La entrevista de Felipe Gonz¨¢lez con Buabid, un tanteo previo al encuentro que hoy mantendr¨¢ con el rey Hassan
"Vengo para efectuar con mi colega marroqu¨ª, Maati Buabid, un balance de las relaciones hispano-marroqu¨ªes y proceder con ¨¦l a una evaluaci¨®n prospectiva de la cooperaci¨®n" dijo ayer Felipe Gonz¨¢lez nada m¨¢s pisar el suelo de Marruecos, a las diez de la ma?ana, hora local (mediod¨ªa en Madrid). En una breve declaraci¨®n a la Prensa -que por el tono recitativo en que fue hecha daba la impresi¨®n de haber sido preparada muy cuidadosamente- realizada en los salones supervips del aeropuerto de Rabat, el jefe del Gobierno espa?ol parece haber revelado los verdaderos objetivos de ¨¦ste su primer viaje oficial al extranjero: la b¨²squeda de un clima pol¨ªtico general de entendimiento sin centrarse en cuestiones concretas. Los discursos pronunciados por Gonz¨¢lez y Buabid en la cena que ¨¦ste le ofreci¨® fueron protocolarios.
Con una puntualidad marcial, el mystere de la Subsecretar¨ªa del Aire que tra¨ªa a Felipe Gonz¨¢lez; al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n; al director del departamento de ?frica, Manuel Sassot, y al resto del s¨¦quito par¨® sus motores ante el sal¨®n reservado a los jefes de Gobierno y de Estado a la hora convenida.El primer ministro, Maati Buabid, con una puntualidad poco usual por estas tierras, le esperaba ya desde hac¨ªa cinco minutos Despu¨¦s del abrazo protocolario pero amistoso de rigor, pasaron juntos revista al pelot¨®n de ceremonias y Maati Buabid le present¨® al Gobierno en pleno -con la excepci¨®n del ministro de Exteriores, M'hamed Bucetta, retenido en otras gestiones-. Tambi¨¦n acudi¨® el cuerpo diplom¨¢tico. Despu¨¦s de instalarse en el Palacio de los Hu¨¦spedes, Felipe Gonz¨¢lez fue al mausoleo de Mohamed V para depositar una corona de flores acompa?ado por el ministro de Transportes, Mansuri Ben Al¨ª, quien procede del norte de Marruecos y habla perfectamente espa?ol, y del secretario de Estado para las Relaciones Exteriores, Abdelhak Tazi.
El presidente del Gobierno, su s¨¦quito y los periodistas se descalzaron a la entrada del t¨²mulo, como requiere en el Islam el respeto por estos lugares de reposo eterno o de oraci¨®n, y luego un oficial les explic¨® los detalles cl¨¢sicos de estas visitas, como son las toneladas de m¨¢rmol empleadas o la antig¨¹edad del m¨¢rmol negro importado de Carrara, el granito regalado por Pakist¨¢n o el peso de las plaquetas de oro.
A mediod¨ªa, Felipe Gonz¨¢lez almorz¨® en la residencia del embajador de Espa?a, gir¨® una breve visita tur¨ªstica por la capital y a las cinco en punto de la tarde comenzaron las conversaciones con el primer ministro, Maati Buabid. La primera media hora fue un mano a mano a solas Gonz¨¢lez-Buabid, previsto as¨ª probablemente para que en ese breve de tiempo pudieran exorcizarse los deseos expresados en la entrevista de Maati Buabid a EL PA?S de hacer que "ning¨²n tema de conversaci¨®n sea tab¨²".
Intercambio de 'flores'
La importancia fundamental de esas dos horas de conversaci¨®n, una parte de ellas en ausencia de los colaboradores respectivos, es que en ellas el primer ministro marroqu¨ª habr¨¢ podido lanzar al jefe del Gobierno espa?ol todos los tientos necesarios para que cuando el rey Hassan le reciba hoy tenga ya un correcto perfil sociol¨®gico de su interlocutor.
En la cena ofrecida por la noche por Maati Buabid a Felipe Gonz¨¢lez hubo un notable intercambio de flores: Felipe Gonz¨¢lez, aludiendo al pasado cultural com¨²n, a la inevitable Giralda de Sevilla, -alusi¨®n excusable esta vez por tratarse de su patria chica- y a cosas m¨¢s serias, tales como "la clara voluntad del Gobierno espa?ol de profundizar en el desarrollo de esas relaciones con Marruecos" y al reconocimiento modesto de que "no hay que dejarse arrastrar por las incitaciones a lograr un triunfo espectacular o que pudiera ser presentado como tal y que, a largo o medio plazo, destruir¨ªa la convivencia entre los pueblos", que, pese a tener un cierto lado cr¨ªtico, corresponde perfectamente con los objetivos modestos que se ha fijado Felipe Gonz¨¢lez.
El primer ministro marroqu¨ª fue quiz¨¢ m¨¢s expresivo y dijo a Felipe Gonz¨¢lez que "posee todas las cualidades necesarias para contribuir al reforzamiento de las relaciones hispano-marroqu¨ªes: personalidad notable, profundidad de pensamiento, patriotismo sincero, apego a los principios y un amplio conocimiento de los problemas internacionales".
Maati Buabid hizo extensivos estos c¨¢lidos elogios al Gobierno socialista y dijo que "hemos seguido los logros de vuestro Gobierno en los ¨²ltimos cuatro meses, tanto en el plano interno como externo, y usted nos ha obligado a admirar la manera realista de tratar los problemas pol¨ªticos, econ¨®micos, sociales y estructurales. Su declaraci¨®n del 14 de marzo ¨²ltimo, y en particular su actitud hacia el gran Magreb, han sido apreciadas".
El primer ministro marroqu¨ª dijo que, en su opini¨®n, el tratado de 1767 entre el sult¨¢n Mohamed Ban Abdala y el rey Carlos III de Borb¨®n constituye un punto de partida de las relaciones actuales e ilustra las buenas relaciones que exist¨ªan en el pasado entre Marruecos y Espa?a.
Esta alusi¨®n resulta cuando menos curiosa, porque si bien el citado tratado tuvo lugar en un momento de relativa calma entre las tribus marroqu¨ªes y las poblaciones de Ceuta y Melilla, es nada m¨¢s y nada menos que el principal tratado internacional esgrimido por Espa?a en su afirmaci¨®n de la espa?olidad de Ceuta y Melilla y aqu¨¦l por el cual se fijaron los l¨ªmites de estas dos ciudades, eso s¨ª, de acuerdo con las autoridades marroqu¨ªes.
Ceuta y Melilla son, ausentes o no de las conversaciones, el t¨®pico principal de la Prensa marroqu¨ª.
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