El nazi profesional
KLAUS BARBIE, criminal de guerra nazi en Francia, va a ser juzgado por delitos cometidos hace cuarenta a?os: la pena de muerte se ha suprimido en Francia y eso evitar¨¢ a la justicia y al Gobierno franceses la terrible obligaci¨®n de la guillotina. Hay una manera hist¨®rica de considerar el caso, que es la que se va a ver en el proceso; pero hay tambi¨¦n una manera actual. Barbie no fue s¨®lo el criminal de guerra que tortur¨® y asesin¨® con sus propias manos a quien hoy es un h¨¦roe nacional franc¨¦s -Jean Moulin: en su memoria se erigi¨® un estadio en Par¨ªs y hay muchas ciudades y pueblos que han dado su nombre a plazas y calles-, sino el especialista, el profesional que ha prestado sus servicios en Bolivia. Se le califica hoy de hombre de negocios: los millones ganados en Bolivia se deben a sus servicios polic¨ªacos a las dictaduras, su asesoramiento y su consejo a los represores fueron premiados con las prebendas que pod¨ªan dar Hugo B¨¢nzer o Garc¨ªa Meza, entre ellas el tr¨¢fico de coca¨ªna. Su delito es permanente. En todo caso, es una anomal¨ªa que se le juzgue por el delito hist¨®rico y no por el actual; pero Bolivia vive ahora una democracia prudente y amenazada que la obliga a ciertos compromisos con sus antiguos torturadores: el precio de no saldar las responsabilidades del pasado inmediato es algo que parece que hay que pagar para conseguir un futuro posible.No es un caso ¨²nico. Se calcula que unos 30.000 nazis huidos despu¨¦s de su cat¨¢strofe andan por el mundo y siguen trabajando como tales profesionales del nazismo. Algunos estaban en Am¨¦rica desde antes del final de la guerra. Muchos pa¨ªses americanos de r¨¦gimen parafascista eligieron la colaboraci¨®n con Alemania porque les parec¨ªa una manera de salir de la ¨®rbita de Estados Unidos; algunos pa¨ªses ¨¢rabes hicieron lo mismo como arma de lucha contra el colonialismo franco-brit¨¢nico. Desde antes de terminar la guerra se prepararon ya los fondos econ¨®micos, las redes de apoyo, las tramas, para recibir a los que llegar¨ªan despu¨¦s, y para preparar desde all¨ª un regreso. Es un dato sabido que hasta el ¨²ltimo momento la esperanza de los grandes nazis fue la de modificar el sentido de la guerra, de forma que los aliados de r¨¦gimen democr¨¢tico se volviesen contra la URS S y se vieran necesitados de ellos. Ese fue el sentido del viaje de Rudolf Hess al Reino Unido. La piedad hacia el viejo y solitario prisionero de Spandau olvida generalmente no s¨®lo la clave del viaje hist¨®rico, sino que redact¨® y firm¨® las leyes antijud¨ªas de 1935 y que organiz¨® y presidi¨® tribunales de la polic¨ªa popular que pronunciaban r¨¢pidas condenas a muerte.
Los nazis profesionales han prestado sus servicios de distintas maneras: hubo un tiempo en el que colaboraban contra Israel (se lleg¨® a decir que sabios nazis hab¨ªan fabricado armas especiales para Egipto, en los tiempos de Nasser), y suministraban oficiales mercenarios para los combates africanos. Ya est¨¢n viejos para eso. Pero no han dejado de colaborar con las dictaduras militares americanas. Cualquier diferencia que se haga entre ese tipo de dictaduras y el nazismo ser¨¢ puramente acad¨¦mica, circunstancial, localista o pintoresca. El fondo es el mismo. Hombres como el doctor Mengele, Kutschmann o Rauff -ahora respectivamente en Paraguay, Argentina y Chile- contribuyen o han contribuido a formar esos reg¨ªmenes sobre la represi¨®n, la t¨¦cnica de la tortura, la desaparici¨®n y el asesinato.
A veces constituyen colonias completas: la de los - alemanes en Bolivia corri¨® a pagar los 10.000 d¨®lares por cuya estafa le acusaban las autoridades bolivianas (una argucia para no llevar el caso al terreno pol¨ªtico), sabiendo perfectamente qui¨¦n era el que all¨ª se hac¨ªa llamar Altmann, cu¨¢l era su verdadero nombre y sus actividades; era esa biograf¨ªa y esa capacidad la que le dio su prestigio con los militares bolivianos y con los alemanes en el exilio.
Todo esto no quiere decir que el nazismo sea un vicio alem¨¢n. Todo lo contrario. Fueron la historia y la ocasi¨®n las que dieron a esa forma desgarrada y cruel de ejercer la pol¨ªtica su nombre, y sus teor¨ªas las que justificaron la profesionalizaci¨®n de los verdugos. La existencia de reg¨ªmenes similares en varios lugares del mundo no se puede explicar m¨¢s que con ingenuidad y con ¨¢nimo de desplazar el verdadero fondo de la cuesti¨®n a que cada uno tenga sus expertos alemanes dentro. Es al o mucho m¨¢s grave, m¨¢s profundo, m¨¢s directo; lo que inquieta no es tanto la terrible historia de Barbie en Lyon, en los a?os cuarenta, sino la existencia de reg¨ªmenes parecidos y la profesionalizaci¨®n del nazismo.
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