No, Gabo, por ah¨ª no
Leo desolado tu art¨ªculo publicado el d¨ªa 6 de este mes sobre la llamada guerra de las Malvinas y, en principio, si yo fuera latinoamericano te dir¨ªa aquello de: "Por favor, no nos defiendas".Esa guerra fue uno m¨¢s de los tristes episodios que est¨¢n ocurriendo a diario en el Cono Sur -para qu¨¦ hablar de los intereses ocultos de la clase dirigente argentina que la desencaden¨® y de su ineptitud para prever su desenlace. ?O s¨ª lo sab¨ªan?-, y se produjo como consecuencia de una situaci¨®n colonial, denostable pero no nueva, que subleva el ¨¢nimo del pueblo argentino. Pues bien, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, admirado amigo de los d¨¦biles y antifascista convencido, yo te digo que ni t¨² crees un ¨¢pice de las historias que en tu art¨ªculo transcribes ni que los gurkhas -soldados profesionales mandados por oficiales brit¨¢nicos- se entretuviesen en tan taurinos menesteres post mortem, propios de granja de pollos de muerte en cadena m¨¢s que de moderna -t¨² lo dices- guerra, ni de otras atroces haza?as propagadas por los interesados miembros del tan selecto clan, conocidos, como supongo sabr¨¢s, por sus refinados m¨¦todos de persuasi¨®n.
Entiendo que el fin que persigues es -con el prestigio ganado merecidamente- ayudar al llamado Tercer Mundo y a Argentina, su pueblo, en su lucha, y en eso estoy contigo. Pero, por favor, Gabo, esto es Europa, este peri¨®dico, EL PA?S, y a sus habitantes / lectores no se les puede ir con historias que suenan a relatos de viejas de plantaci¨®n bananera. Aqu¨ª, lo sabes, nos solidarizamos con los derechos de esos seres humanos a los que en ciertos pa¨ªses les est¨¢n desgarrando el ano, parafrase¨¢ndote, sus gobernantes fascistas: a esos es a los que has de atacar, prioritariamente, con tu pluma. Un poco de seriedad, Gabo. Te seguir¨¦ leyendo, pero has escrito cuentos mucho mejores que este. /
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