Espa?a y la transici¨®n a la democracia en Am¨¦rica Latina / 2
El creciente peso del continente latinoamericano en las esferas pol¨ªticas y culturales del mundo, y la tambi¨¦n creciente independencia econ¨®mica de muchos de sus pa¨ªses respecto a Estados Unidos, parece propiciar el proceso que les encarrila hacia la democracia.
Dec¨ªamos, ayer que no se puede hablar de una Am¨¦rica Latina debido a que existen realidades econ¨®micas, culturales y pol¨ªticas diversas. Y, sin embargo, pese a todas las diferencias, a la existencia de dictaduras, a las violaciones de los derechos humanos o a la crisis financiera, pareciera que ya hay una etapa en la historia latinoamericana que est¨¢ terminando.Hoy, los sistemas educacionales de Am¨¦rica Latina son mejores y m¨¢s completos; han surgido elites modernas, con gran calificaci¨®n t¨¦cnica, educadas: en los mejores centros acad¨¦micos del mundo; hay laboratorios de investigaci¨®n y preocupaci¨®n por el desarrollo tecnol¨®gico. La abundante aparici¨®n de novelistas hispanoamericanos que proyectan una literatura a nivel mundial es una expresi¨®n de las nuevas elites latinoamericanas. Pero, tambi¨¦n hay cient¨ªficos, economistas -como Ra¨²l Prebisch, que tiene mayor calidad e importancia dentro del pensamiento contempor¨¢neo que muchos de los premios Nobel de Econom¨ªa-, soci¨®logos y pensadores que ya se proyectan a nivel mundial.
En materia internacional, el peso latinoamericano es creciente. Se puede se?alar, por v¨ªa de ejemplo, los premios Nobel de la Paz concedidos a P¨¦rez Esquivel, de Argentina, y a Garc¨ªa Robles, de M¨¦xico; la aprobaci¨®n de un nuevo Derecho del mar (iniciativa latinoamericana); la influencia de organismos como la OPEP (creado a instancias de Venezuela) o del CIPEC (iniciativa chilena que coordina los esfuerzos de Chile, Per¨², Zambia y Zaire en lo relativo a las ventas mundiales del cobre). Organismos internacionales, como la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL), han sido impulsores de esfuerzos, como el debate Norte-Sur, el nuevo orden econ¨®mico internacional, y hay que recordar que se debi¨® al pensamiento y a la energ¨ªa de Ra¨²l Prebisch la organizaci¨®n de las Conferencias de las Naciones Unidas sobre.Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El mayor peso internacional de Am¨¦rica Latina se ve refrendado por la participaci¨®n, cada vez m¨¢s numerosa, de diplom¨¢ticos de la regi¨®n a cargo de organismos internacionales. Basta recordar que el actual secretario general de las Naciones Unidas es un diplom¨¢tico peruano.
La creencia, pues, de que Am¨¦rica Latina es un conjunto de pa¨ªses tercermundistas dominados por Estados Unidos es algo que ya dej¨® de tener vigencia, si es que alguna vez la tuvo. Am¨¦rica Latina ha aprendido a utilizar las pugnas de las superpotencias en su beneficio. Y as¨ª, por ejemplo, cuando Carter prohibi¨® las ventas de cereales de Estados Unidos a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pa¨ªses como Argentina o Brasil aumentaron sus exportaciones. Per¨², durante la d¨¦cada de 1960, nacionaliz¨® la International Petroleum Company (IPC) y Estados Unidos cort¨® la ayuda militar. Al poco tiempo, la Uni¨®n Sovi¨¦tica suscribi¨® un gigantesco contrato de venta de armas a Per¨². Hoy, el grueso de la aviaci¨®n peruana utiliza aviones sovi¨¦ticos y tanques de esa procedencia constituyen elmaterial-de sus- unidades blindadas.
En la mayor¨ªa de las fuerzas armadas suramericanas, el armamento que se utiliza es de procedencia europea, sovi¨¦tica o nacional. Es la consecuencia de las reducciones de la ayuda militar establecidas por el Congreso de Estados Unidos a finales de los sesenta.
Por otra parte, las empresas norteamericanas que exportaban minerales u otros productos b¨¢sicos han sido nacionalizadas. Hoy, el cobre o el petr¨®leo son propiedad de empresas del Estado en casi todos los pa¨ªses latinoamericanos. Ha surgido as¨ª otro fen¨®meno nuevo: la gran empresa del Estado, que cuenta con capitales y niveles de ventas que sobrepasan ampliamente los 1.000 millones de d¨®lares.
La apertura comercial y diplom¨¢tica a Europa occidental y a los pa¨ªses socialistas ha sido acompa?ada por las nuevas vinculaciones con Asia. Hoy, por ejemplo, la Embajada de la Rep¨²blica Popular China ocupa un edificio que compite en tama?o con el de la Embajada de Estados Unidos en Santiago de Chile. El comercio y las inversiones japonesas est¨¢n alcanzando, en muchos pa¨ªses, un nivel superior al de Estados Un?dos. Por ¨²ltimo, un n¨²mero considerable de pa¨ªses latinoamericanos participa en foros como las conferencias -de pa¨ªses no alineados, reforzando as¨ª sus vinculaciones con ?frica y Asia.
Hay entonces, una nueva realidad internacional de Am¨¦rica Latina que se caracteriza por la creciente sofisticaci¨®n de sus pol¨ªticas exteriores y un mayor peso en la comunidad mundial.
La nueva mentalidad latinoamericana
La idea de conservar los valores de la sociedad tradicional, plena de desigualdades sociales y de lento crecimiento, es repudiada en forma creciente en Am¨¦rica Latina. Habr¨¢ discrepancias acerca del modelo econ¨®mico a seguir, o sobre las ventajas o desventajas de determinada pol¨ªtica, pero hay un consenso marcado en que Am¨¦rica Latina debe desarrollarse r¨¢pidamente. Y precisamente esta mentalidad fue una de las causas del gran endeudamiento externo de la ¨²ltima d¨¦cada, ya que se aspir¨® a crecer, en forma espectacular, en un mundo sumido en la crisis econ¨®mica. Y para ello se utilizaron, con exceso, los pr¨¦stamos externos. En nuestros d¨ªas, pa¨ªses como Francia, Austria e Israel est¨¢n siguiendo una estrategia similar. La otra idea en la cual hay consenso es acerca de la necesidad de establecer sistemas pol¨ªticos estables, capaces de asegurar el desarrollo y sustentados en la voluntad popular.
En la actualidad estamos viendo el declinar de aquellas ideolog¨ªas que preconizaban que el proceso de modernizaci¨®n deb¨ªa ser dirigido por los militares, debido a la incapacidad y corrupci¨®n de los Pol¨ªticos civiles.
Este pensamiento militarista tuvo su primera manifestaci¨®n en Brasil, en el golpe que derrod¨® a Goulart; sigui¨®, en 1965, con el derrocamiento de Ill¨ªa en Argentina, y pareci¨® reafirmarse con la ca¨ªda de Bela¨²nde en Per¨² en 1968. Durante cerca de 10 a?os, este tipo de ideolog¨ªas tuvo bastante influencia en los estamentos militares sur americanos; hoy pareciera que es t¨¢n dando sus ¨²ltimas bocanadas en el Cono Sur.
El proceso de democratizaci¨®n est¨¢ avanzando r¨¢pidamente en Suram¨¦rica, y tan s¨®lo el Paraguay de Stroessner aparece como la excepci¨®n. Centroam¨¦rica tiene problemas de guerrillas, pero incluso all¨¢ hay intentos importantes dest¨ªnados a la democratizaci¨®n.
Por todos los antecedentes se?alados, pareciera que la d¨¦cada de 1980 estar¨¢ marcada, en la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica, por los esfuerzos de consolidaci¨®n del r¨¦gimen democr¨¢tico, y en Am¨¦rica, por serios intentos para proceder a la sustituci¨®n de los sistemas autoritarios. Es posible que a finales de la d¨¦cada, por primera vez en la historia, existan Gobiernos civiles en la mayor¨ªa de los pa¨ªses ib¨¦ricos, tanto en Europa como en Am¨¦rica.
Alberto Sep¨²lveda Almarza es chileno, profesor de Relaciones Internacionales y ex colun¨ªnista de la revista Hoy, de Santiago de Chile.
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