Ram¨®n Boix dedica su tiempo libre a 'personalizar' autom¨®viles
Un emigrante espa?ol, Ram¨®n Boix, natural de Sollana (Valencia) y residente en Suiza desde hace m¨¢s de 20 a?os, dedica gran parte de su tiempo libre a ennoblecer la hojalata, a dar vida personalizando los coches, dignificando la chapa. Sus ratos de ocio, que no son muchos, suele emplearlos pintando, y no s¨®lo cuadros. Trabaja en un garaje con su hijo Juan, de 24 a?os, que comparte las mismas aficiones que el padre, incluida una entra?able pasi¨®n por los viejos modelos.
"Un d¨ªa", comenta Ram¨®n Boix, mi chaval me pidi¨® que le pintara las puertas del coche. Fue una experiencia nueva, y la decoraci¨®n era tan original y gustaba tanto que la gente se quedaba curiosa mirando por las calles. No recuerdo los primeros elementos que utilic¨¦ en la decoraci¨®n, y seguramente aquellos coches ser¨¢n ya, hoy d¨ªa, chatarra. La ¨²ltima obra en el coche de mi hijo fue precisamente una puesta de sol entre palmeras. Pero a ¨¦l le gustaban m¨¢s los caballos y como su coche s¨®lo tiene seis, pensamos que 13, adem¨¢s de ser el n¨²mero de la suerte, podr¨ªa bastarle. Y dicho y hecho..."Padre e hijo se pusieron manos a la obra. Pulir y limar la carrocer¨ªa primero. Levantar la vieja pintura, cauterizar y empastar bien los eventuales poros y luego dejar correr la imaginaci¨®n, la fantas¨ªa. Como referencia, la mitolog¨ªa, la apocalipsis. Recuerdos de ni?o cuando caballos percherones labraban en los arrozales de la Albufera. Poco a poco los contrastes, las formas, los colores. Horas y horas de tes¨®n y paciencia.
Una vez terminada la obra, comienza la fase artesanal: dos pases por el horno para que se fijen definitivamente los colores y puedan resistir a la intemperie, el sol, la nieve y las lluvias.
Ram¨®n Boix, piensa que el arteauto puede tener mucho futuro si a la gente con medios le da de ahora en adelante por personalizar sus utilitarios, y despu¨¦s de todo, siempre ser¨ªa una forma m¨¢s de promocionar algunos modelos de alto standing". Aunque podr¨ªa tambi¨¦n estar al alcance de todos. "El coste medio", dice, "podr¨ªa situarse en tomo a los 2.000 francos suizos, unas 130.000 pesetas".
Boix se niega a facilitar el secreto y prefiere explicarnos su afici¨®n por los pinceles. "Cuando no ten¨ªa m¨¢s que una docena de a?os", dice, "gan¨¦ un concurso municipal de dibujo. En aquel entonces ejerc¨ªa yo mis cualidades, para admiraci¨®n de grandes y chicos, todos los s¨¢bados en el encerado de la escuela. Yo ten¨ªa que dibujar, sirvi¨¦ndome ¨²nicamente de las tizas, una estampa del evangelio cada semana, y los dem¨¢s ni?os la copiaban".
Desde entonces han sido muchos los avatares y las experiencias. Antes de llegar a Suiza estuvo seis a?os en el sur de Francia como injertador de vi?as, pero su afici¨®n por la pintura no le abandon¨® nunca y es maestro en sus m¨²ltiples formas: el paisaje, el retrato y la naturaleza muerta. Cuenta con m¨¢s de un centenar de cuadros que en la actualidad decoran las casas de muchos de sus amigos.
Ram¨®n Boix, de 51 a?os, quiere retirarse pronto y dedicarse s¨®lo a la pintura. Ahora, es animador y tesorero del Grupo de Artistas Espa?oles de Lausana y Alrededores (GAELA), y su mayor ilusi¨®n ser¨ªa poder dec¨®rar con la her¨¢ldica familiar o con cualquier otro motivo personal la moto o el coche del Rey de Espa?a, por ejemplo.
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