Los partidos pol¨ªticos y las asociaciones de vecinos
El PCE de Madrid anunci¨® recientemente su intenci¨®n de volver a dedicar atenci¨®n a las asociaciones de vecinos, tras actuar ante ellas como apagafuegos de sus reivindicaciones durante la etapa en que el partido tuvo responsabilidades municipales. Esta actitud es criticada por el autor del art¨ªculo, quien la relaciona con la proximidad de las elecciones locales.
Alfonso Mart¨ªn es miembro de la Coordinadora Ciudadana de Hortaleza y de la Federaci¨®n Provincial de AA VV de Madrid
Brahms: Doble concierto en la menor, op. 102, Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta, op. 53, Canto del destino, op. 54 y Canto del trounfo, op. 55 V¨ªctor Mart¨ªn (viol¨ªn), Rafael Ramos (violonchelo), Anne Sof¨ªe von Otter (contralto). Orfe¨®n Donostiarra. Orquesta Nacional de Espa?a Director: Jes¨²s L¨®pez Cobos. Teatro Real, 18, 19 y 20 defebrero.
Las primeras asociaciones de vecinos (AA VV) nacieron hace veinte a?os y proliferaron a partir de 1970. Su aparici¨®n corresponde a unas necesidades hondamente sentidas por la poblaci¨®n, particularmente en las grandes ciudades: la urgencia de solucionar graves carencias locales -chabolismo, escuelas, alcantarillado, etc¨¦tera- y el deseo de organizar la convivencia cotidiana en el barrio, intentando romper el agustioso aislamiento del individuo y, facilitando la satisfacci¨®n de esa necesidad humana cual es la participaci¨®n en los asun tos de la sociedad en la que vive, en un marco adaptado a las posibilidades de cada cual.Estas actividades han chocado siempre con los poderes constituidos; frontalmente, durante el r¨¦gimen franquista, y m¨¢s tangencialmente con los poderes establecidos a partir de 1975. A estas dificultades ha habido que sumarles espor¨¢dicamente los variados intentos de manipulaci¨®n -con mayor o menor ¨¦xito- por otras fuerzas o personas.
Con la implantaci¨®n de la democracia, y fundamentalmente tras el triunfo de la izquierda en las elecciones municipales de 1979, mucha gente certific¨® la defunci¨®n del movimiento vecinal, en raz¨®n de que sus objetivos iban a ser total y perfectamente cubiertos por las nuevas instituciones oficiales. En ese sentido se nos facilit¨® el suicidio, y ante nuestra falta de colaboraci¨®n, algunos quisieron ayudarnos a morir, dulcemente, por supuesto.
Pero resulta que no sucedi¨®, que seguimos vivos, y ello por la sencilla raz¨®n de que las necesidades que dieron lugar a nuestra aparicion siguen bien vivas tambi¨¦n graves carencias locales siguen en pie, y el ciudadano contin¨²a sin tener cauces de participaci¨®n real en la cosa p¨²blica, excepci¨®n hecha obviamente del important¨ªsimo dep¨®sito. cuatrienal del voto.
Y conviene subrayar,que un pa¨ªs y un r¨¦gimen democr¨¢tico como el nuestro no se puede, ni se debe, intentar gobernar y detender desde los pasillos de un partido, ni de un palacio, ni de un Parlamento. Que la calle no se puede dejar vac¨ªa, erripujando a los ciudadanos a sentarse ante la tele, porque lo que puede pasar es que volvamos a ver -cada uno delante de su tele- alg¨²n bigotudo pistola en ristre.
Cambio de actitud
Estas cosas no parec¨ªan entenderlas bien los nuevos responsables locales y estatales, que nos hac¨ªan comprender que habr¨ªa que confiar en ellos y dejarnos de incordiar.
Pero de pronto las cosas cambian, quiz¨¢ -y es la ¨®ptica positiva- por la abrumadora decantaci¨®n socialista del 28 de octubre, o quiz¨¢ -en visi¨®n menos positiva- por la proximidad de las elecciones municipales. Y as¨ª, el presidente Gonz¨¢lez recibe a las federaciones locales de AA VV el d¨ªa 26 de enero -en un acto aut¨¦nticamente hist¨®rico para el movimiento vecinal-; poco despu¨¦s, el d¨ªa 29, acuden a inaugurar el XIV Encuentro Estatal de AA VV prominentes figuras del socialismo espa?ol, que previamente hab¨ªan contribuido con sustanciosas ayudas materiales a la celebraci¨®n, mientras que el PCE s¨®lo env¨ªa un dirigente poco conocido. Visto lo cual, dos cualificados representantes del PPE anuncian en EL PAIS del 4 de febrero que su partido ha redescubierto la utilidad de las asociaciones de vecinos y van a potenciarlas envi¨¢ndonos una nube de militantes a trabajar con nosotros.
Y todas estas demostraciones del cari?o en tan s¨®lo una semana, despu¨¦s de a?os de olvido, cuando no de animosidad, pueden sernos indigestas. Y todo ellocasualmente ahora, ante las pr¨®ximas elecciones. municipales, cuando se acaba de crear un comit¨¦ organizador de las federaciones locales de las AA VV de todo el pa¨ªs y a quince d¨ªas de las elecciones para la renovaci¨®n de la junta directiva de la federaci¨®n madrile?a.
Se lo decimos a unos y a otros, con todo el afecto y el respeto con que, desde el movimiento vecinal, vemos a los partidos de izquierda: que no empecemos de nuevo a dejar jugar a los estrategas de v¨ªa estrecha que terminan h¨¢ci¨¦ndo de perro del hortelano. Y de des¨®ncantos ya estamos servidos.
Dicho esto, conviene que sepan que las gentes continuaremos en la brega, porque el problema no est¨¢ en unas perecederas elecciones a lo que sea, sino en aprender a resolver nuestros problemas cotidian¨¦s, en fortalecer la convivencia y fraternidad entre semejantes y que vayamos tomando poco a poco nuestro destino entre nuestras manos; es decir, en consolidar y extender la democracia.
Y eso hay que hacerlo todos los d¨ªas y en la calle. Corno lo hacemos en las asociaciones de vecinos.
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