El alcalde invita a los vecinos a "divertir la voluntad" en el carnaval, durante el que "cualquier travesura es propia"
El alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galv¨¢n, difundi¨® ayer un bando en el que invita a los madrile?os a disfrutar el carnaval y los festejos que el Ayuntamiento ofrece con generosidad, aunque sin derroche". Las fiestas comienzan hoy, viernes, con el preg¨®n que pronuncia Antonio Mingote y concluir¨¢n el mi¨¦rcoles d¨ªa 16. Durante estos seis d¨ªas se celebrar¨¢n bailes, verbenas, concursos de disfraces y de letrillas sat¨ªricas, recitales de zarzuela y diversas representaciones a caballo entre la escenificaci¨®n teatral y el pretexto para que el p¨²blico deje de serio y se decida a participar.
El texto del bando dado a conocer ayer por Enrique Tierno es el siguiente."Madrile?os:
Aun contradiciendo al fil¨®sofo, en el segundo libro de las Eticas, hay que perder la vieja idea de que sea la mujer var¨®n menguado. Puede ser contradicha sin ambages ni rebozo esta opini¨®n con la larga experiencia que ense?a que vale la mujer tanto como el hombre vale en cuanto ata?e a las facultades de la inteligencia. Es tambi¨¦n capac¨ªsima en los ejercicios que requieren esfuerzo y destreza f¨ªsica, a lo que hay que a?adir vivaz imaginativa y natural aversi¨®n a la melancol¨ªa, que h¨¢cela alegre y siempre dispuesta a cuanto requiere festivo humor.
Por cuya raz¨®n el alcalde cree que es un extremo conveniente dejar en desuso y sin fuerza alguna los antiguos preceptos que juzgaban contrario al feminil recato que fuesen las mujeres con el rostro cubierto y el cuerpo aderezado con el disimulo de extra?as y a veces visibles ropas, pues son tales las vecinas de Madrid, en cuanto a despiertas y avisadas, que mucho tiene que temer y, si el caso llega, padecer el var¨®n que, ayudado por la maliciosa ignorancia, crea que con ocasi¨®n del disfraz halas de torcer la voluntad contrariando su firmeza y casto trato.
Pueden, pues, los madrile?os, hombres y mujeres de cualesquiera edad, divertir la voluntad seg¨²n su natural inclinaci¨®n durante los ya cercanos carnavales, gozando de cuantos regocijos el concejo desta coronada villa, con generosidad aunque sin derroche, ofrece.
Habr¨¢ adem¨¢s aquellas novedades que el ingenio de cada cual provea, pues son de antiguo los vecinos de esta corte gente pr¨®diga en curiosos solaces e imprevistas invenciones en tiempos de Carnestolendas, en los que cualquier travesura es propia, como fingir fantasmas, pasear estafermos, menear tarascas, mover m¨¢quinas de cuantioso ruido y aparato, adem¨¢s de deformarse el bulto del cuerpo y rostro con fingidas jorobas, narices postizas, manos de mentira, grandes dientes falsos y otras ocurrencias de mucha risa y com¨²n contentamiento, que se acompa?an de cantos, bailes, retozos y singulares cortejos en que se hermanan el arte m¨¢s fino con el mejor donaire y m¨¢s sutil y popular ingenio.
"Roces, tientos, tocamientos y sobos..."
Pero advierte tambi¨¦n, con amargura, el alcalde de esta antigua y noble villa que con harta frecuencia acaece que en los festejos p¨²blicos que con ocasi¨®n del Carnaval se ofrecen no faltan quienes, con m¨¢s osad¨ªa que verg¨¹enza, se dan a roces, tientos, tocamientos y sobos, a los que suelen ayudar con visajes, muecas, meneos y aspavientos que van m¨¢s all¨¢ de lo que es l¨ªcito y tolerable, particularmente cuando, con el desenfado propio del mucho atrevimiento, hacen burla de merit¨ªsimos hombres p¨²blicos, contrahaciendo su imagen, a la que maltratan con vegijas y otros risibles instrumentos, con da?o grave para el respeto y decoro de quienes ostentan p¨²blicas dignidades. Encarecemos, por consiguiente, que se empleen estas y otras ma?as y habilidades en m¨¢s prudentes quehaceres y honestos gozos que no da?en el cr¨¦dito y reputaci¨®n de consejeros, regidores, alguaciles, privados ministros y otros cualesquiera de semejante lustre y pujos.No es raro, por ¨²ltimo, que en estas fiestas de Carnaval, no ya el pueblo llano, por lo com¨²n sufrido, sino currutacos, boquirrubios, lindos y pisaverdes, unidos a destrozonas, jayanes, bravos de german¨ªa, propicios a la pelea y al destrozo, rompan, sin raz¨®n bastante que a juicio de esta Alcald¨ªa lo justifique, enseres de, uso p¨²blico que el Concejo cuida, como respaldares de bancos, papeleras, esportillas y cubos de la basura, ayud¨¢ndose de los m¨¢s ins¨®litos instrumentos, cuya finalidad propia no es, m¨ªrese como se mire, la de quebrar y destrozar.
De la buena crianza del pueblo de Madrid se espera que, sin dejar el esparcimiento adulto y el juvenil retozo, contribuya a cortar abusos tan censurables, obra de muy pocos, que desdora a muchos.
T¨¦ngase, pues, antes de que la Cuaresma llegue, d¨ªas de fiesta, algazara y abierta diversi¨®n, sin excesos, seg¨²n conviene a pueblo tan alegre, discreto y a la vez bullicioso como el de Madrid, de manera que su comportamiento no venga a dar la raz¨®n a quienes en tristes tiempos pasados suprimieron estas antiguas e inocentes fiestas".
Preg¨®n de Mingote
El preg¨®n que pronunciar¨¢ hoy el humorista Antonio Mingote est¨¢ dirigido a "madrile?os y forasteros, m¨¢scaras a pie y senores de gris", y pide "que el se?or importante se vista de fantoche y la se?ora formal de destrozona". Mingote anima a disfrazarse pero sin creer ser lo que se parece, a diferencia de lo que le sucedi¨® al primero que se disfraz¨® de Napole¨®n, "que se crey¨® Napole¨®n, le hicieron emperador y sembr¨® Europa de muertos; si aquel fulano hubiera entendido que iba s¨®lo disfrazado se habr¨ªan ahorrado muchas desgracias y nosotros el dos de mayo". El humorista termina advirtiendo: "No olvidemos que cuando nos quitamos el disfraz de carnaval simplemente lo cambiamos por otro".
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