Maragall considera que la sociedad se ha empapado de democracia en buena parte gracias a los ayuntamientos
El alcalde-candidato de Barcelona proyecta una profunda descentralizaci¨®n
Pregunta. ?Qu¨¦ balance global hace de estos primeros cuatro a?os de ayuntamientos democr¨¢ticos?Respuesta. Destacar¨ªa el papel que han jugado los ayuntamientos en la consolidaci¨®n de la democracia. Pese a los dos factores en los que se pueden resumir los avatares ¨²ltimos de Espa?a, el intento de golpe de Estado del 23-F y la situaci¨®n econ¨®mica, el pa¨ªs no se ha crispado del todo, en buena parte gracias a los ayuntamientos. Han tenido el efecto de esa llovizna que empapa, que sin ser el gran chaparr¨®n democr¨¢tico, la gran ruptura, demuestra que la vida cotidiana es distinta. Aunque se habla a¨²n algo de desencanto, de hecho la gente ha votado esperanzada, despu¨¦s de m¨¢s de tres a?os de ayuntamientos democr¨¢ticos y con un Gobierno, tambi¨¦n democr¨¢tico, al que rechaz¨®, de una forma muy pragm¨¢tica. Para m¨ª, el votante espa?ol se ha comportado como un votante economicista, con un sentido tremendo de la rentabilidad de su voto. Ha desechado como un trasto viejo un instrumento que hab¨ªa utilizado, Adolfo Su¨¢rez y el centro, y se-ha inclinado por el partido del cambio. Este pragmatismo es un aviso, pero tambi¨¦n significa que algo bueno encerraba el mensaje socialista, no s¨®lo su programa: despu¨¦s de tres a?os de ayuntamientos socialistas, la gente sab¨ªa a qu¨¦ atenerse. Los mitos de los primeros a?os democr¨¢ticos no lo han sido esta vez gracias no s¨®lo a que Felipe Gonz¨¢lez tenga buena estampa, o a un programa moderado e inteligente, que tambi¨¦n tiene puntos duros, sino a que el pueblo ha comprobado diariamente la gesti¨®n socialista. El m¨¦rito de haberse empapado de democracia en gran parte es de los ayuntamientos. ,
P. ?Qu¨¦ trascendencia tienen, en su opini¨®n, estas segundas elecciones municipales?
R. Creo que la gente va a votar en funci¨®n de un balance. No tendr¨¢n tanta importancia unas caras simp¨¢ticas o unas ideas atrevidas; va a juzgar lo que se ha realizado. Si nos rechazan ser¨¢ porque lo hemos hecho mal, no porque nuestro mensaje tenga m¨¢s o menos garra. Esta vez el pueblo va a sumar muy cuidadosamente los mases y menos de su experiencia cotidiana de cuatro a?os de gobierno municipal. As¨ª ser¨¢ el comportamiento del votante. La trascendencia pol¨ªtica se deriva de esa especie de chequeo que representa cada consulta electoral. Y en los chequeos se ponen al descubierto males que uno no pensaba. Esto, m¨¢s que nunca, va a ocurrir, no nos enga?emos. ?Por qu¨¦? Precisamente porque se est¨¢ acabando otro mandato de esta sucesi¨®n de elecciones y los ciudadanos se est¨¢n empezando a preguntar por el sentido final de este cuatrienio auton¨®mico.
P. ?stas ser¨¢n las primeras elecciones que el socialismo espa?ol afronta como Gobierno y no como oposici¨®n. Ello, y el trasfondo auton¨®mico que se da en Catalu?a, hacen vital para su partido la necesidad de ganar los comicios?
R. Es importante ver c¨®mo pasa esa prueba el socialismo. Porque se pudiera pensar que el socialismo es en definitiva una gran esperanza, pero s¨®lo eso. Y estas elecciones son las que tienen que decir si es as¨ª o si, adem¨¢s de la gran esperanza que el pueblo puede sentir moment¨¢neamente, es el socialismo una forma de Gobierno que conviene a Espa?a. Para nosotros, pues, es muy importante lo que dicten las urnas. En Catalu?a, donde el resultado fue muy positivo en 1979, se van a plantear prioritariamente dos cuestiones: ver si se confirma el aplastante predominio de la izquierda en las ciudades medianas y grandes y si el pueblo catal¨¢n identifica al partido socialista como su partido popular. Otro gran tema ser¨¢ comprobar si se completa ese dominio frente a la derecha.
P. ?Cree usted que el ciudadano de Barcelona ha notado el cambio municipal?
R. ?Hombre, francamente, creo que s¨ª! Le dir¨ªa, adem¨¢s, que crecientemente y en curva log¨ªstica. Al principio eran m¨¢s esperanzas de una minor¨ªa que experiencias de una mayor¨ªa. Despu¨¦s se ha ido haciendo corp¨®reo y finalmente ha aparecido de una forma muy visual para una gran mayor¨ªa. Me puedo equivocar, pero mire, un alcalde dispone de una encuesta diaria, infalible: el contacto con la gente. No es cifrada, y por lo tanto puramente subjetiva, pero m¨¢s v¨¢lida que cualquier sondeo cualitativo o cuantitativo. Al valorar la manera como la gente me saluda, critica o habla, mi intuici¨®n me dice que el pueblo de Barcelona se ha reencontrado con un modo de gobierno que ech¨® a faltar durante cuarenta a?os. Se ha reconciliado un poco consigo mismo, porque ha encontrado en nosotros, lo digo con toda inmodestia, unos buenos int¨¦rpretes de lo que quer¨ªa. Esta es mi convicci¨®n.
P. Usted goza de la doble condici¨®n de alcalde y candidato. ?Hasta qu¨¦ punto estas elecciones son un refrendo de su persona? ?C¨®mo le influye personalmente la herencia de su antecesor, Narc¨ªs Serra?
R. Vaya por delante que soy partidario de un sistema mayoritario, de que el votante elija abiertamente lo que ya hoy est¨¢ eligiendo, un alcalde u otro. Efectivamente estos comicios son un refrendo personal, un reto personal importante. Asumo totalmente la herencia Serra, porque en buena parte es una herencia com¨²n. No me cuesta ning¨²n esfuerzo hacerlo como punto de partida o balance. Serra tuvo la virtud de saber coaligar un equipo y eso me permite afirmar que estoy asumiendo una herencia que siento muy m¨ªa y del equipo. No hay ning¨²n problema en ello. Tambi¨¦n hay diferencias; si la herencia es com¨²n, los proyectos, en cambio, quiz¨¢ puedan diferir. No es el momento de hablarlo, pero ya se ir¨¢ viendo; aunque s¨®lo sea porque cada uno es cada uno.
P. ?Puede concretar aguno de esos diferentes proyectos?
R. Mire, le voy a plantear algo en que creo bastante, que no es una diferencia con Serra, sino una diferencia en el tiempo, en los ritmos. Hemos tenido un primer mandato en el que por fuerza se impon¨ªan una serie de tareas prioritarias: saneamiento, transparencia, ordenaci¨®n, ponerse a disposici¨®n, ofrecerse. Serra tuvo el gran acierto de darse cuenta de que la izquierda se jugaba su prestigio como fuerza gobernante s¨ª renunciaba a los s¨ªmbolos: por un precio muy bajo la derecha se nos hubiera comido. Todo esto se ha hecho bien y hay que continuarlo en esta segunda fase, aunque probablemente pueda pasar a un segundo plano, en beneficio de realizaciones m¨¢s decisivas. Antes no dispon¨ªamos de una concepci¨®n global de la ciudad, porque faltaba la experiencia que da estar cuatro a?os al frente del Ayuntamiento. Una de las diferencias en el tiempo es, ¨¦sta: ahora podemos proyectar y decirle a la ciudad lo que realmente pensamos que debe ser. Una segunda cuesti¨®n es la relaci¨®n entre el poder y los ciudadanos. Haber empezado por aqu¨ª hace cuatro a?os hubiera supuesto actuar demag¨®gicamente. ?Qu¨¦ pod¨ªamos descentralizar si no sab¨ªamos cu¨¢ntos funcionarios, dinero o competencias ten¨ªamos? Ahora, sin embargo, es necesario concretar todo el programa de descentralizaci¨®n.
P. Una de las grandes cr¨ªticas a la gesti¨®n municipal socialista es precisamente en esta ¨¢rea.
R. Cr¨ªtica a la que me resisto. No admito que las cosas hubieran podido ir de otro modo. Ahora s¨ª, pues el Ayuntamiento est¨¢ saneado financieramente y puede plantearse una cierta expansi¨®n de sectores de su plantilla; ahora es cuando el Ayuntamiento puede empezar a enviar aparejadores e incluso arquitectos a los distritos, sin que esto sea un puro gesto. Sabemos d¨®nde nos duele el zapato ante la gesti¨®n urban¨ªstica, qu¨¦ puede hacer la Guardia Urbana en los distritos, etc¨¦tera. Realmente van a modificarse los planteamientos en este campo; tenemos proyectos claros, calendarios concretos. Nuestro objetivo es llegar incluso a un presupuesto ordinario por distrito. El de inversiones ya lo distribuimos en buena parte as¨ª.
P. ?C¨®mo se estructurar¨ªa esta descentralizaci¨®n?
R. Vamos con la idea de implantar aut¨¦nticos ayuntamientos en los distritos. Queremos que los presidentes de distrito sean aut¨¦nticos alcaldes de su ¨¢rea, que los Consejos de Distrito sean la Casa de la Ciudad peque?a de cada uno. Est¨¢ previsto dotarlos de funcionarios. Hasta ahora ha habido desconcentraci¨®n, no aut¨¦ntica descentralizaci¨®n. Ahora facilitaremos equipos humanos y t¨¦cnicos, y recursos. Pocos o muchos menos concejales de ¨¢rea, un futuro gobierno municipal m¨¢s reducido y, en cambio, m¨¢s poder a los distritos y a sus presidentes, como aut¨¦nticos tenientes de alcalde.
P. ?Supondr¨¢ eso que los barrios van a ser los verdaderos protagonistas de la vida ciudadana?
R. No me refiero a barrios, sino a distritos, que imaginamos relativamente grandes, porque los estudios demuestran que participar en algo que es muy peque?o supone no participar. El m¨ªnimo vital para que un cuerpo pol¨ªtico exista se sit¨²a entre los 150.000 y 200.000 hab itantes. Pensamos m¨¢s bien en una peque?a reducci¨®n de distritos, donde van a coexistir barrios de mucha personalidad, como Sarri¨¤ o Sant Gervasi. Ya es acercarse mucho a una aut¨¦ntica vida en los barrios, porque no habr¨¢ que desplazarse a la plaza de Sant Jaume, sino a un barrio mucho m¨¢s cercano, para resolver algunos, no todos, de los temas que afectan a los vecinos: padr¨®n, inspecci¨®n urban¨ªstica, licencia de obras... La reducci¨®n ser¨ªa probablemente de unos dos distritos, para dejarlos entre nueve y once. De hecho ya hay un par de decisiones claras: la uni¨®n de los dos Eixamples, por un lado, y de la Barcelona Vella y el Raval.
P. ?Qu¨¦ margen de participaci¨®n tendr¨¢n los ciudadanos en este plan?
R. Todo el que usted se pueda imaginar. Cuando le digo que los servicios se van a poder dar en el Consejo de Distrito, quiere decir que se ponen los medios para que el ciudadano se invente las maneras de participar. Resulta mucho m¨¢s sencillo entonces censurarla, criticar o mejorar. Participaci¨®n en los consejos, en las comisiones del consejo, en el centro c¨ªvico que crearenios en cada distrito, que supondr¨¢ un resumen y compendio de todos los sevicios personales del Ayuntamiento. Esos centros c¨ªvicos van a tener un ¨¢mbito cultural casi totalmente aut¨®nomo.
P. ?Supondr¨¢ esto recuperar el tradicional movimiento de asociacionismo vecinal?
R. Se est¨¢ recuperando ya. Vuelve a existir, pero no podemos prever mucho como ser¨¢, porque cada ¨¦poca se dota de sus formas. No ser¨¢n los ateneos anareo-sindicalistas, sino que se desarrollar¨¢ en torno a los centros c¨ªvicos. Creo que hay un nuevo orgullo de barrio y, aunque sea cambiar de tema, me preocupa casar este hecho con otro que no se puede olvidar: Barcelona es al mismo tiempo una ciudad metropolitana. Hay que decirle al ciudadano de alguna forma que debe ser capaz de recuperar su peque?a ciudad, su barrio, y al mismo tiempo ser consciente de que pertenece a una gran comunidad metropolitana, hacerse a la idea de que la peque?a Barcelona no es suficiente para darle capitalidad a un pa¨ªs como Catalu?a. Hay un conjunto de grandes y peque?os municipios que tienen que ponerse de acuerdo en compartir el pan y la sal de la capitalidad. Esto que siempre he dicho desde, el primer d¨ªa con mucho respeto se ha querido interpretar, de una forma grotesca, como un intento de reivindicaci¨®n de una Gran Barcelona en la que nunca he creido. Es una cabriola de algunos, aunque detr¨¢s algo hay muy serio, la autonom¨ªa de cada ayuntamiento, que se debe respetar.
P. ?Cu¨¢l es su idea de la Gran Barcelona?
R. No hay tal idea. Existe una cultura metropolitana, una ciudad metropolitana, con un grado de cosmopolitismo, de problemas, que sobrepasa a los de una ciudad simplemente grande. No es una cuesti¨®n de dimensiones, sino de calidad. Y, o bien Barcelona y los veintisiete municipios que constituimos esa ¨¢rea asumimos ese car¨¢cter metropolitano, que en definitiva nos da proyecci¨®n en Espa?a e internacional, o bien Catalu?a est¨¢ perdida. Ha habido un intento de un determinado partido de jugar al localismo contra la Corporaci¨®n Metropolitana. Me parece poco leg¨ªtimo, porque esas ciudades han estado representadas en esa corporaci¨®n. Estamos ante una pol¨¦mica muy epid¨¦rmica, muy gallin¨¢cea, electoralista. Lo trascendente es c¨®mo crear esta cultura metropolitana, como estructurar esa ciudad metropolitana, tema de mucho m¨¢s alcance que yo no me considero capaz de decidir. S¨®lo veo un ¨²nico camino: crear entre todos una corporaci¨®n, con unos servicios con la dimensi¨®n que requiere una tecnolog¨ªa.
P. ?Con qu¨¦ criterios formar¨ªa su equipo de Gobierno caso de ganar las elecciones?. No s¨®lo el equipo pol¨ªtico, sino el t¨¦cnico.
R. Los socialistas creemos que hay que ir a un segundo mandato en que los concejales sean concejales de ciudad y recuperen su papel de aut¨¦nticos representantes del pueblo, asistidos de profesionales-gerentes. Hay que simplificar el nivel pol¨ªtico. Se puede diversificar en el plano profesional, porque el Ayuntamiento produce mayor cantidad de productos que cualquier multinacional y no se puede pretender que un pol¨ªtico sea especialista en cada tema. Hay que reducir los departamentos y en cambio as¨ª se potenciar¨ªa la descentralizaci¨®n. En un primer mandato la gente quer¨ªa tocar concejal, no se fiaba ni de su madre, y era l¨®gico que pidiera un pol¨ªtico que le explicara las cosas despu¨¦s de cuarenta a?os de no verlo.
P. ?Entra en sus planes personales aprovechar a los t¨¦cnicos de otros partidos con los que cuenta actualmente? Siempre en el supuesto de que gane las elecciones...
R. Un supuesto muy arriesgado como usted sabe.
P. ?Es eso una respuesta pol¨ªtica? ?No est¨¢ seguro de ganar?
P. No estoy seguro de ganar y se lo digo muy sinceramente. No es una respuesta pol¨ªtica, porque suponga que al se?or Miguel Boyer, buen amigo m¨ªo, se le ocurre ma?ana que la poblaci¨®n espa?ola tiene que pagar un diezmo, por ejemplo, por Rumasa o por el precio del petr¨®leo. La gente puede decidir de la noche a la ma?ana castigar al Gobierno. No es que crea que vaya a ocurrir. Pero como adem¨¢s me consta que la derecha de este pa¨ªs, que se quita cada vez m¨¢s la careta y abandona los escarceos socialdem¨®cratas inciales est¨¢ muy dispuesta a luchar fuerte y con medios, el resultado en cualquier caso va a ir del canto de un duro. Con las mejores encuestas en la mano -le podr¨ªa ense?a sondeos muy optrimistas-, echa n¨²meros y cuentas y el resultado sale muy justito.
P. ?Va a ser Converg¨¨ncia el ad versano por excelencia de los socialistas?
R. Las elecciones van a estar bipolarizadas con la derecha, no s¨¦ hasta qu¨¦ punto con Converg¨¨ncia. Contra un mensaje nuestro, de confianza en el futuro, de continuidad en el cambio, de balance positivo y cierto golpe de tim¨®n en el estilo, va a haber un mensaje muy parecido de dos fuerzas distintas, la derecha nacionalista y la derecha espa?olista, que se van a unir para hacer demagogia fiscal y populismo urban¨ªstico, para presentar el inmediato pasado como peor que el pasado anterior.
P. Ha opinado usted p¨²blicamente sobre el tipo de Gobierno municipal que compondr¨ªa caso de ganar, con los comunistas...
R. Yo he dicho que no me negaba en absoluto a seguir con la f¨®rmula actual. Pero me siento hablando en nombre de la izquierda cuando le digo que no podemos correr el riesgo de estar pendientes de los comunistas para completar nuestra mayor¨ªa. Nosotros vamos a por ella. Ser¨ªa suicida, no s¨®lo desde el inter¨¦s de los socialistas; sino del pueblo, el bondadoso pueblo como dice el profesor Tierno, pensar que hay que confiar en ellos. Si pasan el list¨®n del 5% espero que quieran colaborar. Yo trabajar¨ªa gustoso con ellos. Ofreceremos a todas las fuerzas de izquierda y de progreso la posibilidad de participar, a distintos niveles, en el gobierno municipal.
P. ?Por ejemplo a Esquerra Republicana?
R. Mire, si en este pa¨ªs las izquierdas fueran izquierdas y las derechas derechas, el Gobierno de la Generalitat estar¨ªa en otras manos. Estoy convencido de que los socialistas representamos mucho mejor en este momento la tradici¨®n de Carles Pi-Sunyer que el candidato de Esquerra Republicana de Catalunya. Lo digo con toda modestia, sin querer herir a nadie. Colaborar con ellos depender¨¢ de qu¨¦ postura adopten. La verdad es que no acabo de entender qu¨¦ quieren.
P. Volvamos al campo de la gesti¨®n. ?No est¨¢ el ciudadano de Barcelona molesto y sobrecargado por la pol¨ªtica impositiva de los socialistas?
R. Yo creo que el ciudadano estuvo sorprendido y molesto en una coyuntura muy determinada que va desde octubre-noviembre de 1980 hasta febrero de 1982. Los ¨²ltimos ayuntamientos franquistas tuvieron tan poca legitimidad que dejaron que la econom¨ªa municipal se depauperara. Su actualizaci¨®n levant¨® unas ampollas tremendas. Tuvieron que pagar sectores hasta entonces exentos, como el de los profesionales, y usted sabe que los profesionales son creadores de opini¨®n. Le puedo demostrar en cifras que los impuestos de 1981-82, en pesetas constantes, no son mayores que en 1975. Todo ello se ha serenado, gracias a que el esfuerzo de actualizaci¨®n ya se ha realizado y ahora l¨®gicamente son vegetativos. Al final supimos aplicar normas de gran sencillez y los arbitrios subieron de promedio un 7%. Los pa¨ªses que han impuesto con, ¨¦xito grandes retrocesos fiscales est¨¢n de vuelta de un camino que nosotros no hemos recorrido. Querer copiar estas realidades de fuera es demagogia. El ciudadano sabe que los socialistas no vamos a subir ya mucho los impuestos y no se cree que puedan mantenerse los servicios con menos impuestos. Bajo la idea de simplificar, nuestros dos grandes ejes en pol¨ªtica impositiva para el futuro son ir a un impuesto sobre la propiedad, que ahora est¨¢ mal gestionado, y reducir los impuestos sobre la actividad a uno s¨®lo si es posible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.