Micr¨®fonos escondidos, regalo de cumplea?os para Figueiredo
El presidente Joao Baptista Figueiredo cumpli¨® ayer cuatro a?os de Gobierno, y la conmemoraci¨®n est¨¢ siendo tensa y cargada de alarmantes rumores sobre la estabilidad del Gobierno. El domingo, el peri¨®dico Correio Braziliense, que en ocasiones se erige en portavoz de los ¨®rganos de informaci¨®n y represi¨®n, estamp¨® en primera plana el descubrimiento de un costoso equipo de espionaje en el despacho de Figueiredo en el palacio de Planalto.
El equipo electr¨®nico fue descubierto el pasado viernes, cuando los obreros que realizan una reforma en el tercer piso del moderno palacio de m¨¢rmol y vidrio derribaron un tabique a petici¨®n de los agentes de seguridad. Su valor se estima extraoficialmente en cerca de 50.000 d¨®lares, unos ocho millones de pesetas. De 33 cent¨ªmetros de largo y un metro de ancho por dos de alto, dispone de un micr¨®fono de alta potencia, una unidad transmisora y seis bater¨ªas reguladas por control remoto.Los pol¨ªticos se quedaron perplejos con la noticia de que el propio presidente de la Rep¨²blica estaba siendo controlado en su despacho, con la supuesta intenci¨®n de escuchar las conversaciones que se desarrollan entre el alto mandatario y los ministros militares para designar un candidato civil a la presidencia. El hecho que m¨¢s preocupa es que el descubrimiento fue hecho por agentes de la seguridad presidencial vinculados al gabinete militar, cuyo jefe, el general Rub¨¦n Ludwig, est¨¢ en conflicto abierto con el jefe del Servicio Nacional de Informaciones (SNI), general Octavio Medeiros.
Con un Gobierno militar sin salida frente a la crisis, irritado, respondiendo a sus militares de manera seca y poco cort¨¦s, el presidente Joao Figueiredo no ha movido un soto dedo para que se desmienta oficialmente que est¨¦ pensando en renunciar al poder.
El recelo presidencial se debe fundamentalmente a las serias escisiones que se est¨¢n registrando en el partido oficial, el PS13 y en los propios cuarteles, a la hora de analizar la forma que ha de adoptar la sucesi¨®n presidencial. No obstante, parece garantizado el control por parte de Figueiredo de la jerarqu¨ªa militar.
Intentando controlar la crisis econ¨®mica del pa¨ªs con duras medidas monetarias exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno se vio obligado a dar instrucciones claras al Ministerio de Justicia para que las huelgas y manifestaciones antigubernamentales, hoy a la orden del d¨ªa, no sean disueltas por la fuerza. Los cuartos de banderas, acostumbrados hasta los comienzos de la d¨¦cada de los setenta a repetir que hab¨ªan sacado al pa¨ªs del caos en 1964, son hoy fuertes cr¨ªticos de la actual situaci¨®n econ¨®mica, cuando la inflaci¨®n alcanza niveles alarmantes. Y eso es considerado peligroso, pues la extrema derecha militar puede usar un discurso nacionalista para intentar impedir la democracia. Durante los dieciocho a?os de r¨¦gimen militar, los principios de seguridad nacional hicieron que las fuerzas armadas se volcaran en el control pol¨ªtico interno, funcionando como la verdadera polic¨ªa del Gobierno.
En condiciones bastante distintas, pero con pasos similares, se puede decir que el r¨¦gimen militar brasile?o est¨¢ buscando su Adolfo Su¨¢rez, asemejando la escena pol¨ªtica brasile?a con la espa?ola de 1976, y parece que los militares ya escogieron.
El pasado mi¨¦rcoles, el jefe de los organismos de seguridad y represi¨®n, el temido Servicio Nacional de Informaciones (SNI), general Octavio Madeiros, viaj¨® hasta la capital del Estado de Minas Gerais, Belo Horizonte, donde est¨¢ recuper¨¢ndose de una grave intervenci¨®n quir¨²rgica el vicepresidente Aureliano Chaves, para comunicarle oficialmente que retiraba su candidatura y apoyar¨ªa su nombre para suceder a Figueiredo. Era uno de los apoyos fundamentales que faltaban para que Figueiredo pudiera anunciar en el pr¨®ximo mes de junio su candidatura preferida. Chaves es considerado un civil de la revoluci¨®n del 64, el movimiento que derrib¨® al presidente Joao Goulart.
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