La participaci¨®n de los salarios en la renta descendi¨® en 1982
La participaci¨®n de los asalariados en la tarta de la renta nacional sufri¨® el a?o pasado uno de los mayores recortes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, seg¨²n el avance de la Contabilidad Nacional que acaba de comunicar el Instituto Nacional de Estad¨ªstica al Gobierno. Los datos oficiales Indican que el consiguiente avance de los excedentes empresariales no se ha destinado a inversi¨®n. En efecto, el descenso registrado por la formaci¨®n de capital desde la crisis de 1974 se interrumpi¨® levemente en 1980 y 1981, pero durante el ¨²ltimo ejercicio ha vuelto a caer y el Gobierno espera que no se recupere en 1983.
El avance de la Contabilidad Nacional del pasado a?o indica que la remuneraci¨®n de los asalariados creci¨® un 12,4%, porcentaje similar al de los dos a?os anteriores y que ha situado el volumen de salarios netos de impuestos en 10,34 billones de pesetas, como puede observarse en el cuadro adjunto. Por el contrario, los excedentes brutos de explotaci¨®n, que se hab¨ªan igualado en crecimiento a la remuneraci¨®n del trabajo durante 1981, despu¨¦s de una breve mejora, han vuelto a recuperar posicio nes, con un crecimiento del 18,2%, superior en casi seis puntos al de los salarios.
Los excedentes empresariales
As¨ª pues, del aumento de 2,36 billones de pesetas en la renta nacional bruta -sin contar impuestos ni subvenciones-, los excedentes empresariales se han llevado algo m¨¢s de la mitad, exactamente 1,27 billones de pesetas, a pesar de que su participaci¨®n en la tarta de la renta nacional es l¨®gicamente menor, como ocurre en la generalidad de los pa¨ªses industrializados occidentales. Los impuestos ligados a la producci¨®n, que suelen ser pagados en mayor medida por los asalariados como consumidores, han moderado su crecimiento hasta el 10,6%, una vez descontadas las subvenciones.
La baja en el porcentaje de participaci¨®n de los trabajadores asalariados sobre la renta nacional, consecuencia natural del sacrificio salarial realizado (en el ejercicio en cuesti¨®n estuvo en vigor el Acuerdo Nacional sobre Empleo) y de la p¨¦rdida de empleo, ha sido de 1,2 puntos, mayor incluso al propio crecimiento de la tarta a repartir (1,1%).
Esto acent¨²an una vez m¨¢s los efectos de la p¨¦rdida real del Producto Interior Bruto por habitante, que despu¨¦s de fuertes crecimientos en a?os anteriores a 1975 a llegado a caer durante algunos ejercicios.
La mejora de los excedentes empresariales parece haber sido la causa de que en el pasado ejercicio el ahorro nacional bruto haya crecido el 12,6%, tasa superior a la obtenida en los tres ¨²ltimos a?os (5,8% en 1980 y 9,6% en 1981) y que podr¨ªa explicar el desinter¨¦s por la inversi¨®n, en favor del ahorro y sus crecientes remuneraciones. Sin embargo, los datos disponibles imposibilitan confirmar esta impresi¨®n.
Ahorro insuficiente
Pese a ello, el ahorro ha resultado insuficiente para financiar las inversiones, lo que se ha traducido en un crecimiento de 474.000 millones de pesetas en las necesidades de financiaci¨®n externa, equivalente a 4.300 millones de d¨®lares (en 1980 fue de 363.500 millones y en 1981 de 427.700 millones).El ahorro nacional bruto se ha situado en 3,48 billones de pesetas, frente a una formaci¨®n bruta de capital valorada en 3,96 billones de pesetas.
Las Administraciones p¨²blicas
Estos 3,96 billones de inversi¨®n suponen un descenso real del 0,9%, descontando el efecto de los precios, sobre la formaci¨®n de capital fijo en 1981, a?o en que se produjo la inflexi¨®n en el descenso inciado tras la primera crisis del petr¨®leo en 1974. En efecto, la inversi¨®n creci¨® el 0,3% en 1980 y el 1% en 1981, aunque ello obedeci¨® al empuje de las administraciones p¨²blicas, cuya formaci¨®n real de capital fijo se increment¨® respectivamente el 4% y el 24%.Sin ella, la inversi¨®n privada exper¨ªment¨® un crecimiento cero en 1980 y un nuevo descenso en 1981, que los estudios manejados por el actual Gobierno, y m¨¢s concretamente por el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, han cifrado en el 2%.
En dichos estudios, que deber¨¢n ahora ser corregidos al conocer el avance oficial del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, el Gobierno detectaba para 1982 un descenso del 0,5% en la inversi¨®n, como consecuencia del aumento del 10,3% en la p¨²blica y del nuevo descenso del 1,9% en la privada.
Para el presente a?o, con un crecimiento real previsible del 10% en la inversi¨®n p¨²blica, el actual gabinete espera que la formaci¨®n de capital fijo se mueva entre una ca¨ªda del 1,8% y un aumento del 1,2%.
Datos cuestionados
Los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica sobre el reparto de la renta son los ¨²nicos disponibles anualmente en Espa?a, pero desde hace varios a?os est¨¢n siendo cuestionados por economistas de las m¨¢s diferentes escuelas acad¨¦micas.As¨ª por ejemplo, el Instituto de Estudios Econ¨®micos (IEE), una entidad de estudios promovida y financiada por empresarios de los principales sectores espa?oles, y que tuvo su origen en la CEOE, la c¨²pula patronal, public¨® el pasado a?o un trabajo sobre la distribuci¨®n funcional de la renta.
Siguiendo las aportaciones de Kaldor y Pasinetti, que introducen en sus estudios la participaci¨®n de los trabajadores en el ahorro y, por tanto, en la inversi¨®n, dicho trabajo mantiene que se adapta mejor a la realidad socio-econ¨®mica el concepto de renta de las econom¨ªas dom¨¦sticas.
Por ello, y a partir de una hornogeneizaci¨®n de datos, los autores del libro indican que la participaci¨®n salarial en la renta (cerca del 60% en los pa¨ªses m¨¢s ricos) ha crecido durante la d¨¦cada de los a?os setenta en las principales naciones europeas, pero en mayor medida en nuestro pa¨ªs. A?aden que en la Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia, Inglaterra e Italia tal participaci¨®n aument¨® a mayor velocidad antes de1973 que despu¨¦s, mientras que en Espa?a la evoluci¨®n al alza se aceler¨® en la fase de recesi¨®n iniciada en el oto?o del a?o citado.
Las rentas no salariales
Tambi¨¦n afirman los autores del estudio que en Espa?a las rentas no salariales han tendido a dismi nuir su importancia en las rentas de las econom¨ªas dom¨¦sticas. Pero la disminuci¨®n no ha sido homog¨¦nea, pues el excedente empresarial ha decrecido de forma acentuada, al tiempo que las rentas de la propiedad (intereses, dividendos) han tenido un comportamiento m¨¢s sostenido.
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