacional sobre el se?alado nematicida no ha sido consultada -o tenida en cuenta- por los responsables de la investigaci¨®n cient¨ªfica del s¨ªndrome t¨®xico, pero s¨ª fue consultada y estimada, hace tiempo, por algunas personas ajenas al equipo colaborador del citado m¨¦dico y que hoy ocupan altos cargos en la Administaci¨®n central. Tales personas han manifestado su inter¨¦s en que esta investigaci¨®n sea seguida hasta el final con respaldo oficial.
Cuando aquellas personas, a nivel privado, detectaron la citada bibliograf¨ªa, empezaron a dudar de la locura del doctor Muro. Alguna de esas personas estableci¨® contacto con el m¨¦dico y conoci¨® el plantemiento y desarrollo de su hip¨®tesis. Esta persona ha manifestado que, probablemente, no se ha hecho jam¨¢s en Espa?a una encuesta epidemiol¨®gica tan amplia. Una cosa le qued¨® clara: en aquel trabajo hab¨ªa suficiente coherencia como para tomar en serio su alerta sobre la peligrosa incidencia de determinados productos en el sector alimentario espa?ol.
Estas consideraciones fueron hechas llegar a varios ministros y altos cargos del Gobierno de UCD y a altos dirigentes socialistas cuando el PSOE era oposici¨®n pol¨ªtica. El PSOE sigui¨® cargando su esfuerzo de presi¨®n ¨²nicamente en torno al aceite. Sin embargo, el aviso sirvi¨® para que, en el segundo pleno de la colza, Ciriaco de Vicente no pronunciase la palabra aceite pese a sus resistencias a la hip¨®tesis de Muro.
El doctor Muro ha informado repetidamente de su trabajo, y seg¨²n evolucionaba en ¨¦l, a las autoridades competentes. Los datos b¨¢sicos respecto al presunto agente causal, veh¨ªculo transmisor y bases cl¨ªnicas y epid¨¦rniol¨®gicas, constan, al menos, en tres informes oficiales, como son: ante la comisi¨®n mixta parlamentaria de investigaci¨®n del s¨ªndrome t¨®xico, en enero de 1982; ante la comisi¨®n cient¨ªfica en el CSIC, en febrero de 1982, y en su declaraci¨®n judicial ante el fiscal general de la Audiencia Nacional, los d¨ªas 10, 11 y 12 de marzo del mismo a?o. Hasta ahora, ninguna de estas informaciones ha merecido, por parte de los responsables de la investigaci¨®n cl¨ªnico-c¨ªent¨ªfica, la calificaci¨®n de "suficientemente cient¨ªfica" para haber investigado a fondo tal hip¨®tesis.
A primeros de noviembre de 1981, el embajador de Espa?a en Roma envi¨® un telegrama cifrado al ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, en el que le suger¨ªa que se interesara por la investigaci¨®n del doctor Muro. P¨¦rez Llorca remiti¨® el mensaje al ministro de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, quien lo remiti¨® al de Sanidad. El embajador de Espa?a en Roma conoci¨® en esta ciudad a varios colaboradores del doctor Muro desplazados a la capital italiana para realizar unos estudios en la FAO .con relaci¨®n al envenenamiento masivo.
El delegado provincial de Salud, de Madrid, doctor Antonio Urbistondo, en unas declaraciones p¨²blicas recientes afirma que "el trabajo epidemiol¨®gico del doctor Muro es muy grande, no s¨®lo en cantidad, sino en calidad, sin ser menor su estudio cl¨ªnico".
La prueba del Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa
Al margen de estos informes, y previamente a los mismos, el doctor Muro practic¨® una serie de trabajos a los quetampoco se prest¨® apoyo. Cabe destacar, entre otros, sus primeros an¨¢lisis en laboratorio con el producto presuntamente causante de la intoxicaci¨®n, que demuestran el error de la reciente afirmaci¨®n del doctor Angel Pesta?a, coordinador de las investigaciones del CSIC en este tema, sobre el resultado negativo de las pruebas realizadas por el Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa a petici¨®n del doctor Muro. "A los cobayas que les dieron tomate no les pas¨® nada", ha dicho el doctor Pesta?a. Pero el resultado fue positivo, pues a los cobayas que les dieron tomate no les pas¨® nada, en efecto, porque eran tomates normales. Sin embargo, murieron dos, cobayas, aunque este dato no lo deb¨ªa conocer Pesta?a.
El doctor Muro, en la primera decena de julio de 1981, pidi¨® al mencionado instituo una prueba doble ciego, considerada de m¨¢ximo rigor: un informe testigo del resultado experimental, sobre la administraci¨®n en cobayas de determinados productos identificados en clave. El doctor Muro proporcion¨® al instituto tres tarros, dos tomates y dos pimientos. El instituto desconoc¨ªa el contenido de los tarros, as¨ª como la procedencia de los citados frutos. S¨®lo uno de los tarros (el T) conten¨ªa, en estado original, el producto fitosanitario investigado por Muro. Los tomates eran distintos a la variedad y las partidas presuntamente t¨®xicas; los pimientos aportados a la prueba s¨ª hab¨ªan sido tratados con el producto fitosantiario en cuesti¨®n y fueron recogidos por el doctor Muro directamente, y d¨ªas antes, en la plantaci¨®n donde se cultivaban y desde la que se pusieron a la venta (esta hip¨®tesis contempla la posibilidad de que estos pimientos justificar¨ªan la aparici¨®n de alg¨²n extra?o caso de afectados en fechas posteriores al per¨ªodo congiderado como de tiempo de la intoxicaci¨®n).
El citado instituto -dependiente del Ministerio de Justicia y m¨¢xima autoridad forense en esta competencia- realiz¨® la prueba y emiti¨® su informe dos meses y medio despu¨¦s ? el 21 de septiembre. El cobaya al que se le administr¨® por ingesta el producto del tarro T muri¨® a los seis d¨ªas y el cobaya al que se le di¨® a comer pimiento muri¨® a los dos d¨ªas. El informe anatomopatol¨®gico se?ala que el cuadro es similar en ambos casos. Rese?a un cuadro de afectaciones pulmonares "incluso con anormal presencia de eosin¨®filos". En opini¨®n del doctor Muro, reproduce la afectaci¨®n pulmonar de la primera fase d¨¦ la intoxicaci¨®n. .
Este m¨¦dico solicit¨® del instituto una explicaci¨®n de por qu¨¦ no se hab¨ªa hecho un informe anatomopatoll¨®gico separado de cada, cobaya y por qu¨¦ no se hab¨ªa hecho informe anatomopat¨®logo de otros ¨®rganos que tambi¨¦n deber¨ªan haber resultado afectados. Se le contest¨® que lo hab¨ªan considerado suficiente y que el centro estaba sobrecargado de trabajo oficial y no pod¨ªan dedicar m¨¢s atenci¨®n a una petici¨®n privada. El instituto le ofrec¨ªa el material para que continuase la investigaci¨®n en otros centros. Muro consult¨® en otros laboratorios y no encontr¨® apoyo, por lo que decidi¨® que el material siguiera en el instituto.
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La misma prueba fue llevada a cabo en paralelo (en los mismos d¨ªas, con los mismos productos) en el Centro Nacional de Alimentaci¨®n y Nutrici¨®n, de Majadahonda, el centro de investigaci¨®n alimentaria m¨¢s completo del pa¨ªs. Los resultados fueron semejantes, pero, no se expidi¨® informe oficial del centro, sino una nota.
Una peque?a producci¨®n de tomates
Los tomates t¨®xicos, seg¨²n Muro, fueron una partida de relativamente pocos kilos (menos de 3.000), probablemente cultivados por un solo hortelano en un solo huerto. El hortelano tratar¨ªa las tomateras con el se?alado producto fitosanitario. Recogi¨® la cosecha durante varias semanas y la llev¨® a subastar en varias ocasiones, seg¨²n es habitual.
Desde cada subasta se produjo la distribuci¨®n de los tomates a distintas provincias, siguiendo el sistema usual. La red de distribuci¨®n comercial de tomates se basa en una serie de puntos intermedios (lonjas, mercados, almacenes) entre los puntos de subasta y de venta. Los tomates que salen de cada subasta, cuando llegan a los puntos de venta, est¨¢n muy mezclados, de tal forma que, en una caja de pocos kilos, s¨®lo ir¨¢n unos cu¨¢ntos tomates de la misma partida. Un ama de casa que comprara un kilo de tales tomates, quiz¨¢ s¨®lo llevase en su bolsa uno de los tomates presuntamente t¨®xicos. El doctor Muro, seg¨²n se observa en la documentaci¨®n sobre esta parte de su trabajo, ha reconstruido este itinerario por el proceso inverso al que hipot¨¦ticamente se produjo la intoxicaci¨®n. Desde las casas de los afectados ha buscado el punto de venta donde fueron comprados los tomates consumidos en esa vivienda en las fechas en que los miembros de la familia cayeron enfermos. Desde tal punto de venta ha llegado a los almacenes y mercados intermedios, transportistas y subastadores, etc¨¦tera, hasta el supuesto punto de origen, si bien le falta este dato. En su documentaci¨®n constan la identidad, domicilio, comercio, matr¨ªculas, etc¨¦tera, de, la mayor¨ªa de las personas de esta ruta, que expertos del negocio le se?alaron como "imposible" de reconstruir.
El doctor Muro y su equipo de colaboradores no han llegado a realizar su encuesta en algunas provincias afectadas por insuficiencia de tiempo. No obstante, creen conocer la alh¨®ndiga de donde partieron los tomates. Falta saber el huerto. El doctor Muro est¨¢ seguro de que, a partir de ah¨ª, la reconstrucci¨®n directa -no inversa, como ha hecho ¨¦l- del itinerario comercial corresponder¨¢ con el se?alado en su trabajo y demostrar¨¢ su hip¨®tesis. Los tomates a los que se refire son de una variedad de buena calidad y adem¨¢s barata denominada luci, de semilla holandesa superada por otras, en los ¨²ltimos diez a?os, raz¨®n por la que su precio ha descendido., Se cultivaron a cielo raso (no en invernadero), se destinaron al comercio interior (no a la exportaci¨®n) y se vendieron para comer al natural (no han sido envasados comercialmente). Sobre esta ¨²ltima caracter¨ªstica, matiza dos puntos: unos pocos de estos tomates fueron embotellados como conserva por una familia, y, al parecer, otra m¨ªnima cantidad, menos de mil botes, por una empresa p¨²blica conservera.
Alrededor de la ensalada
Al margen de esta recons trucci¨®n epidemiol¨®gica, el doctor Muro basa su seguridad en el hecho de que tambi¨¦n considera correcta su explicaci¨®n del proceso de la enfermedad, alguno de cuyos s¨ªntomas -la alteraci¨®n del sue?o- ha explicado en este peri¨®dico. Parti¨® de que esta enfermedad ten¨ªa una transmisi¨®n por v¨ªa digestiva y que se trataba de "algo nuevo", tanto si era de orden microbiol¨®gico como de cualquier otro origen. En principio pens¨® que el agente deb¨ªa ser distinto a las bacterias, los virus y las riquetts¨ªas, dadas las diferencias que los s¨ªntomas aportaban con respecto a lo cient¨ªficamente sabido sobre ellos. En el caso de ser de origen biol¨®gico, ten¨ªa efect os imposibles de atribuir a los seres vivos pat¨® genos conocidos. En este sentido y "para trabajar sobre algo concre to" bautiz¨® al desconocido agente. Lo llam¨® laborella porque el descubrimiento de la enfermedad lo hizo el d¨ªa 2 de mayo, a la vista del parte, hospitalario del d¨ªa 1, fiesta del Trabajo. En dicho parte aparec¨ªan cuatro hermanos ingresados con neumon¨ªa. El doctor Muro pens¨® que resultaba dif¨ªcil que cuatro hermanos contrajeran al mismo tiempo una neumon¨ªa. Estim¨® que se tratar¨ªa de una enfermedad distinta, quiz¨¢ nueva, y que hab¨ªa que establecer la alerta. En efecto, en otros centros hospitalarios corroboraron ingresos, en d¨ªas anteriores, de otras personas con la misma calificaci¨®n m¨¦dica.
Llevado de este planteamiento, el doctor Muro declar¨® a la Prensa que "ten¨ªa cercado" el posible agente causal. En un pie de foto, Diario 16 sustituy¨® la palabra cercado, que inclu¨ªa en los textos de su informaci¨®n, por la palabra aislado, t¨¦rmino que tiene un valor espec¨ªfico y riguroso en el lenguaje cient¨ªfico. Esta jugarreta de los duendes de la imprenta sirvi¨® de base o pretexto para que se le definiera como un loco de atar cuando se opuso a la tesis oficial del origen v¨ªrico (el bichito) y de la transmisi¨®n por contagio oral.
Muro pens¨® que el agente causal tendr¨ªa que llegar al organismo humano a trav¨¦s de productos de consumo com¨²n, pero del que estuvieran excluidos, al menos, los ni?os muy peque?os, ya que no hab¨ªa afectados de esa edad. En este sentido supuso que podr¨ªa tratarse de la ensalada de verduras. Al margen del cuadro cl¨ªnico de la enfermedad, para el que dedicaba otros interrogantes, busc¨® epidemiol¨®gicamente los elementos comunes y diferenciadores: aquellos factores que explicaran por qu¨¦ ca¨ªan enfermos unos y otros no en la misma familia, en el mismo bloque de viviendas, en el mismo barrio, en la misma ciudad, en la misma provincia, en el mismo pa¨ªs. Un mismo y determinado producto tendr¨ªa que ser el portador del agente de la enfermedad.
Fue por entonces cuando crey¨® que aquel ente desconocido estuviera en las lechugas o en las cebolletas. Reconoce haber cometido el error de expresar p¨²blicamente su confianza en tal posibilidad, pues en muchos sectores se interpret¨® como una afirmaci¨®n de certeza. Su hip¨®tesis contemplaba tambi¨¦n la necesidad de que cualquier hecho an¨®malo del que se tuviera noticia en orden a cultivos y animales fuera objeto de especial atenci¨®n. Su l¨®gica entend¨ªa que si se trataba de una enfermedad nueva de transmisi¨®n digestiva probablemente algo podr¨ªa haber ocurrido tambi¨¦n en otros seres vivos. Se dedic¨® a investigar en esta direcci¨®n y detect¨® la muerte extra?a de perros en familias de afectados por la neumon¨ªa at¨ªpica. Tambi¨¦n le llegaron informes -actualmente investigados por la autoridad judicial- sobre la inhabitual ausencia de determinadas aves en un determinado pueblo. La cerrada tesis oficial de la neumon¨ªa at¨ªpica, el hermetismo oficial, aquellas informaciones junto a otros rumores, deformaciones de algunas declaraciones -como en el caso de las fresas- generaron todo tipo de temores que culminaron incluso con matanzas de perros y p¨¢jaros.
En la ¨²ltima decena de mayo, en los hospitales se segu¨ªa atendiendo con mascarilla a los enfermos, pero el doctor Muro, como otros muchos m¨¦dicos, ya se inclinaba a pensar que la enfermedad era una intoxicaci¨®n de origen alimentario en vez de una infecci¨®n. En este sentido estableci¨® un sistema de descarte de posibilidades. As¨ª, principalmente centrado en la ensalada de verduras m¨¢s com¨²n (lechuga, pimiento, cebolla, tomate, aceite, vinagre y sal) y en otros determinados alimentos, tambi¨¦n comunes y diferenciadores, investig¨® en primer lugar sobre lechugas y cebolletas, posteriormente sobre magdalenas, caf¨¦, variantes y berenjenas de Almagro; seguidamente sobre el aceite; despu¨¦s sobre el vinagre, pimientos y tomates. En la l¨ªnea abierta sobre los pimientos, en el verano de 1981, encontr¨® unos datos que lo llevaron a tomar definitivamente la investigaci¨®n sobre los tomates.
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