Sir Georg Solti: "La imaginaci¨®n no se puede ense?ar ni aprender"
El m¨²sico dirige hoy a la Filarm¨®nica de Londres en el teatro Real
Sir Georg Solti actuar¨¢ hoy en el teatro Real de Madrid al frente de la Filarm¨®nica de Londres. Con setenta a?os y unos meses, es alto, fuerte, en¨¦rgico, simp¨¢tico, locuaz. El color bronceado de la piel, la soltura de los movimientos, revelan una vida deportiva. Solti considera que la imaginaci¨®n no se puede ense?ar ni aprender.
H¨²ngaro, emigrado a Alemania, desde hace lustros con pasaporte ingl¨¦s, este par del imperio, al que su naci¨®n adoptiva ha dado el t¨ªtulo de sir, habla la lengua de Milton con un marcad¨ªsimo acento germano. Desde 1969 dirige a la Sinf¨®nica de Chicago, reconocida hoy, sin reticencias, como la primera agrupaci¨®n sinf¨®nica del orbe. Hace una d¨¦cada visit¨® Espa?a, por primera vez, con la Orquesta de Par¨ªs, cuya titularidad ostent¨® entre 1972 y 1975. Ahora ha vuelto con la Filarm¨®nica de Londres, que celebra su gira del cincuentenario.El principio de la conversaci¨®n es dif¨ªcil. Solti acaba de enterarse del fallecimiento de Igor Markevitch, en Antibes, y est¨¢ visiblemente afectado. No tarda mucho, sin embargo, en recobrar su proverbial vitalidad. Solti lleva dentro de s¨ª el s¨ªndrome de la direcci¨®n de orquesta: al hablar, sus expresivos gestos reproducen constantemente sus indicaciones a la orquesta, apuntando a sus interlocutores con sus dedos largos o parcelando el aire r¨ªtmicamente cuando hace una afirmaci¨®n.
Pregunta. Su forma de marcar es muy heterodoxa. ?C¨®mo aprendi¨® a dirigir? ?Cree que la direcci¨®n de orquesta, como opinaba Markevitch, puede aprenderse al igual que las matem¨¢ticas o la historia?
Respuesta. No me ense?¨® nadie, aprend¨ª yo solo delante de las orquestas. Se pueden ense?ar, s¨ª, unos requisitos m¨ªnimos, indispensables: c¨®mo marcar, y poco m¨¢s. De cuando en cuando he dado cursos de direcci¨®n en Chicago, y siempre digo lo mismo: no esperen f¨®rmulas m¨¢gicas, s¨®lo puedo transmitirles algunos rudimentos. B¨¢sicamente, el director nace, no se hace: no se puede ense?ar a alguien el arte de leer una partitura, formar en la mente una imagen de la misma y transmitirla luego a la orquesta. Usted puede aprender cuanta t¨¦cnica quiera, pero ese doble juego, el que va del compositor al director y de ¨¦ste a la orquesta, no puede ense?arse. Se tiene el don o no se tiene. No se pueden ense?ar materias tales como experiencia o imaginaci¨®n. Y lo que bajo ning¨²n concepto puede usted transmitir a otra persona, a un alumno, es talento, ingenio, creatividad.
P. Pero usted reconoc¨ªa tener una cierta deuda con Toscanini, de quien hab¨ªa aprendido mucho.
R. ?Ah, s¨ª! Pero es totalmente distinto. Usted sabe que cuando Toscanini hizo La flauta m¨¢gica, de Mozart, en Salzburg, en el a?o 1937, yo tocaba el glockenspiel en la orquesta. Y Toscanini es, precisamente, el ejemplo viviente de lo que se planteaba en la primera pregunta: yo aprend¨ª de Toscanini la imposibilidad de aprender, ?comprenden?. Vi¨¦ndolo uno comprend¨ªa lo irrepetible que era su personalidad.
La tetralog¨ªa wagneriana
P. ?C¨®mo aborda el estudio de una partitura nueva, por ejemplo, el Concierto..., de John McMaCabe, estrenado en esta gira?
R. Cada director tiene un m¨¦todo. El m¨ªo consiste en ir desde el microcosmos hasta el macrocosmos. Voy estudiando la obra comp¨¢s a comp¨¢s, p¨¢gina a p¨¢gina, analizando las notas, la escritura, y s¨®lo al final, despu¨¦s de ese lento reconocimiento, adquiero una visi¨®n global de la pieza. Yo soy una persona lenta en el estudio, necesito tiempo (lo dice marcando enf¨¢ticamente las s¨ªlabas); no soy de los que corren a la ¨²ltima p¨¢gina para ver cu¨¢l es el final de la novela. Voy lentamente, como con un microscopio.
P. Es t¨®pico y obligado hablar de su futura interpretaci¨®n del Anillo..., de Wagner, en Bayreuth, este verano. ?Qu¨¦ importancia tiene para usted este montaje, a los cien a?os de la muerte de Wagner?
R. Mucha. Es el sue?o de mi vida, siempre dese¨¦ hacer el Anillo... en Bayreuth. Deber¨ªa haberlo hecho hace veinte a?os, pero, finalmente, lo voy a interpretar ahora. Ya s¨¦ que es un poco tarde, por mi edad, para debutar en Bayreuth, pero las cosas han ido as¨ª. Me han pedido grabar esta tetralog¨ªa en vivo, digitalmente, para publicarla en disco, pero me he negado a que se utilicen las tomas de este a?o. Necesito o¨ªr esas tomas para ver si ac¨²sticamente el resultado es satisfactorio; si lo es, dejar¨¦ que graben el ciclo al a?o siguiente, en 1984.
P. Si esta operaci¨®n se realiza, usted ser¨¢ el primer director en la historia de la fonograf¨ªa que haya grabado dos veces el Ring. ...
R. Por eso he de ser especialmente cauteloso. No puedo tener un segundo Anillo... grabado que sea inferior al primero; tiene que ser mejor. Y si no tengo la certeza de que esto es as¨ª, entonces no habr¨¢ discos.
P. ?Es cierto que usted contrat¨® al escen¨®grafo Peter Hall dici¨¦ndole: "Atr¨¦vete a venir conmigo a trav¨¦s del agua y del fuego"?
R. S¨ª; m¨¢s o menos, fue as¨ª. Ustedes saben el origen de esa frase, est¨¢ en La flauta m¨¢gica, de Mozart; son las pruebas que Tamiho ha de pasar, el agua y el fuego. Al decir eso me refer¨ªa a todos los peligros que entra?a esta producci¨®n. Miren: Wagner ha escrito en sus partituras unas detallad¨ªsimas acotaciones esc¨¦nicas como nadie hab¨ªa hecho antes de ¨¦l. Pero nadie las sigue, todos los regisseurs se consideran m¨¢s inteligentes que Wagner. Yo quiero, y Peter Hall est¨¢ de acuerdo, seguir por vez primera todas las indicaciones esc¨¦nicas de Wagner, pero con medios actuales. Wagner escrib¨ªa en 1876. Estamos en 1983. Hay fuego en La walkiria y agua en El oro del Rin, ?y quiero que sean visibles!, pero con los medios modernos. Naturalmente, conozco los riesgos tras el precedente de Chereau y Boulez. He visto el Anillo... de Chereau en televisi¨®n, y en su tratamiento me parece excelente, muy bueno; lo que ocurre es que ese tratamiento me parece equivocado de principio a fin. Es un caso l¨ªmite de autoafirmaci¨®n: "Wagner no sab¨ªa nada", parecen decir Chereau y Boulez. "Ahora vamos a hacer nuestro Anillo... para que Wagner se entere". Y el resultado es muy brillante, pero err¨®neo.
Babelia
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