Pretorianismo versus UMD
En este texto, dice su autor, "se trata de acercarse a la situaci¨®n ins¨®lita de un exiguo colectivo de profesionales de las armas, disidentes de un r¨¦gimen que se sosten¨ªa precisamente por la fuerza de las armas". Se trata, efectivamente, de la historia de los militares de la UMD y su separaci¨®n del Ej¨¦rcito, encuadrada dentro de la historia reciente, incluida la militar, de nuestro pa¨ªs.
Santo Tom¨¢s de Aquino, dominico (1224-1274), uno de los pilares de la doctrina social del cristianismo, sostiene en De regimine principum que el exercitium de la autoridad reside en el pueblo, y que es ¨¦ste el que la confiere. El Gobierno lo instituye la comunidad, y puede derrocarlo si se convierte en tir¨¢nico.Juan de Mariana, jesuita (1537-1623), uno de los historiadores m¨¢s eminentes de nuestro pa¨ªs, en su libro De rege et regis institutione, formul¨® la teor¨ªa m¨¢s coherente y l¨²cida del tiranicidio, afirmando su licitud y justific¨¢ndolo. Defendi¨® p¨²blica y abiertamente el asesinato de Enrique III de Francia.
Estos conceptos de teor¨ªa pol¨ªtica y varios miles m¨¢s, sencillos y de f¨¢cil entendimiento, con antig¨¹edad de varios siglos, no han calado a¨²n en ciertos sectores de la sociedad espa?ola que mantienen un bajo nivel de cultura pol¨ªtica y una disposici¨®n mental perezosa y herm¨¦tica; sectores que, lo dem¨¢s es ret¨®rica, han condicionado gravemente la vida nacional durante los siglos XIX y XX. Durante estos siglos, la burgues¨ªa conquist¨® el poder pol¨ªtico arrojando todo el peso del Ej¨¦rcito contra las viejas clases dominantes. M¨¢s tarde, para conservar y aumentar su poder econ¨®mico, arroj¨® al Ej¨¦rcito contra la clase obrera emergente.
En estas l¨ªneas, se trata de acercarse a la situaci¨®n ins¨®lita de un exiguo colectivo de profesionales de las armas, disidentes de un r¨¦gimen que se sosten¨ªa por la fuerza de las armas.
En el a?o 1975, ¨²ltimo del dilatado per¨ªodo desp¨®tico absolutista, fueron detenidos y encarcelados varios militares que desviaron sus pasos hacia la libertad: hacia una monarqu¨ªa parlamentaria considerada entonces como una meta revolucionaria. Sigui¨® un proceso, condena y separaci¨®n del servicio.
Los beneficios de la amnist¨ªa promulgada en octubre de 1977 no fueron de aplicaci¨®n para ellos. En la Prensa de aquellos d¨ªas se le¨ªa: "Quedan fuera de la amnist¨ªa los asesinos de Atocha, los oficiales de la UMD y algunos grapo".
En junio de 1980 se replante¨® el tema. Fue presentada en el Congreso una proposici¨®n de ley firmada por todos los grupos parlamentarios, excepto el de Fraga. De s¨²bito, sabiendo por qu¨¦, la clase pol¨ªtica de representaci¨®n popular qued¨® amordazada, y la proposici¨®n de ley orillada bajo un rutilante cielo de tonalidades caquiazuladas.
El ciudadano, el hombre de la calle, el analista pol¨ªtico ind¨ªgena o for¨¢neo objetivaban claramente una situaci¨®n tangencial con el esperpento: los militares dem¨®cratas, excluidos del servicio activo; los militares golpistas, incluidos en el servicio activo. Todo un modelo pintoresco de structura general de poder en una sociedad industrializada y culta que anhela cruzar el siglo XXI cabalgando sobre un robusto patrimonio de democracia avanzada.
Cuando la clase pol¨ªtica heredera del franquismo, fulminada por los votos, despeg¨® sus acicaladas manos del tim¨®n que gu¨ªa la nave estatal, se abri¨® un comp¨¢s de espera. Comp¨¢s que se cerr¨® un poco cuando los teletipos vomitaron: "Sargento condenado a seis meses de prisi¨®n por un art¨ªculo sobre la UMD". Sobre la lengua del sargento D¨ªaz Barbero gravit¨®, como dec¨ªa Esquilo, la pesadumbre de un buey.
El general Guti¨¦rrez Mellado ha manifestado que la incorporaci¨®n al Ej¨¦rcito de los oficiales constitucionales se producir¨ªa con grave da?o para la uni¨®n de los ej¨¦rcitos. Parece que el ilustre y admirado general no ha acertado en sus declaraciones. Es cierto que la uni¨®n y armon¨ªa de los militares es necesaria para que concurran al mismo objeto o fin. Como este vector referencial es precisamente el acatamiento y defensa activa de la Constituci¨®n, el grave da?o para la uni¨®n de los ej¨¦rcitos lo producen quellos militares que se desplazan fuera del ¨¢mbito constitucional, y cuyos fines no son coincidentes con los de sus compa?eros de las FF AA.
El general Allendesalazar ha sido contundente y clarificador: la reincorporaci¨®n al servicio activo de los oficiales de la UMI) es un asunto estrictamente pol¨ªtico, y compete al Gobierno tomar las decisiones oportunas.
En su comparecencia, el 24 de febrero ante el Congreso, el ministro de Defensa no entr¨® en materia. Sin embargo, es obvio que la intenci¨®n pol¨ªtica de los prebostes es la de imprimir en las escalillas militares los empleos y nombres de los militares separados del servicio por su aversi¨®n a los reg¨ªmenes totalitarios. En las citadas escalillas encontrar¨¢n acomodo junto a los fallecidos generales Franco y Moscard¨®, ue figuran en lugar destacado y preferente.
Los espa?oles comienzan a avisparse y especulan sobre la identidad de qui¨¦n o qui¨¦nes impiden por la fuerza que el poder pol¨ªtico adopte una soluci¨®n para una situaci¨®n evidentemente injusta. Estiman que el problema, con implicaciones ¨¦tico-est¨¦ticas y morales, debe resolverse ya. Tienen la certeza de que las FF AA lo asumir¨¢n con la naturalidad y el agrado propios de tinos hombres al servicio de los espa?oles y de su Carta Magna. A aquellos militares que se mostrasen recelosos o enemigos se les podr¨ªa preguntar cu¨¢l es su compromiso con la democracia y con el pueblo que les ha cedido confiadamente sus armas.
es capit¨¢n del Ej¨¦rcito.
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