?tica y religi¨®n

Soy una maestra que ha tenido la incre¨ªble osad¨ªa de dar en su colegio la clase de ?tica, alternativa hoy a la de Religi¨®n, que las vigentes leyes admiten. Y eso, reconocido en la ley, ha indignado hasta el paroxismo al se?or cura p¨¢rroco del pueblo. Le ha indignado hasta tal punto que no ha quedado ep¨ªteto denigrante que no me haya dedicado.Pero la cosa no va de ensa?amiento contra mi persona solamente, sino que este sacerdote se ha cebado en los ni?os inocentes y en la triste y lamentable ignorancia de sus padres. Ha tenido las agallas -perdone la expresi¨®n muy corriente en mi pueblo de echar de catequesis a los ni?os, con lo discriminatorio que resulta delante de los dem¨¢s compa?eros; les ha negado la comuni¨®n y les amenaza con toda suerte de exorcismos.

Defender el laicismo -con el enorme respeto que me merecen todas las religiones- es algo admitido incluso por los cat¨®licos de buena voluntad, como don Jos¨¦ A., de Gimberland, director de Fe y Secularidad, que dice: "... la idea de que la escuela p¨²blica no debe ser confesional es algo totalmente asumido por la teolog¨ªa moderna, en coherencia con el respeto a la aconfesionalidad del Estado..." (EL PAIS, 24 de diciembre de 1981). /