La agon¨ªa del r¨¦gimen militar de Argentina acent¨²a las rencillas en las fuerzas armadas
El enfrentamiento y hasta la enemistad entre las diferentes armas es ya una vieja tradici¨®n militar en las fuerzas armadas de cualquier pa¨ªs. No lo es menos entre los militares argentinos, que, nunca mejor dicho, hacen la guerra por su cuenta, entre s¨ª o contra el Gobierno que preside uno de los suyos. As¨ª, en las recientes celebraciones por la guerra de las Malvinas, el Ej¨¦rcito de Tierra se cubri¨® de medallas (la m¨¢s alta condecoraci¨®n militar fue concedida a un soldado que de recluta era analfabeto total; el Ej¨¦rcito no le ense?¨® a leer ni a escribir) y la Aviaci¨®n, en un gesto de orgullo y desd¨¦n, s¨®lo reparti¨® medallas entre los muertos y los heridos.
La t¨¢ctica de los mejores periodistas para levantar el techo informativo es muy simple: basta con erigirse en mero portavoz de una de las armas, Tierra por ejemplo; pronto la Aviaci¨®n le filtrar¨¢ informes para contrarrestar aquella influencia; y la Armada acabar¨¢ llegando a la mesa del redactor para dar su versi¨®n. As¨ª, no basta en Buenos Aires interpretar al Gobierno, ni siquiera interpretar a la Junta Militar, sino que hay que desentra?ar los pronunciamientos de cada arma.Por lo pronto, la Aviaci¨®n est¨¢ pidiendo explicaciones al presidente del Banco Central sobre la renegociaci¨®n de la gigantesca deuda externa, y ha advertido que no tolerar¨¢ el desbloqueo de los capitales brit¨¢nicos en el pa¨ªs. Tras una reuni¨®n con sus mandos, el brigadier general Augusto Hughes emiti¨® un comunicado oficioso en el que los aviadores aseguran que no han comprado material desde el final de la guerra. Es un secreto a voces que Buenos Aires se ha convertido en capital mundial del mercado de armamentos ante la necesidad del Ej¨¦rcito argentino de reponer el material perdido y la urgencia de hacerlo antes de las elecciones. Y, curiosamente, el comunicado del general Hughes puntualiza que la Aviaci¨®n pr¨¢cticamente no tiene deuda externa: s¨®lo un 0,5% del total del pa¨ªs.
Por lo dem¨¢s, los aviadores se congratulan de "la prudencia y consideraci¨®n con que los sectores pol¨ªticos y gremiales encaran el dif¨ªcil momento por el que atraviesa el pa¨ªs", y elogian "la forma en que presentan sus problemas, evitando crear situaciones que lleven al caos, la incertidumbre o las tormentas ingobernables". No hace una semana que el jefe de la Armada, almirante Rub¨¦n Oscar Franco, tild¨® de irresponsables a los dirigentes sindicales. La Aviaci¨®n argentina es el arma menos comprometida con la represi¨®n.
El almirante Franco ha vuelto a insistir, al t¨¦rmino de una visita oficial a Per¨², en que su arma no volver¨¢ jam¨¢s a interferir un proceso democr¨¢tico (las revistas de humor, que son las ¨²nicas que hacen cr¨ªtica pol¨ªtica, han soltado el trapo de la risa), y ha venido a con firmar que en breve se levantar¨¢ la proscripci¨®n pol¨ªtica sobre la se?ora, la viuda de Per¨®n. Confirm¨® tambi¨¦n la inminencia del documento de la Junta sobre los desaparecidos y la guerra sucia contra la subversi¨®n. El general Llamil Reston, ministro del Interior, se est¨¢ entrevistando con jerarqu¨ªas cat¨®licas, pastores evang¨¦licos, pol¨ªticos y sindicalistas para explicarles la "filosof¨ªa de las desapariciones": que el Gobierno constitucional de Isabelita Per¨®n orden¨® a las Fuerzas Armadas la erradicaci¨®n del terrorismo y la insurgencia armada, que todos los implicados en la represi¨®n cumplieron ¨®rdenes jer¨¢rquicas y que los desa parecidos est¨¢n muertos. En suma: "la paz reina en Varsovia". Pero la realidad es que aqu¨ª puede arder Troya. Hasta los comedid¨ª simos precandidatos presidencia les de los 362 partidos inscritos han reconocido en una reciente encuesta que hay que superar cualquier tentaci¨®n de revanchi mo, pero que la justicia tendr¨¢ que pormenorizar cada caso y repartir responsabilidades. ?ste es el cabo de Hornos que se est¨¢ a punto de doblar en la pol¨ªtica argentina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.