"Por favor, serenidad"
Tengo la sensaci¨®n de que estamos viviendo momentos muy dif¨ªciles. Creo que admitirlo es bueno, pues cuando se conoce un problema se est¨¢ a medio camino de resolverlo. Los recientes acontecimientos en el mundo econ¨®mico han creado una sensaci¨®n de extraordinaria inquietud en el mundo empresarial madrile?o.Desde hace cinco a?os tengo el privilegio de presidir la Confederaci¨®n Empresarial Independiente de Madrid (CEIM), a la vez que la obligaci¨®n de hacer conocer la opini¨®n de este colectivo. Hoy decido hacerlo para rogar serenidad a todo el mundo y, principalmente, al Gobierno :
Si es precisamente en estos momentos en los que efect¨²o esta petici¨®n es porque muchos de nosotros tenemos la sensaci¨®n de estar viviendo casi una pesadilla. Parece como si desde distintos frentes se atacase en profundidad, y de forma indiscriminada, a todos los empresarios.
Deseo decir que somos un colectivo con defectos y virtudes, pero que hemos trabajado extraordinariamente por el bienestar de esta provincia y por Espa?a.
Hemos creado riqueza en forma de puestos de trabajo (rentas sociales), de dividendos (rentas de capital), de impuestos (rentas del Estado y administraciones aut¨®nomas locales).
Sufrimos la crisis como todos los colectivos de este pa¨ªs y vemos a nuestras empresas, trabajadores y empleados, directivos y accionistas, con enormes dificultades para sobrevivir en el entorno de una crisis mundial, europea y, fundamentalmente, espa?ola.
Desaparici¨®n de empresas
Llevamos seis a?os simultaneando la supervivencia de nuestras empresas con nuestra colaboraci¨®n al quehacer nacional, en forma de opini¨®n, de an¨¢lisis, de cr¨ªticas sobre los acontecimientos de cada d¨ªa. Como seres responsables, nos preocupan much¨ªsimo los problemas de nuestro pa¨ªs y, sobre todo, la dificil¨ªsima situaci¨®n econ¨®mica que provoca la desaparici¨®n de empresas, la falta de nuevas iniciativas y su terrible consecuencia del incremento del paro.
Hemos expuesto al pa¨ªs nuestra verdad, que admitimos no es una verdad absoluta, pero es la nuestra, con completa independencia y corriendo. el riesgo de equivocarnos.
En los ¨²ltimos a?os, y ah¨ª est¨¢ la hemeroteca para probarlo, nuestras previsiones se han ajustado a la realidad posterior mucho m¨¢s que la de los sucesivos Gobiernos. En una democracia conviene que todos los colectivos den sus opiniones. Las nuestras son expresadas, desde siempre, con un gran af¨¢n de colaboraci¨®n y desde un punto de vista estrictamente t¨¦cnico. Hemos discrepado de las previsiones del Gobierno socialista; hemos dado las nuestras y hemos a?adido que ojal¨¢ nos equivoquemos porque deseamos que el Gobierno de Espa?a acierte por el bien de todos.
Pues bien, nuestra actitud transparente no es comprendida y, sobre todo, no hemos conseguido convencer a los responsables gubernamentales de la situaci¨®n fundamentalmente grave de la mayor parte de sectores y empresas espa?olas.
Las empresas llevan cinco a?os afrontando una elevaci¨®n de los costes laborales, fiscales, de Seguridad Social y financieros, pr¨¢cticamente insoportables. Al mismo tiempo se ha producido en muchos sectores una baja sustancial de demanda y una imposibilidad pr¨¢ctica de adaptar velozmente las plantillas a la situaci¨®n del mercado. El resultado es: empresas cada vez menos competitivas, m¨¢s descapitalizadas y con profundos problemas de tesorer¨ªa.
Necesidad de confianza
Esta es 4a situaci¨®n real, y estoy seguro que cualquiera que se acerque a una empresa de forma objetiva me dar¨¢ la raz¨®n. Esta situaci¨®n ha generado en muchas empresas, probablemente en la mayor¨ªa, que empresarios, accionistas, directivos y empleados realicen un esfuerzo inmenso para que las empresas no desaparezcan.
Ese esfuerzo es la lucha de todos los d¨ªas, y debe, continuar. Para que contin¨²e es estrictamente indispensables que los empresarios tengan confianza en que su situaci¨®n es comprendida.
Hoy, probablemente, exista en muchas empresas alg¨²n retraso en la liquidaci¨®n de impuestos. Estos retrasos se deben a que la tesorer¨ªa de las empresas no da para m¨¢s.
Deseo a?adir con sencillez, pero con profundo conocimiento, que much¨ªsimas peque?as, medianas y grandes empresas llevan varios a?os no s¨®lo sin repetir ning¨²n tipo de dividendo, sino con la necesidad de aportar nuevos fondos para evitar la desaparici¨®n. Esto ha significado y significa el arriesgar hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo de patrimonios personales.
Solamente la posibilidad de que este esfuerzo no sea comprendido ser¨ªa dram¨¢tica para el estamento empresarial, indispensable para el futuro del pa¨ªs. Estas mujeres y estos hombres no deben de tener la menor duda de que sus esfuerzos son valorados y que unos, a veces inevitables, retrasos en el pago de impuestos no pueden convertirse en una espada de Damocles.
Yo, que ruego calma a mis propios compa?eros, tambi¨¦n deseo solicitar que el Gobierno, al m¨¢ximo nivel posible, haga un esfuerzo de generosidad, de comprensi¨®n y de serenidad.
Espa?a es hoy lo que es, no lo que nos gustar¨ªa que fuese, y el tejido social empresarial requiere una extraordinaria delicadeza en su tratamiento.
Es indiscutible que esta situaci¨®n no es exclusiva de la empresa privada, sino que multitud de empresas p¨²blicas, as¨ª como organismos aut¨®nomos y entes locales, est¨¢n en la misma situaci¨®n de extraordinarias dificultades de tesorer¨ªa. Deseamos para ellas la misma serenidad y comprensi¨®n en el tratamiento.
Siempre he cre¨ªdo, y hoy m¨¢s que nunca, que el poder debe ejercitarse con absoluta frialdad. No puede, en ning¨²n caso, dejarse provocar. Estimo que cuanto m¨¢s hegem¨®nico es el poder debe ser m¨¢s generoso, por su propio poder.
Desde la posici¨®n de un hombre, libre y de un empresario que se siente orgulloso de serlo, deseo ofrecer de nuevo nuestra colaboraci¨®n, que, como siempre, consistir¨¢ en la aportaci¨®n de nuestra verdad y en la continuidad de nuestro esfuerzo diario.
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