Reformar la reforma
El litoralismo al asalto de la Villa y Corte ya ha propuesto una nueva opci¨®n reformista. O sea, que quieren reformar la reforma. Hay portavoces minoritarios de las minor¨ªas que se convierten en seguida en portavoces de s¨ª mismos y su pol¨ªtica, que nadie ve clara, ni Herrero de Mi?¨®n, ni Fraga, ni, por supuesto, la izquierda reinante o la izquierda recurrente. Los reformadores del reformismo viven en un sable como en un club. Hay sables sangrientos que son el club de los bacilos y bichos que lleva la sangre.Para abrirse el agujero que les falta, principian por afirmar que entre el conservatismo y el socialismo existe una p¨¢gina en blanco, que es donde ellos quieren escribir su p¨¢gina hist¨®rica, vaya usted a saber en qu¨¦ dialecto (Unarnuno demuestra que "dialecto" no es peyorativo respecto de idioma). "Un siglo de siglas" -UCD, AP, PDP- escuchaba con escepticismo y sorpresa al demagogo de la antidemagogia, quien, llevado de su acreditada prosa, hizo esta met¨¢fora como ferroviaria, muy en la l¨ªnea de Balmes:
-El viaje de retorno del electorado no se producir¨¢ sin estaci¨®n intermedia.
Quiere decir, en cristiano de la Conferencia Episcobispal, que cuando la gente se arrepienta de haber votado a Felipe Gonz¨¢lez (estos reformistas del reformismo no hacen m¨¢s que pol¨ªtica / ficci¨®n), antes de retornar a Fraga har¨¢n un alto en apeadero intermedio: Las Rozas, Las Matas, Pinto, Valdemoro, para el bocata tortilla y que los currantes de la Renfe (lo cual que ahora andan de huelga), le den unos golpecitos a las ruedas, esos golpecitos met¨¢licos que suenan a esquina monjil en la par¨¢lisis de los campos.
Habl¨®, el tronco, de "la caracter¨ªstica habilidad dial¨¦ctica de la oposici¨®n", sin conciretar a qu¨¦ oposici¨®n se refer¨ªa, ya que la oposici¨®n, en cualquier democracia con fundamento, cada vez es de un padre y de una madre, seg¨²n salgan las bolas o papeletas. El reformismo de la reforma quiere ser "estabilizador", con lo que a los reformistas del Gobierno -cien a?os de honradez- les est¨¢ llamando de sestabilizadores y no s¨¦ si cuatreros. Parece que desean crear una mayor¨ªa de Gobierno a partir de un sable, siquiera sea gastron¨®mico, pero D¨ªez-Alegr¨ªa, mi general, me ha pedido anoche, en los premios Mayte (se lo dieron a Fern¨¢n-G¨®mez, utilizando a Mar¨ªa Asquerino como virgen sacrificial de la tribu), mi ¨²ltimo libro; o sea, que cuidado con los sables, que tienen su ¨¦tica y su est¨¦tica a partir de Vel¨¢zquez y el cuadro de las lanzas, y no son alquilones del primero que venga, faltar¨ªa m¨¢s, yes. Termina el reformista del reformismo, muy sensatamente:
-Ser¨ªa una petulancia por mi parte definir ya los Estatutos de esta oposici¨®n que propongo.
Puesto a petulanciarse, debiera haberlo hecho. De traidores, inconfesos y m¨¢rtires meramente teatrales, no reales, est¨¢ lleno el mundo y don Jos¨¦ Zorrilla. M¨¢s que estabilizar el Estado, este zorrillesco traducido pretende "modernizarlo". Y ya sabemos (me lo dijo una vez Anabel¨¦n, la amo la amo) que cuando la derecha / derecha se pone moderna, todo consiste en que las jais saquen un poco de muslo -a ella ya se lo han sacado, de archivo- y los pol¨ªticos ense?en un poco de computadora. Lo cual que lo que se ha ofrecido estos d¨ªas en Madrid es una alianza para una alternativa conservatista. ?Y don Manuel Fraga, que ya tiene ch¨®fer?
Contra ¨¦l va el invento, claro, que el Gobierno no se lo van a cargar con un sable de souffl¨¦. Los reformadores de la reforma no quieren sino comprar en d¨ªa feriado y a bajo precio el pescado de bajura que escapa de las piscifactor¨ªas / uced¨¦. Este reformismo / oportunismo -Fraga lo tiene claro- quiere pescar a lavez en el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico. Pero en su cena dieron la pescadilla congelada.
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