Una muestra antol¨®gica de pintura britanica contempor¨¢nea, exhibida por primera vez en Madrid
El pasado martes se inaugur¨® oficialmente, en las salas de exposiciones temporales del Museo Municipal de Madrid (Fuencarral, 78), una amplia exposici¨®n antol¨®gica con el t¨ªtulo Pintura brit¨¢nica contempor¨¢nea, en la que se ha reunido m¨¢s de un centenar de obras pertenecientes a 48 diferentes artistas, la mayor¨ªa dados a conocer durante los ¨²ltimos 25 a?os. De esta ambiciosa muestra hay que elogiar en primer t¨¦rmino el tema mismo, no s¨®lo porque -como advierte Mercedes Agull¨® en el cat¨¢logo- sea ¨¦sta la primera vez que se exhibe en nuestra ciudad una panor¨¢mica semejante del arte brit¨¢nico contempor¨¢neo, sino por la extraordinaria calidad del mismo y la influencia que ha ejercido en el nuestro a trav¨¦s de algunas de sus figuras m¨¢s sobresalientes.
Desde esta perspectiva no ser¨ªa justo cebarse en las ausencias que indudablemente hay en esta exposici¨®n pionera, sobre todo cuando la directora del museo ha conseguido sacar adelante la empresa sin ayuda alguna del British Council; lo cual nos deja perplejos, tanto por el incomprensible fallo de esta instituci¨®n brit¨¢nica, de trayectoria ejemplar, como por la capacidad que una vez m¨¢s demuestra nuestro Museo Municipal, que sale victorioso incluso contra los elementos.Pero, heroicidades aparte, he dicho que esta exposici¨®n antol¨®gica es necesariamente incompleta y quisiera aclararlo para no dar pie a ning¨²n malentendido. Pues al margen de que cualquier iniciativa de este tipo sea siempre manifiestamente mejorable y del forzado desamparo oficial a que circunstancialmente ha sido sometida, el caso es que cuenta con bastantes ases en la mano. Y creo que lo m¨¢s oportuno es enumerarlos sin m¨¢s dilaci¨®n. Por de pronto, entre los 48 artistas que est¨¢n representados nos encontramos con los nombres de Henry Moore, Ben Nicholson, Victor Pasmore, Patrick Heron, Eduardo Paolozzi, Roland B. Kitaj, David Hockney, Allen Jones, Patrick Caulfield, Joe Ti?son, Alan Davie, Roger Hilton, Ivon Hitchens, John Hoyland, Tom Phillips, William Scott, R?chard Smitl¨ª, etc¨¦tera.
Famosos y j¨®venes
Con esta simple relaci¨®n nominal estoy convencido de que no hace falta ser ning¨²n especialista para apreciar el inter¨¦s de lo que se ha logrado juntar para la ocasi¨®n; pero, adem¨¢s, aun sin la aureola de fama que acompa?a a los artistas citados, hay tambi¨¦n una serie de valores j¨®venes, que contribuyen a dar un atractivo mordiente. De estos ¨²ltimos no quisiera dejar de citar a Colin Cina, Suzi Malin, Robert Mason, Bruce McLean, Keith Milow o John Edwards.Aclarado nominalmente el contenido, pienso que no vendr¨¢ mal alguna reflexi¨®n sobre el porqu¨¦ montar exposiciones con l¨ªmites nacionales, m¨¢s all¨¢ naturalmente de la perogrullada de que el saber no ocupa lugar. ?Importa hoy d¨ªa la determinaci¨®n local para la expresi¨®n art¨ªstica? A esta pregunta responde sola la propia muestra que ahora nos ocupa con su conjunto de variad¨ªsimas tendencias, todas de car¨¢cter evidentemente cosmopolita.
De forma que, como escribe, nuestro alcalde en el cat¨¢logo y posteriormente desarroll¨® con brillantez en el parlamento con que inaugur¨® la exposici¨®n, las psicolog¨ªas colectivas son.progresivamente factores poco relevantes en la creaci¨®n art¨ªstica. Empero, sin negar esta evidencia, hay que apoyar la organizaci¨®n de iniciativas de este tipo en algunos casos; como, por ejemplo, en el del arte brit¨¢nico contempor¨¢neo, porque la visi¨®n oficial del arte de nuestro siglo ha estado frecuentemente condicionada por los modelos impuestos desde Par¨ªs y Nueva York, que ignoraban sistem¨¢ticamente lo que escapaba a su con trol directo.
Marginaci¨®n
Hasta los a?os sesenta, un modelo de esta injustificada margina ci¨®n de lo exc¨¦ntrico fue el del art brit¨¢nico, salvo contad¨ªsimas ex cepciones aisladas. Afortunadamente, hoy d¨ªa esta situaci¨®n pare ce corregida y, de esta manera, en lo sucesivo el car¨¢cter cosmopoli ta de las formas art¨ªsticas contempor¨¢neas no ser¨¢ algo que haya que presuponer a partir de la parcial visi¨®n de un ¨²nico modelo impuesto, sino del puntual conoc¨ªmiento de lo que verdaderamente hay.La muestra sobre pintura brit¨¢nica contempor¨¢nea nos acerca a este ideal, incluso con los huecos y altibajos que se quieran. Ahora bien, como antes resalt¨¦ la presencia en ella de un mont¨®n de personalidades singulares, no quiero dejar de hacer una menci¨®n valorativa, dentro del escaso margen de espacio del que dispongo, de las obras destacables con las que aqu¨ª nos son mostradas. Desde este punto de vista me han interesado particularmente los cuadros seleccionados de R. B. Kitaj, P. Caulfield y David Hockney, que est¨¢n fechados a comienzos de los sesenta y, por tanto, constituyen un testimonio directo del arranque de esa famos¨ªsima,tercera generacion pop, que desde Londres conmocion¨® a todo el mundo art¨ªstico y que dej¨® una impronta decisiva en nuestra figuraci¨®n de los ¨²ltimos veinte a?os.
Por lo dem¨¢s, ya desde una estricta consideraci¨®n de su exclusiva belleza, quiero alabar las obras que representan a Roger Hilton; el Autumn purple, de I. Hitchens; Brink, de Hoyland; Muse, de A. Jones; Woman gently drying herself', de S. Malin; White story, de K. Milow; Emba I, de B. Nicholson; los Paolozzi; los T. Phillips; los Scott; Sun Mantra, de Tilson, y el tr¨ªptico de Upton. Hay ciertamente otras muchas cosas notables.
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