Las Propuestas de Garaikoetxea

EL PRESIDENTE del Gobierno vasco dirigi¨® anteayer sendas propuestas al Partido Nacionalista Vasco (PNV), Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) y Herri Batasuna (HB) para hacer posible la celebraci¨®n de la mesa de la paz. Carlos Garaikoetxea insiste en las v¨ªas de di¨¢logo en busca de soluciones pol¨ªticas, se?ala la necesidad de conseguir "un clima previo de normalizaci¨®n" como paso para la constituci¨®n de la mesa negociadora y pide "el respeto a la libertad y la vida de los ciudadanos" como "condici¨®n esencial" para el desarrollo de tales conversaciones. Los tres puntos se orientan a conseguir "un clima de paz sin atentados", tal y como los socialistas hab¨ªan pedido hace unas semanas. La sugerencia de una "mediaci¨®n de Herri Batasuna" ante las bandas armadas para lograr el cese de los atentados terroristas posee el valor de obligar a la coalici¨®n nacionalista radical a enfrentarse con sus responsabilidades.Garaikoetxea advierte contra el peligro de que las emociones despertadas por la brutalidad de los ¨²ltimos atentados terroristas hagan recaer a las fuerzas democr¨¢ticas en el error de confiar en "soluciones estrictamente policiales" y olvidar sus pasados compromisos de estudiar f¨®rmulas pol¨ªticas complementarias. As¨ª, el lendakari no ha hecho m¨¢s que repetir, en momentos de crispaci¨®n que colorean sus palabras con el inconfundible tono del coraje moral y la valent¨ªa pol¨ªtica, algo que los pol¨ªticos espa?oles, tras un complicado camino de aprendizaje a lo largo de la transici¨®n, parec¨ªan haber incorporado de manera definitiva al registro com¨²n de las certezas. Porque, hace escasas semanas, los socialistas o la derecha moderada hubieran coincidido de buen grado con Garaikoetxea a la hora de rechazar "la autosugesti¨®n con que frecuentemente se ha querido pensar que todo estaba listo para una soluci¨®n policial" y para "recordar, una vez m¨¢s, aunque no nos guste, que tal v¨ªa no es suficiente en Euskadi, porque nos sumir¨ªa, una vez m¨¢s, en una larga e imprevisible cadena de sufrimientos".

Sin embargo, la consecuente postura del presidente vasco ha recibido incomprensiones y cr¨ªticas por doquier. El director general de la Guardia Civil estima que la mesa de la paz no es una soluci¨®n factible, y aduce dos argumentos de valor altamente desigual: que no ve buena voluntad por parte de Herri Batasuna y de ETA, lo cual es una raz¨®n de peso, y que "por parte nuestra tampoco est¨¢ el horno para bollos", explicaci¨®n tan misteriosa como indescifrable. Los comunistas vascos, que tienen una escas¨ªsima implantaci¨®n electoral en las tres provincias, coinciden en afirmar que esa negociaci¨®n carece de sentido. Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas, secretario general del PSE-PSOE, ha calificado de insuficientes las condiciones expuestas por Garaikoetxea, pese al enorme parecido que guardan esas propuestas Con las peticiones avanzadas por los socialistas hace escasas semanas. El ministro del Interior, con su caracter¨ªstica contundencia verbal, propone como original f¨®rmula para la pacificaci¨®n del Pa¨ªs Vasco la aplicaci¨®n de la ley vigente -"incluido el C¨®digo Penal", aclara para mayor confusi¨®n y la entrega por los terroristas de sus armas a la Guardia Civil. El vicepresidente del Gobierno, de forma tan cautelosa como imprecisa, propone "medidas de todo tipo" contra el terrorismo que no copien otros modelos -si bien tranquiliza saber que el ejemplo italiano de los arrepentidos resultar¨ªa preferible, a su juicio, a los procedimientos alemanes utilizados contra la organizaci¨®n Baader-Meinhoff - y que sean "medidas a la espa?ola". Como hemos indicado en otras ocasiones, hay, sin duda, serios motivos para contemplar con escepticismo y desconfianza la actitud de Herri Batasuna ante la mesa de la paz. Las posibilidades de que ETA deje de asesinar y permita a HB sentarse con el PNV y los socialistas para hablar de la paz en el Pa¨ªs Vasco son s¨®lo remotas. Remotas, pero no inexistentes. Son los terroristas, y no las fuerzas democr¨¢ticas, quienes deben correr con la responsabilidad hist¨®rica de romper esa d¨¦bil perspectiva de pacificaci¨®n, al igual que hicieron tras la promulgaci¨®n de la ley de amnist¨ªa y la aprobaci¨®n del Estatuto de Guernica. Las esperanzas despertadas en el Pa¨ªs Vasco por la iniciativa de Carlos Garaikoetxea, pese al car¨¢cter discutible de la oportunidad y planteamiento de su primitiva propuesta, son reales, aunque resulten m¨¢s dif¨ªciles de medir que la repulsa popular, expresada en la manifestaci¨®n del pasado lunes en Bilbao, contra ETA y sus cr¨ªmenes. Ambos fen¨®menos no son contradictorios, sino complementarios. Las ¨²nicas posibilidades de aut¨¦ntica paz en Euskadi pasan por la ruptura de la incomunicaci¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica de los 210.000 votantes de Herri Batasuna y por su cambio de actitud ante el terrorismo. Por esa raz¨®n, la propuesta de Carlos Garaikoetxea, pese a sus evidentes riesgos y dificultades, deber¨ªa ser meditada por los socialistas.