?Qui¨¦n va a llevar la chaqueta esta noche?
Hab¨ªa nacido la idea del presupuesto familiar para modas m¨¢s econ¨®mico del mundo. A partir de aquel d¨ªa decidier9n comprar, en la medida de lo posible, prendas que pudieran compartir los tres miembros de la familia. El ¨²nico factor problem¨¢tico fue la. distribuci¨®n semanal de la ropa. Sin embargo, despu¨¦s de unos,"yo llevo la chaqueta ma?ana, t¨² la llevar¨¢s hoy, y ella..., pues pasado ma?ana", se pusieron de acuerdo. Al ampliar la colecci¨®n se pudo asistir a un reparto de prendas muy inventivo, facilitado, es cierto, por la imagen de moda femenina actual.As¨ª que en el guardarropa de nuestra familia figuran hoy cazadoras y chaquetones para los tres, americanas para los tres -la madre se sube las mangas, esconde el forro con unos pu?os de punto fino y las lleva con cintur¨®n-, su¨¦ters, camisas, camisetas, ch¨¢ndals, chalecos. Todo para los tres. Comparten tambi¨¦n los accesorios, lo que no presenta muchas dificultades: sombreros, gorros, corbatas, bufandas, cinturones, gafas de sol y bolsas deportivas quedan impecables, independientemente de quien los lleva. O¨ª decir que hasta hace unos a?os el hijo y la madre intercambiaban los calcetines, pero hoy ¨¦l ya calza un 42 y ella todav¨ªa un 36...
?Qui¨¦n hubiera podido prever esta revoluci¨®n en la moda? Resulta c¨®mico pensar en Douglas Fairbanks y Mary Pickford intercambiando prendas.
Sin embargo, desde el siglo XIX, unas mujeres inventivas y anticonformistas como la escritora George Sand, Colette y la modista Coco Chanel Ya se hab¨ªan atrevido a vestirse de hombre sin perder su femineidad. En los a?os treinta, Marlene Di¨¦trich hizo famoso el esmoquin yel sombrero de copa, y, hace poco, Diane Keaton lanz¨® la moda de las prendas masculinas supersueltas y desahogadas, como las americanas y los pantalones oxford que llevaba en Annie Hall. Poco a poco, el intercambio de prendas, sobre todo del sexo masculino al sexo femenino se hizo aceptable, y ahora que la explosi¨®n de la ropa deportiva ofrece a las mujeres cada vez m¨¢s libertad a la hora de vestirse, se ha descubierto que el contraste de la femineidad con la agresividad de esas prendas produce un choque interesante y da resultados visualmente agradables y a menudo sexy. La mujer as¨ª vestida siempre suscita inter¨¦s y curiosidad.
Los grandes pioneros
Los a?os setenta nos han legado la moda deportiva. Desde entonces, nuestro concepto de lo que se lleva y de lo que no se lleva ha cambiado por completo, y hoy pedimos prendas c¨®modas, ponibles, f¨¢ciles de cuidar, econ¨®micas, con mucho estilo, atractivas y divertidas a la vez.
Los tejanos y las camisetas fueron los grandes pioneros de esta transformaci¨®n y los dos grandes niveladores de los sexos y de las clases sociales, al menos en el aspecto exterior. Les siguieron la moda militar de los surplus, la moda utilitaria al estilo panadero y carnicero -o sea, los pantalones y las chaquetillas de algod¨®n grueso utilizadas en estas profesiones-, los pantalones americanos al estilo carpintero o pintor, las cazadoras de cuero envejecido de pilotos, los parkas de esqu¨ª y de los exploradores y toda la gran moda sport actual, desde el jogging y las camisetas, tshirts, ch¨¢ndals y zapatillas, pasando por el ballet y los leotardos, maillots y calentadores, hasta el yudo y los pantalones cortos y amplios y las chaquetas quimonos.
Hanes, Fruit of the Loom, Carter, Reminiscence, Kiffe, ?a y luego Matricule, Compagnie des Montagnes et des For¨¦ts, Fiorucci, fueron algunos de los nombres m¨¢s conocidos de los a?os setenta que hicieron posible este cambio, y sus huellas siguen hoy con mucho ¨¦xito los nombres de Trip Difusion, Taverniti, Chevignon, Sniff, Closed, Goldie, Custer, etc¨¦tera.
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