Trabajadores de la Administraci¨®n militar boicotearon la entrega de diplomas a los nuevos oficiales de Estado Mayor
Varios centenares de trabajadores no funcionarios de la Administraci¨®n militar boicotearon en parte la brillante ceremonia de entrega de fajines y diplomas a los 56 integrantes de la 79? promoci¨®n de la Escuela de Estado Mayor del Ej¨¦rcito. El acto, celebrado a mediod¨ªa de ayer en la sede de la escuela, fue presidido por el jefe del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, acompa?ado del ministro de Defensa, Narc¨ªs Serra, los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor y el presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar.
La ceremonia se inici¨® poco despu¨¦s de las once de la ma?ana, con la llegada a la sede de la Escuela del presidente del Gobierno quien, acompa?ado del jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, pas¨® revista a una compa?¨ªa de honores Seguidamente, Felipe Gonz¨¢lez penetr¨® en el picadero del centro, lugar elegido para el acto, donde ya se encontraban los miembros de la citada promoci¨®n, as¨ª como los profesores de la Escuela, familiares de los nuevos diplomados y una decena de generales.En un breve discurso, el director de la Escuela Superior del Ej¨¦rcito, general Juan Cano Hevia, designado para este cargo la pasada semana, puso de relieve que la virtud m¨¢s caracter¨ªstica del oficial de Estado Mayor es la lealtad, mientras la principal tentaci¨®n "es la de olvidarse de qui¨¦n est¨¢ al servicio de qui¨¦n". Precis¨® que el servicio de Estado Mayor naci¨® "para que el mando pueda mandar mejor, no para que se desdibuje, y para servir a las unidades y armas combatientes, no para conquistar privilegios de grupo respecto a ellas".
Por su parte, el director de la Escuela de Estado Mayor, general Enrique Ugarte, pronunci¨® la ¨²ltima lecci¨®n del curso sobre el tema El mando y el oficial de Estado Mayor. "El fuego que mantiene la autoridad se halla en el alma misma de quienes obedecen, y sin respeto al principio de autoridad, es irrealizable toda sociedad jerarquizada y ordenada", afirm¨®. "La obediencia", a?adi¨®, "nunca se puede exigir mendig¨¢ndola".
Los cuatro integrantes de la promoci¨®n que obtuvieron la calificaci¨®n de sobresalientes recibieron el faj¨ªn de manos de un padrino de honor. El comandante Jos¨¦ Arregui fue apadrinado por el Rey y, en su nombre, le impuso el faj¨ªn el jefe del Cuarto Militar del Rey, almirante: Manso Quijano. El comandante Manuel C¨¢mara fue apadrinado por el presidente del Gobierno; el comandante Juan S¨¢nchez Garc¨ªa, por el ministro de Defensa; y el comandante Luis de la Plaza, por el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor.
"No somos Rumasa"
De los 56 militares que han superado en esta ocasi¨®n los tres cursos de la Escuela de Estado Mayor, 47 son espa?oles y el resto extranjeros. Los extranjeros pertenecen a las Fuerzas Armadas de Argentina, Corea, Estados Unidos, Per¨², Venezuela, Francia, Italia, M¨¦xico y Honduras.
Mientras el general Ugarte finalizaba su lecci¨®n, desde el exterior del local comenzaron a llegas fuertes gritos, en principio ininteligibles, que originaron un evidente desconcierto entre los presentes.
Por la calle contigua al edificio de la Escuela, seg¨²n se comprob¨® posteriormenete, se acercaban en ese momento unos 600 trabjado
res civiles no funcionarios de la Administraci¨®n militar, cuyo colectivo -unos 32.000- se encuentran en huelga desde hace varias semanas.
La ceremonia continuaba de acuerdo con el programa previsto y los gritos se apreciaban ya con total nitidez en el interior del enorme sal¨®n: "Felipe, ?qu¨¦ pasa? Que no somos Rumasa" , "Menos fajines, m¨¢s salarios", "Serra, escucha, estamos en la lucha" y "Narc¨ªs Serra, menos aviones, m¨¢s retribuciones". Mientras las voces arreciaban y comenzaba ya la imposici¨®n de fajines, el ministro de Defensa intercambiaba continuos comentarios con el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, general Ascanio, y con el presidente del Gobierno, en cuyos rostros era visible el disgusto por el incidente. Entre los asistentes, que repetidamente miraban hacia las elevadas ventanas del local, tambi¨¦n eran ostentosos los gestos de desaprobaci¨®n.
En el exterior de la Escuela, el jefe de seguridad de Moncloa, comisario Manuel C¨¦spedes, y el segundo responsable de la protecci¨®n del presidente, comandante Puel, hablaron en varias ocasiones con oficiales de la Polic¨ªa Nacional y con alg¨²n representante de los huelguistas, para intentar poner fin a la situaci¨®n. Posteriormente llegaron a la zona una veintena de furgonetas de la Polic¨ªa Nacional, mientras un oficial del cuerpo advirti¨® a los manifestantes que deb¨ªan abandonar el lugar antes de las 12.35, hora en que estaba prevista la salida de las autoridades asistentes al acto.
Poco antes de las 12.30, al parecer por indicaci¨®n del jefe del Gobierno, los responsables de la seguridad de Moncloa comunicaron a los manifestantes que, hacia las dos de la tarde, una representaci¨®n de los mismos ser¨ªa recibida en Presidencia del Gobierno. En ese momento los huelguistas se alejaron del lugar.
Al t¨¦rmino de la ceremonia, el presidente del Gobierno expres¨® a los asistentes su satisfacci¨®n por haber asistido "a este bello acto castrense", y afirm¨® que "el servicio a Espa?a, patria de todos, debe ser la gu¨ªa com¨²n de nuestros actos".
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