El guardi¨¢n de Mauthausen
Manuel Garc¨ªa Borrado, superviviente espa?ol del campo de exterminio nazi de Mauthausen, y durante 20 a?os guardi¨¢n y administrador del mismo, ha sido condecorado por el presidente de la Rep¨²blica de Austria con motivo de su jubilaci¨®n, que tendr¨¢ lugar el primer domingo de mayo pr¨®ximo, 38? aniversario de la liberaci¨®n del campo.
El sal¨®n de actos del Ministerio del Interior austriaco en Viena estaba el pasado martes repleto de altos oficiales de la gendarmer¨ªa y polic¨ªa en uniforme de gala y con el pecho cubierto de condecoraciones. Cuando entr¨® el ministro, Erwin Lanc, y todos se alzaron de sus asientos, qued¨® a¨²n m¨¢s en evidencia el contraste entre sus figuras marciales y la de un hombre m¨¢s bien peque?o, de pelo cano y vestido de paisano, que se encontraba en la primera fila. Y, sin embargo, este hombre era uno de los personajes centrales del acto. Manuel Garc¨ªa Borrado, que es precisamente lo que parece, un toledano de Calzada de Oropesa, recibir¨ªa poco despu¨¦s, de manos del ministro, la medalla de oro al m¨¦rito por la Rep¨²blica de Austria.
La condecoraci¨®n le hab¨ªa sido concedida a don Manuel por el presidente de la Rep¨²blica, Rudolf KirchschIaeger, con motivo de su pr¨®xima jubilaci¨®n como administrador del antiguo campo de concentraci¨®n nazi de Mauthausen. Es ¨¦ste un campo de exterminio construido por el r¨¦gimen nacionalsocialista alem¨¢n tras la anexi¨®n de Austria, en 1938, en las cercan¨ªas de la ciudad de Linz y a orillas del Danubio. All¨ª fueron asesinados decenas de miles de jud¨ªos y opositores al r¨¦gimen hitleriano de todas las procedencias e ideolog¨ªas.
En la Resistencia francesa
Manuel Garc¨ªa entr¨® por primera vez en Mauthausen en el a?o 1941 con otros 10.000 espa?oles deportados por los nazis desde la Francia ocupada. Muchos proced¨ªan directamente de campos franceses de refugiados, donde hab¨ªan sido internados despu¨¦s de cruzar los Pirineos huyendo del Ej¨¦rcito del general Franco.Manuel, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas, que a los 18 a?os hab¨ªa ingresado voluntario en el Ej¨¦rcito republicano, se vio obligado, nada m¨¢s cruza la frontera a Francia, a alistarse e la Legi¨®n Extranjera. Sin embargo, pronto volver¨ªa a coger las armas por decisi¨®n propia, y esta vez, como tantos otros espa?oles, en las filas de la resistencia francesa contra el invasor alem¨¢n. Despu¨¦s vendr¨ªa su captura, la deportaci¨®n, Mauthausen.
S¨®lo una quinta parte de los republicanos espa?oles que entraron en 1941 en Mauthausen lograr¨ªan sobrevivir cuatro a?os de terror para ver, a principios de mayo de 1945, la liberaci¨®n del campo por las fuerzas aliadas. Entre ellos, Manuel Garc¨ªa, que se propuso dedicar su vida, que tan milagrosamente hab¨ªa salvado, a hacer de aquel campo de concentraci¨®n un monumento a las v¨ªctimas del nazismo y un s¨ªmbolo de advertencia para las generaciones futuras.
Su obsesi¨®n es, como dice, "que aquello no se repita jam¨¢s". Y as¨ª don Manuel se convirti¨® en algo as¨ª como el guardi¨¢n de la memoria hist¨®rica no s¨®lo de los austriacos, sino de todos los pueblos involucrados, como v¨ªctimas o verdugos, en la tragedia del Tercer Reich. Desde entonces ha residido all¨ª, en el escenario de la muerte de amigos y desconocidos; ha guiado a turistas, a grupos de alumnos y delegaciones oficiales extranjeras por este aut¨¦ntico museo de los horrores. Ha cuidado Mauthausen con el mimo de quien est¨¢ empe?ado en que el tiempo no destruya lo ¨²nico quiz¨¢ que puede hacernos concebir lo inconcebible, las instalaciones originales de la industrializaci¨®n del crimen.
Todos estos a?os -primero como gu¨ªa, y desde hace veinte a?os, como administrador oficial encargado por el Ministerio del Interior austr¨ªaco- don Manuel ha limpiado las l¨¢pidas conmemorativas, las fotos de muchas v¨ªctimas y las barracas donde dorm¨ªan hacinados los prisioneros. Ha cuidado que la maleza no cubriera los ganchos en los que los guardianes colgaban vivos a prisioneros y ha evitado que la hierba creciera y diera un aspecto id¨ªlico de fresca pradera a alguna de las rampas donde se seleccionaba para la muerte a ni?os y ancianos. El pr¨®ximo primer domingo de mayo, en el 38? aniversario de la liberaci¨®n del campo y durante la tradicional fiesta de conmemoraci¨®n oficial, se jubila don Manuel, a los 65 a?os y despu¨¦s de dedicar dos tercios de su vida a Mauthausen.
El pasado a?o, por deseo expreso del rey Juan Carlos, le fue concedida la Cruz de Caballero del M¨¦rito Civil. Al recibir la condecoraci¨®n del embajador de Espa?a en Viena, Juan Luis Pan de Soraluce, don Manuel dijo que interpretaba aquel acto como el de reconciliaci¨®n entre los espa?oles. La Espa?a oficial rend¨ªa homenaje a los muertos en el campo y a los viejos republicanos que, cada vez en menor n¨²mero, siguen reuni¨¦ndose todos los a?os en los actos conmemorativos.
Ahora Manuel Garc¨ªa se retira definitivamente. Le gustar¨ªa que el menor de sus dos hijos continuara su labor, que sigue considerando tan necesaria como el primer d¨ªa. ?l seguir¨¢ viviendo con su mujer austriaca en una direcci¨®n que, al leerse en sus tarjetas de visita, provoca escalofr¨ªos: Manuel Garc¨ªa Borrado. 4310 Mauthausen.
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