Los Chunguitos, por todo Madrid
Los Chunguitos est¨¢n de gira. A lo largo de toda la semana, y en colaboraci¨®n con juntas municipales y asociaciones de vecinos, visitar¨¢n en esta turn¨¦ popular -el espect¨¢culo es gratuito- los madrile?os barrios de Carabanchel, San Bias, Vallecas, cerrando en el coraz¨®n castizo de Malasa?a. Una ocurrente y agradable manera de promocionar su reciente disco Callej¨®n sin salida.En Villaverde Alto, ante varios miles de ciudadanos, este tr¨ªo de hermanos inici¨® su periplo tan humano de la periferia al centro. Su m¨²sica racial despert¨® esa gota de sangre gitana que todos llevamos dentro. Regalaron canciones a un p¨²blico solidario -familias enteras con montones de ni?os- que tarareaba, daba palmas y se soltaba el pelo, bailando unas historias que reconoc¨ªa como propias. Historias sencillas y duras. Siempre las mismas historias. Siempre metidos en esa misma pena que ellos cantan.
Se les ve alegres, joviales. Y se comprende que s¨®lo con tantas ganas de vivir sea posible ponerle ritmo y poes¨ªa a esas cr¨®nicas de la desesperaci¨®n de una humanidad condenada: Perros callejeros; Deprisa, deprisa. Ellos le ponen m¨²sica a los sentimientos de un pueblo, el nuestro, que sufre y busca consuelo. Un pueblo que algunas veces pisa la raya del delito porque, irremediablemente, la vida es lo m¨¢s grande.
Alegr¨ªa y tragedia
Los Chunguitos son alegres, y sus canciones, tr¨¢gicas. Quieren comunicar con la gente. Su gente, que cuenta con los dedos los instantes que fue feliz. Los Chunguitos est¨¢n llenos de ternura. Un don hermoso que hace milagros. Su arte toca en el alma y el p¨²blico lo agradece con un poco de alegr¨ªa. Y al hilo de esa pena compartida se desata una fiesta enorme que se llama comunicaci¨®n.El pueblo de Villaverde as¨ª lo entendi¨®. Y se divirti¨® cuanto pudo, a pesar de un sonido inmerecidamente deslucido. A pesar de los rigores de esta terca y reseca primavera. "Que venga la lluvia de la India", clamaron Los Chunguitos. Y la lluvia no vino. Sin embargo, los ni?os, que disfrutaban a lo grande, cayeron como una tromba incontenible. El espect¨¢culo acab¨® con una chiquiller¨ªa trepada al escenario que no paraba de bailar. Y Los Chunguitos desaparecieron, evaporados en un paisaje de chaval¨ªllos reidores. "?Ay qu¨¦ dolor, qu¨¦ dolor, qu¨¦ dolor!...".
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