Luz, temperatura y riego abundante

Hay ciertas flores que pueden parecer bastante sencillas de cultivar y que a la. hora de la verdad no se dan demasiado bien. Un caso muy claro es el de las primaveras o pr¨ªmulas, cuya ¨¦poca de floraci¨®n empieza entre los meses de febrero y marzo.Lo primero que hay que saber es que las primaveras que se venden para interiores son, salvo casos excepcionales, plantas de car¨¢cter anual, lo que significa que una vez pasada la floraci¨®n pueden desecharse tranquilamente. Hay otras primaveras que normalmente se utilizan para formar macizos de temporada en los jardines, pero ¨¦stas ya son un mundo aparte.

Las primaveras que ahora se venden en flor est¨¢n forzadas para que adelanten su floraci¨®n. Y, por tanto, el cultivo debe reproducir lo m¨¢s fielmente que se pueda las condiciones de invernadero bajo las cuales han sido forzadas las plantas. Veamos qu¨¦ condiciones son ¨¦stas.

La primera de ellas es la luz. Las pr¨ªmulas necesitan una luz abundante para florecer, lo cual no quiere decir que les d¨¦ el sol directamente, y menos a trav¨¦s de un cristal. Lo mejor es situarlas de manera que la luz que les llegue sea difusa.

Otra condici¨®n que los aficionados parecen olvidar es la temperatura, que para las primaveras no debe ser agobiante: basta con una temperatura de unos veinte grados. Hay que evitar colocarlas cerca de la calefacci¨®n y procurar mantener un ambiente h¨²medo, colocando bajo el tiesto un plato con agua.

Finalmente, los riegos. Las primaveras son plantas de sitios frescos y h¨²medos, y muchas especies pueden encontrarse en las riberas de lagos y r¨ªos. Lo mejor es regar en abundancia, dejando bajo la planta un platillo que recoja el exceso de agua; tras unos minutos, y cuando la tierra ya est¨¢ saturada, puede desecharse el agua sobrante. Hay que tener precauci¨®n con este procedimiento, porque un exceso de agua ser¨ªa muy perjudicial.