No es de Churriguera
Vaya la presente por mor de aclaraci¨®n de lo que, en deslizado Spleen del 7 del corriente, se atribuye -sin causa- a Churriguera; que no por a?adirme mayormente a la marabunta antiumbraliana y cutre, que tengo para Umbral mi reconocimiento y justiprecio.Que dice el autor (Umbral), en susodicho Spleen de displicente negrita y rosacruces, que la portalada magn¨ªfica del Hospital/Museo Municipal (sic) es obra del mism¨ªsimo Churriguera. Que no me figuraba yo que las voluptuosas curvas de inflexi¨®n y filigrana del edilicio aparato (que Tierno me tapa -si no lo digo me da algo- de fosforescencia y planigrama aqu¨ª-puede-ir-su-publicidad para ofrecer digitalmente el tiempo a la ciudadan¨ªa-, Tierno, cenqui¨², pero yo prefiero leer la hora en las sombras y contrasombras de tan ilustre portada, como Monet hace lo propio en la catedral de Rotien, o sea), que no me figuraba yo, dec¨ªamos, que hab¨ªan nacido de las luces y contraluces de Churriguera.
Esto es, que por abundamiento de churriguetes, mismamente, el personal se siente traicionado -por etimolog¨ªa falaz- a entender de Churriguera lo que no es.
No otro es el modo y raz¨®n en que los madrile?os enriquecemos de ornato y casto decoro las desnudadas caras de poblach¨®n manchego y excesivo de nuestra arquitectura: derritiendo por sobre las jambas del portal¨®n petrificados churriguetes del Guadarrama. Y esto es as¨ª desde el barroco hospiciano y tard¨ªo al edificio Espa?a.
A Umbral le he visto yo pasar, va ya para unos a?os, por esa puerta de convexidades y barrocos de granito y arquitectura enorme, para hablar de Ram¨®n y su cosa circunferencial. No sab¨ªa yo entonces, al pasar el umbral, que don Francisco traspapelaba el nombre. Y eso que a¨²n ha le¨ªdo a Tom Wolfe y sus cuentos de Caperucita Roja y Walter Gropius. ?Sus se?oritas pos/modem y Oriol Boh¨ªgas no le han contado nada del tardobarroquismo arquitectural y de concepto que intenta? /
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