La ¨ªdeolog¨ªa del "Bar?a triomfant"
Partamos de lo que ya es un t¨®pico y que hay que aceptar como verdad: el Bar?a es m¨¢s que un club. ?Por qu¨¦? No voy a explicarlo en este art¨ªculo. Incluso no s¨¦ si sabr¨ªa explicarlo. Simplemente lo constato, a?adiendo, a t¨ªtulo de ejemplo, un detalle muy reciente: en el partido del martes pasado contra el Celta de Vigo, la entrada m¨¢s barata era de ochocientas pesetas y el campo se llen¨® en sus dos terceras partes. El mismo d¨ªa, a la misma hora y en la misma competici¨®n, el Madrid, en su campo, con la entrada m¨¢s barata a cuatrocientas pesetas, s¨®lo cubri¨® una cuarta parte del aforo. ?Por qu¨¦? Se me ocurre pensar que es por eso: porque el Bar?a es mas que un club.
Ser m¨¢s que un club significa que el Bar?a es una instituci¨®n social que, de una manera u otra, representa lo que es Catalu?a. En frase el¨ªptica -eran los tiempos del franquismo- lo dijo un presidente hace quince a?os: "Som el que som i representem el que representem". Era exacto: todos lo entendimos.Dando por v¨¢lidos estos presupuestos, creemos que el peso social del Bar?a en nuestro pa¨ªs es muy importante y, a la vez, quien dirige el Bar?a no es libre de actuar como quiera, sino que debe ser fiel a lo que el Bar?a representa, a sus valores y a su historia. En este sentido, la pol¨ªtica de una directiva lleva impl¨ªcita en si misma una ideolog¨ªa, una manera de ser, de pensar, de actuar. Sin que deban confundirse los directivos con la instituci¨®n, no hay duda de que ¨¦stos dan la imagen de la misma y de lo que representa.
Dinero, esc¨¢ndalos y l¨ªderes
?Son el se?or N¨²?ez y sus directivos coherentes con esta reponsabilidad, son fieles a este pasado, dan la imagen de lo que representan? Creo, sinceramente, que no: creo que dan una imagen distinta y contraria a lo que es el Bar?a como instituci¨®n social catalana. Y esta imagen distinta la concretar¨ªa en tres puntos:
1? Idolatr¨ªa del dinero. N¨²?ez ha llevado a extremos grotescos y rid¨ªculos lo que ya se hab¨ªa iniciado en la etapa anterior con el fichaje de Cruyff. Un equipo, desde esa ¨®ptica, no es algo que se hace -haciendo cantera-, sino algo que se compra. Y todo se compra y se vende: los jugadores, la Federaci¨®n, la televisi¨®n, el campo.... Y lo m¨¢s caro siempre es lo m¨¢s bueno. Desde esta mentalidad de burgues¨ªa hortera est¨¢ gobernado el actual Bar?a. Y tambi¨¦n desde una ¨¦tica antisocial que orgullosamente muestra el despilfarro como algo bueno y l¨ªcito.
2? La ruptura y el trauma como modo habitual de gobierno. No es casualidad que al Bar?a le ocurran tantos acontecimientos -con frecuencia, desgraciados- y llene tantas p¨¢ginas de peri¨®dicos. Lo que ocurre es que el Bar?a est¨¢ dirigido a partir de la innovaci¨®n sistem¨¢tica sin tregua y a golpe de pito: si el equipo va mal unos partidos se firma un precontrato con un entrenador, que pende, cual espada de Damocles, sobre el actual; dominamos la Federaci¨®n -por cierto, como antes hac¨ªa el Madrid, lo que tanto critic¨¢bamos-, y la UEFA nos impone una grav¨ªsima sanci¨®n; se procesa al presidente por injurias de baja estofa; Maradona es adem¨¢s de un jugador una sociedad an¨®nima, Maradona Productions; la esposa de Schuster se convierte en un personaje clave en determinados momentos dificiles... Todo ello no es casualidad, da una imagen p¨¦sima y responde a una especial manera de dirigir el club. Entonces sucede que los de abajo imitan a los de arriba -como en el serial de la tele-, y un seguidor del Bar?a arroja un objeto al Real Madrid que va a dar en la cara del portero Artola.
3? La busca de un l¨ªder, de un conductor del equipo, como soluci¨®n a todos los problemas. Tambi¨¦n esto empez¨® con el fichaje de Cruyff. Es evidente que Johan Cruyff, Diego A. Maradona o Bert Schuster son jugadores fuera de serie. Pero se les sobrevalora y mima de tal manera, se les encomienda tanta tarea que llegan a ser una r¨¦mora en el conjunto del equipo. Se prefiere un l¨ªder a un conjunto. Pero la b¨²squeda del l¨ªder salvador viene, sin duda, de ideolog¨ªas extrafutbol¨ªsticas ligadas al fascismo: un duce, un f¨¹hrer, un caudillo, han sido -y, por lo visto, siguen siendo- tentaciones nefastas del siglo XX.
Estas tres caracter¨ªsticas que configuran la ideolog¨ªa del "Bar?a triomfant" de Jos¨¦ Luis N¨²?ez est¨¢n estrechamente implicadas: la moral del despilfarro se corresponde perfectamente con una pol¨ªtica de esc¨¢ndalos -que no son m¨¢s que fugas hacia delante- y -con el irracionalismo de confiarlo todo a un l¨ªder.
A la tradici¨®n por el cambio
Muy distinta es, creo, la mentalidad tradicional en Catalu?a. Y no digo tradicional en el sentido de conservadora, sino en el sentido de que es la mentalidad asumida. hist¨®ricamente por los catalanes y que hoy en d¨ªa es imperante en la gran masa social de seguidores del Bar?a. Frente a la idolatr¨ªa del dinero, el catal¨¢n cree en el trabajo (Pl¨¤), en la obra bien hecha (D'Ors), en la constancia (Vicens Vives): el triunfo s¨®lo vendr¨¢ como consecuencia de obrar seg¨²n estos valores. Frente al esc¨¢ndalo traum¨¢tico, el catal¨¢n cree en la continuidad (Ferrater Mora), que no es opuesta al cambio, sino, por el contrario, es el supuesto a partir del cual deben realizarse los cambios, que, en cualquier caso, deben integrar el pasado, la historia. Frente a la b¨²squeda de l¨ªderes salvadores, el catal¨¢n ha cre¨ªdo siempre en la participaci¨®n de todos -cada uno en su sitio- en las empresas comunes. La salvaci¨®n s¨®lo puede venir del trabajo bien organizado de todos, hecho con seriedad, de forma constante, continuada.
El concepto de "triomfant" con que sue?a N¨²?ez no es el mismo que el de los que creemos que el Bar?a significa m¨¢s que un club y que da una imagen de Catalu?a. Y quiz¨¢ en esta semana ello se ha puesto en claro con el apoyo que est¨¢ recibiendo el entrenador Lattek, el cual representa, frente a la julita directiva, el trabajo bien hecho, la seriedad, la constancia y la profesionalidad. Por ello el seguidor azulgrana, sin duda inconscientemente, se identifica con Lattek y no con N¨²?ez.
Una ¨²ltima reflexi¨®n. El Bar?a ha sido dirigido siempre desde distintos sectores de la burgues¨ªa de nuestro pa¨ªs. Hasta hace poco, la m¨¢s tradicional, ligada al sector textil; hoy, con N¨²?ez, la burgues¨ªa especulativa, ligada al mundo de la construcci¨®n. Quiz¨¢ podr¨ªa comenzar a cuestionarse no ya a los directivos, sino a la clase social que les da soporte: el seguidor del Bar?a ya no se siente representado por una junta que s¨®lo representa a la tribuna principal. Aunque pueda parecer parad¨®jico, la mentalidad tradicional en Catalu?a ya no es la de determinada burgues¨ªa -la que hoy manda en el Bar?a-, sino la de un sector mucho m¨¢s amplio.
El "Bar?a triomfant" de Jos¨¦ Luis N¨²?ez -dinero, esc¨¢ndalos, l¨ªderes- no es el Bar?a que quiere la Catalu?a popular, la Catalu?a nueva que contin¨²a apegada a los viejos s¨®lidos valores: trabajo, continuidad, organizaci¨®n... Por lo que significa, el Bar?a es demasiado importante para confiarlo a seg¨²n qu¨¦ manos.
Quiz¨¢ tambi¨¦n en el Bar?a es hora de ir pensando en el cambio. Y quiz¨¢, precisamente, porque al Bar?a nos lo han cambiado.
es profesor de Derecho Pol¨ªtico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
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