La experiencia espa?ola
Muchos espa?oles se acostumbraron a verle cuando acompa?aba a Sara Montiel en algunas de aquellas ex¨®ticas pel¨ªculas: Carmen la de Ronda, Mi ¨²ltimo tango, Noches de Casablanca... eran los primeros a?os sesenta. Sab¨ªamos bien poco entonces de la figura de Maurice Ronet que, sin embargo, actuaba ya, desde hac¨ªa diez a?os, en teatro, televisi¨®n y algunas de las m¨¢s curiosas pel¨ªculas del cine franc¨¦s del momento. La primera, Rendez vous de huillet de la mano de Jacques Becker, el director que m¨¢s tarde se har¨ªa famoso con t¨ªtulos como Par¨ªs, bajos fondos (Casque d'or) o Montparnasse, 19.Tampoco sab¨ªamos que detr¨¢s del gal¨¢n se escond¨ªa algo m¨¢s que el acompa?ante de Sara Montiel. No s¨®lo era un sensible y valeroso actor, sino tambi¨¦n un inquieto buscador de formas que secretamente escrib¨ªa en los rodajes de Sara algunas novelas que so?aba convertir en pel¨ªculas. Lo consigui¨® poco despu¨¦s. En 1963 dirigi¨® Le vouleur de Tibidabo (La vida es magn¨ªfica), primera de las tres pel¨ªculas que forman su filmograf¨ªa como director: L'ile des dragons (1973) y Bardeby (1977), son las restantes.
Algo supimos de la oculta personalidad de Ronet cuando actu¨® junto a Amparo Soler Leal en una primeriza pel¨ªcula del entonces joven realizador Francisco Regueiro, Amador (1964). Se necesitaba., coraje para el riesgo que supon¨ªa. la obra de un director extranjero, sin experiencia, pero Ronet, sin duda, intuy¨® que en Regueiro hab¨ªa un autor ins¨®lito; quiz¨¢ intuy¨® tambi¨¦n que no ser¨ªa entendido por los productores espa?oles, tal como viene ocurriendo.
Tampoco lo fue el propio Ronet cuando nuestros distribuidores no importaron seriamente las pel¨ªculas que dirigi¨®, aunque hubieran sido m¨¢s sensibles a sus t¨ªtulos como autor: La bruja, donde Ronet mostr¨® sus grandes posibilidades de gal¨¢n, A pleno sol, en la que encarnaba al complejo y joven millonario, Fuego fatuo, que tard¨® algunos a?os en llegarnos porque ni. censores ni distribuidores entendieron el angustioso an¨¢lisis del suicidio que film¨® el tambi¨¦n entonces prometedor Louis Malle, La delaci¨®n, Champa?a para un asesino, Un diablo bajo la almohada, (otra vez en Espa?a, en esta ocasi¨®n bajo las ¨®rdenes de Jos¨¦ Mar¨ªa Porqu¨¦), La piscina...
"Todo actor tiene tras de s¨ª la herencia de Stanislawsky, Reinhard, Strassberg, la escuela de Elia Kazan, en definitiva, pero adaptada a caracter¨ªsticas europeas; tal como es, s¨®lo es posible en el cine americano, en su forma de vida, en su cultura", dec¨ªa Maurice Roriet en la entrevista que concedi¨® a la publicaci¨®n Nuestro cine poco despu¨¦s del rodaje de Amador: "M¨¢s que una manera de comportamiento f¨ªsico, el actor europeo puede aprovechar de la escuela de Kazan, un concepto nuevo de la actuaci¨®n del actor".
Adopt¨®, efectivamente, caracter¨ªsticas de alumno del m¨¦todo, que supo combinar con esa cara de ni?o desvalido, que no abandon¨® nunca, aunque, cuando reciente mente aparec¨ªa en el festival de Cannes, su imagen de 55 a?os no respond¨ªa con facilidad al modelo. No era ya el gal¨¢n que deseaban para sus pel¨ªculas algunos directo res de hoy. Pilar Mir¨®, por ejemplo, pens¨® en Ronet para su protagonista de Hablamos esta noche, pero los a?os hab¨ªan surcado la cara del actor componiendo una figura nueva, con pasado, con alg¨²n dolor no superado, o noches de insomnio.Una figura que no ha tenido continuidad, desgraciadamente, ni en el cine ni en la vida.
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