Valle-Incl¨¢n
En el D¨ªa ese anual o universal del teatro han pasado algunas cosas. Tierno se ha sacado un delicioso bando arcaizante, que este mismo peri¨®dico define como "quevedesco", cuando estar¨ªa m¨¢s bien en Cervantes u otros galanos y galanes. Ni un solo desafuero, met¨¢fora, sinestesia, aliteraci¨®n o recurso genial del genial barroco aparece en Tierno, que me consta no es barroco. Roland Barthes (Seix / Barral / Lara), en una recopilaci¨®n p¨®stuma de ensayos, con ep¨ªlogo de Susan Sontag, l¨²cida, antip¨¢tica, lesbiana y cancerosa, viene a dar una definici¨®n de lo barroco, que es algo as¨ª como un estallido en el tiempo. Nada que ver con las armon¨ªas temporales y c¨ªvicas del bando. Luego ha habido conmemoraci¨®n ante Valle-Incl¨¢n (¨¦ste s¨ª que barroco) en su afortunada estatua de Recoletos, y por all¨ª vimos a la peque?ita -fina belleza, inmatura actriz- que hace la oponente de Emma Coben en el Chejov del Mar¨ªa Guerrero. Una joven "anovelada", como hubiera dicho don Ram¨®n. Actores, actrices, autores, directores y t¨¦cnicos llevaron recado de flores a las estatuas del sindicato, mayormente Calder¨®n, que est¨¢ en Santa Ana: hace muchos a?os hab¨ªa un mendigo que se le acercaba a uno:-Si me da un cupron¨ªquel le digo unos versos de este se?or.
No hay m¨¢s pobres con el psocialismo, pero admitamos que aquellos pobres eran m¨¢s instruidos. La demagogia de Gonz¨¢lez / Guerra puede hasta acabar con la mendicidad, que era una forma de cultura: la cultura de los mendigos. A don Ram¨®n Mar¨ªa, entre el Gij¨®n de Cela y_el Teide de Ruano (dos valleinclanescos en secreto), a m¨¢s de flores, le colocaron una bufanda, por los ventalles de marzo, l¨®gico. Bufanda que es l¨¢tigo de todo el teatro espa?ol y del suyo propio, teatro que ¨¦l, prosista / novelista a quien todav¨ªa se posterga, obtusamente, ante el galdobarojianismo, que es un torpor literario; ¨¦l, digo / dec¨ªa, hizo un teatro como con la mano que le faltaba (su ¨®pera omnia / magna es El ruedo ib¨¦rico, escrita en el cheli isabelino), y, pese a todo, en ese teatro est¨¢ la modernidad y la tradici¨®n, Shakespeare y Lorca, Schiller, V¨ªctor Hugo y Brecht.
Desde Fernando de Rojas y Lope no hemos tenido un teatro igual. Despu¨¦s de ¨¦l, tampoco. Habita la memoria colectiva por su teatro (aunque esencialmente es un prosista, un narrador en prosa, un novelista), y ense?a a los autores es pa?oles a ser testimoniales sin berza, a ser denunciantes sin dogmatismo, a ser audaces sin Stanislawski, a ser l¨ªricos sin frases de ida y vuelta, a ser reales sin realismo, a no ser peque?o burgueses como lo son todos, de Benavente a Paso, a ser sarc¨¢sticos mejor que humoristas, a ser epocales mejor que psicologistas, a ser patriotas de una ¨¦poca mejor que de una patria chica. Quevedo / Larra / Valle-Incl¨¢n, sapient¨ªsima trinidad del castellano, ya ilesa para siempre. El bando de Tierno no es quevedesco. El moderno teatro espa?ol, de Lorca a Mart¨ªn Recuerda, no es valleinclanesco, aunque quiera. La bufanda / homenaje de don Ram¨®n es l¨¢tigo, no ya sobre la sociedad y la Historia (obvio), sino contra el teatro espa?ol mismo, del que dice Enrique Azcoaga que "le huelen los pies".
Est¨¢ bien que las gentes de teatro le homenajeen y bufandeen, porque no tienen otro. Del legitimismo decadentista, Valle va girando hacia el anarquismo esteticista, pasando hasta por la Rep¨²blica. Nuestro teatro se muere porque a la palabra poderosa de Valle prefiri¨® la palabra sinuosa de Benavente. Don Jacinto sedujo a la derecha y vici¨® a la izquierda. Y el Shakespeare / Brecht espa?ol acost¨¢ndose sin cenar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.