Manuel Benavente asegura que el Insalud debe a su empresa 120 millones
"Me han dicho mis dos hijos peque?os que quieren quedarse aqu¨ª, conmigo, en huelga de hambre tambi¨¦n ellos". Los ni?os tienen cuatro y nueve a?os, y su padre es Manuel Benavente, empresario constructor que lleva m¨¢s de dos semanas de ayuno voluntario, su tercera huelga, reclamando al Insalud una deuda de 120 millones de pesetas por obras que su empresa realiz¨® a dicho instituto oficial. Lo ¨²ltimo del caso es que el Insalud quiere demandar al constructor por da?os y perjucios: "Tiene gracia el asunto, ahora resulta que soy yo quien tiene que pagar. Yo me pregunto: ?si con mi problema est¨¢n tardando m¨¢s de nueve a?os, qu¨¦ pasar¨¢ con lo de Rumasa?".
En la parroquia de San Mateo, situada en el barrio zaragozano de Las Fuentes, en una min¨²scula habitaci¨®n de tres metros, con alg¨²n poster en la pared (Unidad contra el paro, se lee en uno de ellos), pasa la vida este industrial alca?izano de sesenta a?os que, en un gesto de constancia y tozudez, quiere que se le reconozcan sus deudas que se remontan a 1973.Manuel Benavente inicia su historia: "Yo comenc¨¦ a trabajar con mi padre, que era maestro de obra Mientras Irabajaba de alba?il me hice aparejador; en la actualidad soy el aparejador del Ayuntamien to de Alca?iz. Cuando volv¨ª de la mili me independic¨¦, y trabajaba por mi cuenta en la construcci¨®n, y en carreteras. Estuvimos haciendo los pozos verticales de las minas de Andorra y en otras localidades, y como premio a quienes hab¨ªan trabajado duramente conmigo ced¨ª las acciones a doce de estos trabajadores y creamos la empresa Benasa; luego llegamos a ser treinta accionistas".
Con esta peque?a empresa, de la que Manuel Benavente era el gerente propietario, comienzan a realizar diversas obras entre ellas un paquete importante para el Instituto Nacional de Previsi¨®n, hoy Insalud: ambulatorios eri Alca?iz, Badalona, Sabadell, Manresa y otras localidades de Catalu?a y de Zaragoza; residencias para dicho instituto en Ibiza, C¨¢ceres, Jerez de la Frontera- Asegura que no tiene mentalidad de empresario: "Yo siempre me he sentido mejor entre los obreros. Pod¨ªa haber salvado mis propiedades cuando lleg¨® la crisis de la empresa, pero no quise. Me qued¨¦ sin nada. Ten¨ªa tierras y ganado, y todo fue embargado. Yo ahora lucho para que se solucione el problema y se puedan pagar todas las deudas y continuar adelante con la empresa; as¨ª se lo he dicho a mis acreedores".
"Lo ¨²nico que echo en falta es el sol y el vino, dice en relaci¨®n a su huelga de hambre. "Por esa ventana no entra el sol en todo el d¨ªa. Me flojean algo las rodillas, y de cuando en cuando me dan mareos. Por lo dem¨¢s, me siento bien."
En la primera huelga de hambre perdi¨® quince kilos, estuvo treinta d¨ªas; dieciocho kilos en la segunda, que dur¨® cuarenta d¨ªas, y en la presente ha rebajado ya siete kilos de peso. Su color es rosado ("tengo tensi¨®n alta* y no me baja"); su contextura, fuerte ("normalmente peso 97 kilos"), y est¨¢ enfundado en un ch¨¢ndal.
"Aqu¨ª, en Arag¨®n, somos de tres tipos, tozudos, tenaces o zoquetes", asevera. "Espero ser de los dos primeros. Mientras no me reconozcan los intereses y comiencen a pagarme seguir¨¦ aqu¨ª en huelga de hambre".
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