La liberaci¨®n ansiada del ni?o calvo
El III Festival Internacional de Teatro de Madrid, organizado por la Asociaci¨®n Cultural Caballo de Bastos, se inaugur¨® ayer oficialmente con un acto celebrado en el Ayuntamiento de Madrid, con asistencia de representantes de organismos oficiales y de los artistas que intervienen en la muestra. El alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n se?al¨® que "todos somos actores porque todos somos personajes, con un cuerpo que imaginamos y otro que poseemos; el arte es semillero de dificultades y en este festival el arte y la dificultad se han conjugado". En estas p¨¢ginas se publican las cr¨ªticas de los espect¨¢culos presentados por grupos de Francia y Jap¨®n.
Kinkan Shonen (El ni?o de la cabeza rapada)
Espect¨¢culo en un acto y siete cuadros del grupo de danza buto Sankai Juku. Bailarines: Ushiu Amagatsu, Goro Namericawa, Keiji Morita, Yoshiyuki Takada y Atsushi Ogata. Direcci¨®n: Ushio Amagatsu. Sala Olimpia. Martes 12 de abril.
Tras su descubrimiento en el festival de Nancy (Francia) de hace tres a?os, la danza buto -la corriente m¨¢s fuerte y aut¨®ctona de danza de expresi¨®n moderna en Jap¨®n- hace estragos en Europa. Kazuo Oono, el anciano maestro, que actu¨® el verano pasado en Barcelona, Ko Morobushi y Carlotta Ikedo y, sobre todos, Ushio Amagatsu y su grupo Sankai Juku, se han convertido en la sal asi¨¢tica que, junto con la pimienta gitana de Mario Maya, sirven de aderezo ex¨®tico a la algo Ins¨ªpida salsa que suele servirse en los festivales de teatro (en todos, como en este de Madrid, la danza parece irle subrepticiamente comiendo terreno a la palabra) que florecen en nuestros pa¨ªses por primavera.La fuerza del espect¨¢culo que Amagatsu present¨® el martes en la sala Olimpia de Madrid, Kinkan Shonen (El ni?o de la cabeza rapada) es grande y brota tanto de las potentes im¨¢genes -el enano, las m¨¢scaras informes, el pavo real, el colgado por los pies- como del desarrollo del movimiento, ins¨®lito para Occidente, que no es un flujo sino una sucesi¨®n de momentos est¨¢ticos unidos por micromovimientos que rara vez afectan a la totalidad del cuerpo y de cuya reiteraci¨®n y acumulaci¨®n resulta una din¨¢mica extra?a, con evidentes facultades hipn¨®ticas. Este proceso implica, naturalmente, una transformaci¨®n del uso del ritmo en la danza, que tambi¨¦n se fragmenta a trav¨¦s de un sabio control de la respiraci¨®n, llegando a producir adem¨¢s sorprendentes efectos visuales de anulaci¨®n del peso de los bailarines o de aumento insospechado de la importancia de determinadas partes del cuerpo -la boca, los ojos, las manos.
A estos aspectos m¨¢s o menos t¨¦cnicos -que se encuentran en buena parte de todas las danzas de Oriente- se a?ade la est¨¦tica propiamente buto, que desde sus comienzos hace dos d¨¦cadas, en pleno estallido contestatario de la generaci¨®n de la posguerra -que en Jap¨®n es la generaci¨®n posHiroshima-, es sin¨®nimo de ultra¨ªsmo, de violencia visual, de concepci¨®n bo deabismal del espect¨¢culo como de la vida.
Kinkan Shonen se presenta como una obra en un acto, de casi dos horas de duraci¨®n, dividida en siete escenas bien diferenciadas, sobre un collage musical en que alternan ritmos elementales, sonidos tradicionales, rock duro, jazz fresco, gaita escocesa, sirenas y, al final, algunos compases de la sinfon¨ªa del Nuevo mundo, de Dvorak. Amagatsu se reserva algunos solos, que interpreta de forma fascinante -como el que baila en uni¨®n de un pavo real, que luego permanece pase¨¢ndose por la escena, absolutamente imbuido de lo que all¨ª se est¨¢ desarrollando-, mientras que los otros bailarines, todos sin pelo, rebozados en una harina blanca, que a la vez realza y despersonaliza sus cuerpos, ambientan la escena, en algunos momentos de forma sobrecogedora como en el Higyo (subtitulada Melopea en la imposible herencia).
Todas las escenas son una lenta progresi¨®n hacia el climax final, en que Amagatsu aparece colgado de un tri¨¢ngulo rojo-fuego por los pies, con fondo azul intenso, y ejecuta una danza con la cabeza, brazos y hombros en esta posici¨®n. La verdadera, parece estar diciendo, la ¨²nica posible, la liberaci¨®n ansiada del ni?o calvo.
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