Los jud¨ªos en la URSS, una minor¨ªa persegida
Simone Veil, ex presidenta del Parlamento europeo, abri¨® el martes en Jerusal¨¦n la tercera conferencia mundial sobre los jud¨ªos de la URS S. El presidente de Israel, Isaac Navon; el primer ministro israel¨ª, Men¨¢jem Beguin, y la representante de Estados Unidos en la ONU, Jane Kirkpatrick, se encontraban en la tribuna de honor de la conferencia. La representante norteamericana ley¨® un mensaje del presidente Ronald Reagan en el que ¨¦ste manifiesta que Estados Unidos "no les olvidar¨¢" y continuar¨¢ apoy¨¢ndoles en sus deseos de salir de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. En este congreso participan unos 1.500 delegados, procedentes de treinta pa¨ªses.
Dispersos por todo lo ancho de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, los jud¨ªos de la URSS -2.151.000 personas, seg¨²n el censo de 1970- son minor¨ªa incluso en la regi¨®n aut¨®noma de Birobiyan (extremo oriental del pa¨ªs), que fue creada especialmente para ellos en 1934: de los 162.856 habitantes de Birobiyan, s¨®lo 15.000 son jud¨ªos.Diezmados primero por los pogron¨ªs del zarismo, los jud¨ªos rusos encontraron en el marxismo su tabla de salvaci¨®n. En un primer momento, casi la mitad de los revolucionarios eran hebreos. La suerte les dur¨® poco: la invasi¨®n nazi supuso la muerte para varios centenares de miles, a pesar de los esfuerzos que, seg¨²n la historia oficial, se realizaron para evacuar hasta la retaguardia a dos millones de jud¨ªos. La ¨¦poca de Stalin tampoco les fue propicia: hay estudiosos que afirman que murieron m¨¢s jud¨ªos sovi¨¦ticos a causa de las purgas estalinistas que durante la invasi¨®n nazi.Condenados por el zarismo a vivir en las ciudades, los jud¨ªos se adaptaron mejor que el resto de la poblaci¨®n al desarrollo de las urbes que vino como consecuencia de la industrializaci¨®n de la URSS. Seg¨²n datos de 1960, aunque eran s¨®lo el 1 % del total de la poblaci¨®n del pa¨ªs, el 14,7% de los m¨¦dicos eran jud¨ªos, as¨ª como el 8,5% de los escritores y periodistas, el 10,4% de los hombres de leyes, el 7% de los actores, m¨²sicos y artistas; el 10% de los miembros de la Academia de Ciencias y el 34% de los trabajadores del cine.
Sin embargo, esta aparente confortabilidad social no les ha frenado -al menos, a buen n¨²mero de ellos- sus deseos de emigrar. Se calcula que, desde 1971, unos 100.000 jud¨ªos han abandonado la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El a?o r¨¦cord fue el de 1979, cuando lo lograron 51.000. Seg¨²n c¨¢lculos realizados por los propios interesados, s¨®lo el 10% de las demandas de visados de salida obten¨ªa respuesta positiva de las autoridades.Hay quien afirma que las presiones realizadas por Estados Unidos durante la pasada d¨¦cada origin¨® cierta picaresca que llev¨® a algunas personas que deseaban emigrar a hacerse pasar por jud¨ªos. Lo cierto es que si bien los hebreros que abandonaban la URSS lo hac¨ªan te¨®ricamente para emigrar a Israel, s¨®lo el 50% de los que lograban salir terminaban tomando esa ruta: el resto se encaminaba hacia Estados Unidos o la RFA.
M¨¢s activos que otros grupos marginales, los jud¨ªos que deseaban emigrar protagoanizaron ins¨®litas manifestaciones p¨²blicas de protesta para acelerar la obtenci¨®n de sus visados de salida.
Los aproximadamente 100.000 jud¨ªos que lograron emigrar en los a?os setenta lo hicieron benefici¨¢ndose de las presiones norteamericanas: en 1972, el Congreso de Estados Unidos ofreci¨® un acuerdo comercial preferencial con la URSS a cambio de que se permitiese la emigraci¨®n de los jud¨ªos que lo desearan.
Posteriormente, el Kremlin volvi¨® a abrir la mano en 1978 y 1979 para facilitar la ratificaci¨®n en el Congreso de Washington de los acuerdos sobre armas estrat¨¦gicas SALT II. La no ratificaci¨®n de este tratado tuvo como consecuencia la pr¨¢ctica suspensi¨®n de todos los permisos de salida, que parece seguir vigente en la actualidad.
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