De la espiritualidad de Peris Lacasa al virtuosismo de Rubenheimer
Varios puntos de inter¨¦s ofrec¨ªa el ¨²ltimo programa de la Sinf¨®nica de Radiotelevisi¨®n, encomendado al maestro portugu¨¦s Silva Pereira. Actu¨®, por vez primera en Madrid, el flamante premio internacional de piano, Paloma O'Shea, 1982, Marc Rubenheimer.Su versi¨®n del tercer concierto de Serge Prokofiev fue absolutamente extraordinaria, por la infalible seguridad, la claridad de juego, la vitalidad estil¨ªstica y la continuidad mot¨®rica, todo ello puesto al servicio de ideas de gran nobleza musical. A¨²n luchando con un. piano un tanto sordo, Rubenheimer demostr¨® su categor¨ªa fuera de serie. Su nombre, en unos meses transcurridos desde la celebraci¨®n del concurso que lo ha consagrado, cuenta entre los estelares de su generaci¨®n.
Una nueva estrella del piano
Orquesta Sinfi¨®nica de RTVE. Director: Silva Pereira. Pianista: M. Rubenheimer. Bar¨ªtono: A. Blancas. Obras de Turina, Prokofiev, Peris. Braga Santos y Ravel.Teatro Real, 19 y 20 defebrero.
Una correcta, voluntariosa y, acaso, excesivamente sonora colaboraci¨®n de Silva Pereira y la orquesta, mereci¨® aplausos junto a los muy largos y entusiastas dirigidos al solista.
Marc Raubenheimer es disc¨ªpulo de Guida y La Leavine. Este sudafricano, aporta a cuanto aprendi¨® una sensibilidad musical fuera de lo com¨²n. Es un pianista nato que ha acumulado muchas horas de estudio y considera una suerte extraordinaria el haber conseguido el ¨²ltimo premio Paloma O'Shea.
Obras infrecuentes
Dos obras infrecuentes, portuguesa una y espa?ola otra, reclamaron la atenci¨®n del p¨²blico, que las recibi¨® del modo m¨¢s positivo: los tres esbozos de Joly Braga Santos, breves, condensados, orquestados con sabia espectacularidad, confirman la val¨ªa y el pensamiento ecl¨¦ctico del maestro lusitano, doblemente conocido entre nosotros como compo,sitor y como cr¨ªtico enviado especial a las manifestaciones m¨¢s destacadas de la m¨²sica espa?ola.
En cuanto al Concierto espiritual, para bar¨ªtono y orquesta, sobre fragmentos de El Cristo de Vel¨¢zquez, de Miguel de Unamuno, ya escuchado en Madrid, es una muestra de la orientaci¨®n t¨¦cnico-est¨¦tica -y tambi¨¦n cultural- de Jos¨¦ Peris. El grave poema unamuniano suena en la voz del solista (excelente de todo punto, Antonio Blancas), rodeado de una ambientaci¨®n dram¨¢tico-sinf¨®nica de gran fuerza. M¨¢s que subrayar las palabras po¨¦ticas, la orquesta asume y subjetiviza su significado y su sentimiento.
Incluso podr¨ªa decirse que estamos ante una m¨²sica imaginera que entiende la espiritualidad religiosa del rector de Salamanca con desgarro expresivo, precisi¨®n human¨ªstica de formas, austeridad expresiva y medida coloraci¨®n.
Fidelidad en las versiones
Tanto la obra de Peris, como la de Braga Santos, tuvieron versiones, de gran relieve e indudable fidelidad, con lo que Silva Pereira -que complet¨® su actuaci¨®n con las Danzas fant¨¢sticas, de Turina, y la Rapsodia espa?ola, de Ravel- logr¨® una jornada de positivo inter¨¦s, aunque los pentagramas ravelianos tuvieran m¨¢s de realismo que de distanciada estilizaci¨®n.
La interpretaci¨®n de las danzas turinianas, tan cargadas de sentido popular como de evocaci¨®n andalucista -a¨²n cuan-, do cada una de ellas se apoye en un aire espa?ol de diversa procedencia, como el zortziko, la jota o las sevillanas-, se enfoc¨® por v¨ªas de una plasticidad y una inmediatez que las distingue de obras de Alb¨¦niz o Falla an¨¢logas en su punto de partida. Turina, aqu¨ª, hace presente no ya su Andaluc¨ªa, sino su Sevilla natal, en tanto otras veces, la recuerda en la distancia; basta pensar en la Andaluza sentimental o en el Jueves Santo a medianoche, para entender la diferencia.
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