Nueva exclusi¨®n de Espa?a del Consejo de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo
El Gobierno espa?ol, que desde hace a?os aspira a ocupar uno de los diez puestos no electivos en el Consejo de Administraci¨®n de la OIT, deber¨¢ seguir esperando. La comisi¨®n de expertos ha hecho ya p¨²blico su informe designando los diez Estados de mayor importancia industrial con derecho a esca?o: Alemania Federal, Brasil, China, Estados Unidos, Francia, India, Italia, Jap¨®n, Reino Unido y Uni¨®n Sovi¨¦tica.
La lista, que es alfab¨¦tica y muy vaga en la explicaci¨®n de los criterios seguidos para determinar la mayor importancia econ¨®mica, a?ade que a continuaci¨®n vendr¨ªan, tambi¨¦n por orden alfab¨¦tico, Canad¨¢, Espa?a, M¨¦xico y Polonia. Una forma bastante sibilina de se?alar qu¨¦ pa¨ªses tienen derecho a ocupar un puesto permanente en el consejo sin establecer jerarqu¨ªas ni decir el peso ni la importancia de los criterios y par¨¢metros tenidos en cuenta a la hora de hacer la selecci¨®n.La OIT, su club de accionistas mayoritarios y el equipo directivo de la organizaci¨®n tienen una forma muy peculiar de interpretar los reglamentos, pese a las advertencias, observaciones y requerimientos de algunos Estados miembros.
Una prueba que ilustra estos hechos podr¨ªa ser la elecci¨®n del pr¨®ximo director general. El caso es revelador y ejemplar. Inicialmente, se presentaron tres candidatos: Alberto Martini Urdaneta (Venezuela), que ha denunciado p¨²blicamente "las afirmaciones gratuitas de la presidenta del consejo, la embajadora Aida Gonz¨¢lez Mart¨ªnez (M¨¦xico), acus¨¢ndola de no respetar "la imparcialidad necesaria en el proceso de presentaci¨®n de candidaturas". Por su parte, Albert Tevoedjre (Benin), aspirante tambi¨¦n y rival de talla del actual director, Francis Blanchard (Francia), protesta porque "se est¨¢ violando el reglamento de la OIT". Francis Blanchard, que tiene 65 a?os, solicita un nuevo mandato, y aunque te¨®ricamente deber¨ªa someterse al reglamento de personal, dada su avanzada edad, prefiere ignorarlo. Si se permite este desaf¨ªo es porque todos los pron¨®sticos le dan como vencedor y porque cuenta ya de antemano con la mayor¨ªa de los 56 votos del Consejo de Administraci¨®n.
La ¨²nica alternativa que le queda a Albert Tevoedjre es presentar recurso ante el Tribunal Administrativo del Personal de la OIT. Proceso que, seg¨²n ha podido saber EL PAIS, se pondr¨¢ en marcha tras la elecci¨®n.
Alberto Martini Urdaneta considera que en este caso no se est¨¢ jugando limpio y diplom¨¢ticamente prefiere retirarse a tiempo, habi¨¦ndolo anunciado ya oficiosamente.
El clima es m¨¢s bien tenso y crispado. Un nuevo director general de la OIT ante el Tribunal Administrativo de la organizaci¨®n es, por lo menos, ins¨®lito, y en esta prueba de fuego siempre se pierde por lo menos autoridad moral. Sin embargo, la OIT no se detiene en reparos, prefiere hacer la vista gorda e interpretar a su aire la constituci¨®n y los reglamentos.
Un argumento esgrimido con frecuencia por nuestro pa¨ªs, pero que nunca tuvo demasiado eco. Madrid ha exigido hasta la saciedad una posici¨®n congruente a la OIT, "o bien Espa?a es el d¨¦cimo pa¨ªs de mayor importancia econ¨®mica o no lo es. Si lo es, debe ocupar un puesto de miembro permanente en el Consejo de Administraci¨®n. Si no lo es, nuestra contribuci¨®n financiera a la organizaci¨®n debe ser reducida en consecuencia y, en todo caso, inferior a las cuotas de China, Brasil e India, que son miembros titulares y que pagan menos que Espa?a.
La argumentaci¨®n espa?ola, aparentemente l¨®gica, no ha logrado convencer a nadie. Espa?a sigue estando infrarrepresentada en los distintos estamentos de la organizaci¨®n. En la actualidad contamos con una quincena de funcionarios profesionales y aproximadamente una treintena de empleados en los servicios generales.
Despu¨¦s de haber perdido en junio de 1980 el esca?o en el consejo, lo ¨²nico que aparentemente vamos a conseguir es que nos aumenten la cuota. Hasta ahora nos correspond¨ªa el 1,69% de los presupuestos generales de la OIT (230 millones de d¨®lares), una aportaci¨®n de, aproximadamente, 750.000 pesetas diarias. La comisi¨®n de prorrateo nos asigna el 1,91 %, lo que supondr¨¢ un aumento del orden de los sesenta millones de pesetas. Las contrapartidas pol¨ªticas, en cambio, son m¨¢s bien escasas y nuestra embajada ante la OIT, lamentablemente, no ha hecho hasta ahora m¨¢s que quemar p¨®lvora en salvas.
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