La s¨®lida biograf¨ªa del resistente pac¨ªfico
Luchaba desde hace a?os Richard Attenborough por llevar al cine una biograf¨ªa de Gandhi, el resistente pac¨ªfico que fue capaz de lograr la independencia de la India insistiendo con tes¨®n en la validez de sus f¨®rmulas de desobediencia civil. Tan curiosos m¨¦todos debieron de fascinar a Attenborough por su contraste con la ¨¦poca actual, en la que el lenguaje de la violencia se ha impuesto como principal recurso para la protesta.Su pel¨ªcula, de cualquier forma, no hace hincapi¨¦ en esa teor¨ªa ejemplar, y se limita a seguir, con gran precisi¨®n, los pasajes fundamentales de la vida de Gandhi: la larga estancia en Sur¨¢frica, donde el l¨ªder de la revoluci¨®n hind¨² comenz¨® su ins¨®lita lucha defendiendo los derechos de los indios inmigrados; su regreso a la India, y el lento desarrollo de sus campa?as de resistencia, ampliadas m¨¢s tarde con el ayuno voluntario con el que Gandhi supo enfrentarse a los colonizadores brit¨¢nicos; sus disputas pol¨ªticas con Nehru; su negativa a aceptar la escisi¨®n de Pakist¨¢n... Una larga vida dedicada a la libertad, interrumpida gratuitamente por un asesinato inesperado.
Gandhi
Director: Richard Attenborough. Gui¨®n: John Briley. Fotograf¨ªa: Billy Williams, Ronnie Taylor. M¨²sica: Ravi Shankar. Int¨¦rpretes: Ben Kingsley, Candice Bergen, Edward Fox, John Gielgud, Trevor Howard, John Mills, Martin Sheen. Drama biogr¨¢fico. Norteamericana, 1983. Locales de estreno: Callao y Carlos III.
Attenborouhg se encuentra ahora, concluido su trabajo, con un excelente lanzamiento de compa?¨ªas norteamericanas y el apoyo adicional que suponen las numerosas selecciones para los pr¨®ximos oscars de que es objeto su pel¨ªcula. Una meta cumplida. Otras posibles metas referidas a la importancia de su trabajo son, sin embargo, m¨¢s discutibles. Porque, si bien Attenborough ha realizado la pel¨ªcula con rigor hist¨®rico, no se ha permitido un criterio tan rico como para invitar a la emoci¨®n o a un juicio m¨¢s complejo que el t¨®pico. Su Gandhi es ilustrativo, pero no creador. La narraci¨®n se mantiene en tono plano, informativo, ajeno, sin que la excelente calidad de su int¨¦rprete central, el no actor Ben Kingsley, que encarna un Gandhi eficaz y sensible, sea suficiente para acercar al espectador por el camino de la complicidad.
Recreaci¨®n dram¨¢tica
La secuencia de la matanza de Amristar, en donde los brit¨¢nicos asesinaron a centenares de indios, es un buen ejemplo del estilo elegido por Attenborough: se cita el dato exacto, se ilustra con una recreaci¨®n dram¨¢tica, pero pasa por la pel¨ªcula como un momento m¨¢s, sin que la puesta en escena haya aportado otros datos que los oficiales. El director no busca con su c¨¢mara, no se arriesga con. el gui¨®n. Ha respetado a Gandhi pero no le ha dado vida: s¨®lo historia.Pero esa seriedad en el planteamiento general de la pel¨ªcula es algo que no puede despreciarse. El cine norteamericano no ha sido precisamente fiel en sus pel¨ªculas biogr¨¢ficas. Hay que agradecer, pues, que la falta de imaginaci¨®n de Attenborough le haya obligado a inspirarse s¨®lo en la realidad. Aunque, vista por ¨¦l, esa realidad sea la de un manual de lectura dominguera.
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