La visita de Cheysson a Mosc¨², contacto franco-sovi¨¦tico desde la victoria de Mitterrand
Por primera vez desde que los socialistas gobiernan en Francia, tras sus victorias presidencial y legislativa en mayo de 1981, se establece un di¨¢logo diplom¨¢tico entre franceses y sovi¨¦ticos, con la visita oficial que ayer inici¨® en Mosc¨² el ministro galo de Relaciones Exteriores, Claude Cheysson. Las autoridades francesas no esperan que esteprimer encuentro entre Cheysson y su hom¨®logo, Andrei Gromiko, allane los obst¨¢culos que impiden unas relaciones diplom¨¢ticas normales entre ambos pa¨ªses, pero consideran llegado el momento de reanudar el di¨¢logo con vistas a las negociaciones Este-Oeste. El equilibrio de fuerzas en Europa y el despliegue de los euromisiles dominar¨¢n las conversaciones.
Desde que el general Charles de Gaulle fund¨® la V Rep¨²blica, en 1958, nunca un presidente franc¨¦s se hab¨ªa definido tan claramente en el seno de la Alianza Atl¨¢ntica. Nunca hab¨ªa apoyado tan abiertamente las opciones estrat¨¦gicas de Estados Unidos y. nadie, como el presidente socialista de la Rep¨²blica francesa, Fran?ois Mitterrand, dijo, en t¨¦rminos meridianos e inequ¨ªvocos al llegar al poder: "Este es mi campo". Es decir, el occidental Consecuencia: el di¨¢logo pol¨ªtico Par¨ªs-Mosc¨² se congel¨®.Esta posici¨®n de Mitterrand se funda en tres coordenadas de la acci¨®n diplom¨¢tica-estrat¨¦gica de la URSS durante los ¨²ltimos a?os: la invasi¨®n de Afganist¨¢n, la situaci¨®n polaca y el desequilibrio de fuerzas en Europa, como consecuencia del despliegue de misiles nucleares t¨¢cticos SS-20 contra la regi¨®n occidental del continente. Mitterrand siempre ha advertido que la normalizaci¨®n de relaciones Par¨ªs-Mosc¨² pasaba por alg¨²n tipo de iniciativa sovi¨¦tica tendente a favorecer la soluci¨®n de estos problemas.
Ni la situaci¨®n de Afganist¨¢n, ni la de Polonia, ni el tema de los SS-20 y el teatro europeo, han evolucionado. M¨¢s bien lo contrario, ya que las opiniones occidentales parecen admitir como normalizadas las nuevas realidades afgana y polaca. Y el problema del equilibrio de fuerzas, en todo caso, lo controlan los sovi¨¦ticos y americanos en las actuales conversaciones de Ginebra.
Por otra parte, seg¨²n repet¨ªan con insistencia, ayer, los portavoces de la diplomacia francesa, no hay que esperar grandes resultados de las conversaciones Gromiko-Cheysson". Esto querr¨ªa decir que, de antemano, Par¨ªs no se hace ilusi¨®n alguna ante la intransigencia sovi¨¦tica.
No obstante, Mitterrand ha decidido reanudar el di¨¢logo con los sovi¨¦ticos a nivel diplom¨¢tico oficial. A este deseo franc¨¦s de entablar un contacto pol¨ªtico m¨ªnimo con la URSS puede encontr¨¢rsele dos razones, una consecuencia de la otra. En primer lugar, no se excluye un arreglo, o una componenda, sovi¨¦tico-americana en las conversaciones de Ginebra sobre los euromisiles. Si a esto se a?ade el interrogante futuro de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), los franceses atisban un nuevo horizonte Este-Oeste, del que no quieren estar ausentes. Y, para ello, un di¨¢logo m¨ªnimo es imprescindible. En segundo lugar, Francia quiere analizar directamente todos estos problemas europeos estrat¨¦gicos a trav¨¦s de las orientaciones o matices aportados por el r¨¦gimen de Yuri Andropov.
Las cuestiones econ¨®micas bilaterales tambi¨¦n figuran en las agendas de los ministros de Relaciones Exteriores de ambos pa¨ªses. Desde hace un par de a?os, las relaciones comerciales franco-sovi¨¦ticas ofrecen un d¨¦ficit creciente contra Par¨ªs.
El a?o pasado, los n¨²meros rojos alcanzaron cerca de 10.000 mifiones de francos. Este d¨¦ficit es esencialmente estructural, es decir que Francia compra, cada d¨ªa m¨¢s, productos energ¨¦ticos (el 83% de las importaciones francesas).
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