Fuertes pateos en el Festival de Berl¨ªn para un filme alem¨¢n interpretado por Angela Molina
Quiz¨¢ por estar precedida de gran expectaci¨®n, Una vida rigurosa, del alem¨¢n Vadim Glowna, interpretada, entre otros, por la espa?ola Angela Molina, ha constituido hasta el momento uno de los mayores chascos del Festival de Cine de Berl¨ªn, hasta el punto de haber sido saludada con fuertes pateos. La pel¨ªcula anterior de Glowna, Desperado City, hab¨ªa obtenido el Premio de la Cr¨ªtica en el Festival de Cannes de 1980: una narraci¨®n sencilla, sensible y clara constitu¨ªa en ella su principal acierto.
Para su segundo largometraje, Glowna ha olvidado tales caracter¨ªsticas para adentrarse precisamente en lo contrario: Una vida rigurosa, traducida al franc¨¦s e ingl¨¦s como Nada hay que querer, es un filme confuso, pretencioso y antiguo que narra las extra?as pasiones que atormentan a los personajes que habitan en una solitaria gasolinera de Estados Unidos. Dos viejas amigas residen all¨ª desde hace a?os acompa?adas de sus hijos. El primog¨¦nito de una de ellas ama oscuramente a la hija de la otra, mientras, a su vez, es amado por su propia hermana. Celoso de la vida sexual de su elegido, mata a un eventual amante de ¨¦sta. Cuando es liberado de la c¨¢rcel donde ha cumplido un largo arresto, asiste al entierro de su madre acompa?ando a los absurdos personajes del lugar: sus familiares y un grupito de prostitutas que venden sus favores en unos carromatos.Son hombres y mujeres que se necesitan, se enfrentan, se callan, alargando la pel¨ªcula por encima de todo inter¨¦s. Cuando en los momentos finales estalla la tragedia con la locura de la hermana, la deserci¨®n de la anciana superviviente, el nuevo amor de su hija y el incendio provocado del lugar, las risas de los espectadores no se reprimieron, fuertes abucheos coronaron la proyecci¨®n. Cuanto se hab¨ªa visto en la pantalla hab¨ªa rozado lo grotesco desde el principio, pero la discreci¨®n de quienes confiaban en una pel¨ªcula similar a Desperado City silenci¨® las reacciones negativas.
Los int¨¦rpretes realizan un trabajo m¨¢s serio de lo que el gui¨®n exige: Viveca Lidfords, como la madre; Angela Molina, en el papel de hija, y el actor polaco Jerzy Radiwilowicz (protagonista de El hombre de hierro), como el atormentado gal¨¢n, forman parte sustancial del inter¨¦s aprior¨ªstico que Una vida rigurosa presentaba en el festival. Ninguno es culpable del desvar¨ªo de la historia que interpretan, ni se ver¨¢n menoscobados en su prestigio profesional, pero tampoco han aumentado sus glorias pasadas.
La decepci¨®n, norma general
Lo cierto es que la decepci¨®n parece norma general en la secci¨®n competitiva. Entrevistado en la televisi¨®n local, Moritz de Hadeln, director de esta berlinnale, aseguraba que la selecci¨®n de pel¨ªculas corresponde lo que se entiende propio de cualquier festival; sin duda, ¨¦l tampoco es responsable del trabajo de Glowna, que, en todo caso, parece correcto exhibir aqu¨ª dada su trayectoria anterior. Pero otros t¨ªtulos (alemanes o no) pod¨ªan haber sido posibles y, de momento, no se proyectan en la pantalla del palacio.En la pel¨ªcula japonesa El marginal, de Eiichi Kudo, que cuenta las peripecias de un polic¨ªa violento por descubrir a los responsables de un vulgar caso de asesinato, ni el filme dan¨¦s Esta bella tierra, de Morten Arnfred, que cuenta las desventuras econ¨®micas de un criador de cerdos, son suficientemente importantes. En ¨²ltimo caso tampoco lo es la pel¨ªcula brit¨¢nica Belfast 1920, de Edward Bennett, que trata de explicar las ra¨ªces del conflicto pol¨ªtico del Ulster desde la bonhomia propia de un estudiante aplicado y sin coraje. La visi¨®n que tiene de los primeros conflictos laborales habidos en la regi¨®n y su posterior complejidad al participar en ellos fuerzas militares brit¨¢nicas alterna con el drama de su joven protagonista, la rica heredera de un industrial protestante que sufre con la muerte de su hermano, ocurrida en el transcurso de la primera guerra mundial. Recluida en un mundo propio, sin contactos con el exterior, sana de su mal al perderse por las calles de Belfast y ver por s¨ª misma la violencia que es ya cotidiana. Belfast 1920 no aporta datos relevantes ni propone soluciones a considerar. Es el apunte menor de un cineasta bien educado que ha gozado del apoyo del British Filme Institute y no ha vivido a¨²n la experiencia de mostrar su pel¨ªcula en el lugar al que se refiere. En este contexto destaca por fuerza la pel¨ªcula turca Una temporada en Hakkari, de Erden Kiral, que retrata la vida de un maestro a lo largo de un curso en el desolado y m¨ªsero pueblecito que da t¨ªtulo a la pel¨ªcula. Rodada con cari?o y una pulcritud admirables, sus im¨¢genes describen, casi en t¨¦rminos documentales, la realidad de esos campesinos a los que no asiste ni la menor protecci¨®n m¨¦dica. Cuando, al estallar una epidemia, el maestro solicita de la capital el cuidado de un especialista, s¨®lo recibe como respuesta una investigaci¨®n sobre la ideolog¨ªa de su ense?anza. Los intensos aplausos que cerraron la proyecci¨®n confirmaron que Una temporada en Hakkari es, a pesar de su modestia, o precisamente por ella, una de las mejores pel¨ªculas mostradas hasta el momento en la competici¨®n.
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