La larga aventura de 'La colmena'
El productor, Jos¨¦ Luis Dibildos, cuenta los tres largos a?os de preparaci¨®n de la pel¨ªcula que triunf¨® en Berl¨ªn
La de Dilbidos es una larga carrera iniciada como guionista en los a?os cincuenta (Felices Pascuas, de Bardem; Sierra maldita, de Antonio del Amo) y concretada m¨¢s tarde como productor. Las comedias que Dibildos escribi¨® y produjo en los a?os sesenta (Los tramposos, Los econ¨®micamente d¨¦biles, Las muchachas de azul, Tr¨ªo de damas) son ahora una excelente ilustraci¨®n de muchos aspectos de la vida espa?ola de entonces, aunque el aspecto cr¨ªtico que quer¨ªan deslizar no alcanz¨® casi nunca el rigor que buena parte de la cr¨ªtica exig¨ªa para nuestro cine. Dibildos, de cualquier forma, no se limit¨® a esas comedias, aunque a?os despu¨¦s fliera el inventor de lo que dio en llamarse tercera v¨ªa, una f¨®rmula que quer¨ªa combinar el sainete costumbrista con la cr¨ªtica social; altern¨® esta producci¨®n con t¨ªtulos como Llanto por un bandido, de Carlos Saura, y La fiel infanter¨ªa, de Pedro Lazaga, que, a su manera, quer¨ªa servir de est¨ªmulo a la reconciliaci¨®n de los espa?oles.
Elogio de la comedia
Ahora Dibildos, a sus poco m¨¢s de cincuenta a?os, se siente orgulloso de esta trayectoria: "La comedia es un g¨¦nero de madurez, antidemag¨®gico. En ¨¦l todo es cuesti¨®n de matiz. La vida no se divide entre buenos y malos, como creen los que tienen ideas de pancarta y con las que se limitan a corear consignas. Admiro a la gente que lo ve todo tan claro, pero tambi¨¦n me dan un poco de risa. Y no es que yo sea un ser objetivo y ecu¨¢nime, pero s¨ª que intento pensar siempre en la posibilidad de que la otra parte pueda tener raz¨®n. Aunque creo muy profundamente en algunas cosas, tengo siempre mis dudas. La comedia me interesa por lo que tiene de antidemag¨®gica; no hay en ella valores absolutos, sino que todo es un s¨ª, pero..., con una aceptaci¨®n de la relatividad del c¨®mo y del porqu¨¦. La gente que hoy nos parece de gran bajeza es capaz de jugarse la vida dos d¨ªas despu¨¦s por salvar a un perro o a un ni?o".Para confirmar su teor¨ªa, Dibildos recuerda algunos de sus triunfos: "Los que tocan el piano o La dinamita est¨¢ servida han sido pasadas recientemente por televisi¨®n y han tenido un ¨¦xito que super¨® la med¨ªa de aceptaci¨®n de la audiencia. Tienen ese valor, no de grandes pel¨ªculas, sino de acertar en el objetivo de ofrecer comedias divertidas sin ruborizar a quienes las han hecho. Estoy contento, aunque no todas sean iguales; he hecho otras peores, pero nunca me he planteado conquistar al p¨²blico por un camino deshonroso, sin descender a ¨¦l, sino llev¨¢ndolo a una cierta altura. Lo que ¨²ltimamente se sigue llamando comedia es algo muchas veces terrible, porque los que lo hacen se lo plantean como g¨¦nero menor. A veces tengo la impresi¨®n de haberme que dado en la tierra de nadie. He dicho siempre que yo al p¨²blico no lo desprecio y no acepto el simplismo de la pel¨ªcula comercial entendida despectivamente. La grandeza del cine es que es un arte popular y mayoritario. Pero digno".
Este planteamiento fue el que inspir¨® la adaptaci¨®n de La colmena: "Me apasion¨® la novela de Cela porque en ella se cuenta una tragedia a trav¨¦s del humor, del esperpento. Con cosas degradadas o peque?as se est¨¢ narrando con seriedad el ambiente de unos seres humanos condicionados por la ¨¦poca del fr¨ªo, el hambre, el miedo y la represi¨®n. Cela cambi¨® el tono habitual de estas narraciones y cont¨® ese ambiente con el personaje del p¨ªcaro que hace jab¨®n de sosa c¨¢ustica o vende una dentadura postiza. Eso es lo que atrajo de La colmena. Y lo maravilloso del p¨²blico de Berl¨ªn es que entendi¨® la pel¨ªcula en ese mismo tono, qued¨¢ndose callado en los momentos pat¨¦ticos, suavemente pat¨¦ticos porque nunca he pisado a fondo el acelerador, o ri¨¦ndose en los esbozados esperp¨¦nticos. No he querido forzar el tono narrativo por encima de ese aspecto de contrastes que marca la novele.
Ahora, tras el ¨¦xito que La colmena ha obtenido en Espa?a, aunque fuera interrumpido en Madrid por presiones de una multinacional, y del primer premio del Festival de Berl¨ªn, Dibildos se plantea qu¨¦ hacer. Pero tiene una postura m¨¢s radical de la que ha mantenido durante estos ¨²ltimos a?os:
"Hace ya tiempo que decid¨ª no ser un productor importante; no tengo ninguna vocaci¨®n de ello. No me gusta ser hombre de negocios, aunque est¨¦ obligado a serlo. No quiero producir muchas pel¨ªculas y tener un volumen de producci¨®n ejemplar. A m¨ª lo que me gusta es el cine, es decir, hacer, cuando pueda, una pel¨ªcula que me guste. A veces he tenido que producir m¨¢s de lo que quer¨ªa por las necesidades de la empresa. He ,tenido entonces que transformarme en mercenario de m¨ª mismo, exigi¨¦ndome como productor lo que como guionista no quer¨ªa hacer. Pero ya no lo acepto as¨ª".
'No tengo ni idea de cu¨¢l ser¨¢ mi pr¨®xima pel¨ªcula, pero deber¨¢ ser algo que me interese profundamente y que al tiempo le pueda interesar tambi¨¦n al p¨²blico. No quiero hacer una pel¨ªcula que interese al p¨²blico pero a m¨ª me aburra, o al rev¨¦s. ?Que c¨®mo se sabe eso? S¨®lo por intuici¨®n es posible, aunque la mayor¨ªa de los productores que no tienen imaginaci¨®n (y no digamos ya los distribuidores o los exhibidores) tratan s¨®lo de repetir el precedente que acaba de tener ¨¦xito. Yo creo que el p¨²blico te acepta siempre que le des oro de ley, a condici¨®n tambi¨¦n de que le dejes part¨ªcipar. Si le tratas con desprecio y haces una pel¨ªcula de sobrentendidos, de claves privadas, se siente molesto y se aleja. Pero si le valoras y das los datos necesarios para que participe, responde siempre con entusiasmo".
"Creo que el cine es un arte mayoritario por esencia. Vale muchos millones de pesetas el medio en el que se escribe la pel¨ªcula. No es lo mismo que escribir un cuento para el que no cuenta el valor de la cuartilla. El cine es, por ello, un arte de creaci¨®n colectiva. Puede haber porcentajes distintos en cada pel¨ªcula, pero siempre es obra de un conjunto de personas. No creo en los s¨ªmplismos del cine de autor".
Pero para hacer su pr¨®xima pel¨ªcula, Dibildos exige tambi¨¦n a los dem¨¢s. Lo ha pasado muy mal en la preparaci¨®n de La colmena, sufriendo las consecuencias de los distintos cambios habidos en Televisi¨®n Espa?ola, soportando a personas que no comprend¨ªan la necesidad de la colaboraci¨®n ("y s¨®lo destaco, como excepciones, a Juan Manuel Mart¨ªn de Blas, Jos¨¦ Mar¨ªa Otero y, ¨²ltimamente, Pilar Mir¨®"). Ahora Dibildos, que cree que el cine espa?ol tendr¨¢ la altura necesaria si se practica una actividad general de gobierno en la que .se utilice la pol¨ªtica del est¨ªmulo y no la del castigo", no quiere volver a colaborar con TVE si no se dan dos condiciones m¨ªnimas: que exista un acuerdo general institucional y que hayan trabajado tambi¨¦n para la casa otros productores de val¨ªa del cine espa?ol. Mientras tanto, esperar¨¢. Est¨¢ acostumbrado a hacerlo.
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