C¨®mo es la oposici¨®n
El autor hace en este art¨ªculo un repaso de los primeros tres meses de actuaci¨®n pol¨ªtica de la oposici¨®n. Oposici¨®n que califica de leal con toda la sociedad espa?ola y con la Constituci¨®n, efectiva en su tarea de control del Gobierno y con alternativas concretas a cada actuaci¨®n del Ejecutivo. Entre estas actividades, que el autor considera constructivas, se?ala la actividad parlamentaria de su grupo, que supera, seg¨²n ¨¦l, la del partido en el Gobierno.
1. La oposici¨®n es leal. Pero claro est¨¢ que no lo ha de ser al Gobierno socialista, puesto que, para cumplir la funci¨®n aclamatoria del poder, bastaba ya el Movimiento Nacional, y precisamente el pluralismo democr¨¢tico al que nuestra Constituci¨®n se refiere supone que el desacuerdo con el Gobierno resulta plenamente leg¨ªtimo. La oposici¨®n debe ser leal a la Constituci¨®n, es decir, a las reglas del juego democr¨¢tico y a los valores que a la Constituci¨®n inspiran. Por eso, es una de sus primordiales obligaciones defender ante el Tribunal Constitucional a la norma fundamental de nuestra convivencia pol¨ªtica cuando, como en tres ocasiones ha ocurrido, la considere violada por una extralimitaci¨®n de las competencias gubernamentales.La oposici¨®n es adem¨¢s leal hacia el pueblo todo, en cuyo nombre ejerce, tanto en el de quienes la han votado como en el de quienes votaron otras alternativas democr¨¢ticas, la funci¨®n de control sobre el Gobierno. Controlar quiere decir en castellano "ejercer la inspecci¨®n, la fiscalizaci¨®n e incluso la intervenci¨®n", y por ello la oposici¨®n no puede, sin m¨¢s, aplaudir; ha de inspeccionar e inquirir. Pero es inherente a todo Gobierno pretender escapar a los controles que le limitan y, por ello, a todo Gobierno le resulta inc¨®moda la oposici¨®n, y quienes pretenden un uso abusivo del poder se sienten permanentemente tentados a inhibir las actividades de la misma e incluso a descalificarla.
2. Porque ha de cumplir lealmente esta tarea de control, la oposici¨®n es por naturaleza inquisitiva. Tiene el deber de preguntar, interpelar y solicitar del Gobierno toda la informaci¨®n precisa. Sin duda, ello resulta tan dif¨ªcil e inc¨®modo para el controlador y el controlado como imprescindible. A este Gobierno, y tal vez a todo Gobierno, no le agrada que se investigue en sus asuntos (por eso rechaz¨®, por ejemplo, una auditor¨ªa p¨²blica sobre el caso Rumasa, y el partido del Gobierno ha reducido a la mitad la capacidad de interpelaci¨®n de la oposici¨®n en el Congreso, y los ministros -por ejemplo, el de Agricultura y el de Industria- se resisten a las correspondientes sesiones informativas solicitadas por la oposici¨®n). Por eso mismo, el Gobierno no siempre responde a las preguntas orales de los diputados; alg¨²n secretario de Estado considera "antiespa?ol", vieja reminiscencia de otros tiempos, que la oposici¨®n quiera informarse sobre temas concretos de la pol¨ªtica exterior espa?ola, e incluso el presidente del Gobierno se disgusta cuando, desde la oposici¨®n, se subrayan los insatisfactorios resultados de su viaje a Marruecos.
Pero es el deber leal de la oposici¨®n tratar de hacer luz sobre los puntos oscuros de la acci¨®n gubernamental, tanto a nivel nacional como local. Desde la manipulaci¨®n contable del d¨¦ficit, que este peri¨®dico se?al¨®, que el Grupo Popular denunci¨® y que el propio gobernador del Banco de Espa?a ha confirmado, hasta la quiebra del orden p¨²blico en Adra (Almer¨ªa), o cualquier irregularidad que se produzca en lo m¨¢s alejado del pueblo espa?ol.
Alternativa
El secreto es una ciudadela de la vieja raz¨®n de Estado, que imposibilita la cr¨ªtica fecunda y el control eficaz del poder y abre la puerta a la tentaci¨®n de corrupci¨®n inherente a todo poder. Solamente, en consecuencia, la fiscalizaci¨®n, que a la oposici¨®n corresponde, garantiza que el "estilo ¨¦tico", a que todo Gobierno debe aspirar, pase de la ret¨®rica electoral a la pr¨¢ctica cotidiana.3. Pero tambi¨¦n es deber de la oposici¨®n mostrar su alternativa frente a la acci¨®n gubernamental; esto es, no limitarse a criticar, sino a hacer expl¨ªcito ante el pueblo todo lo que en cada caso har¨ªa de estar en el poder. Solamente as¨ª el pluralismo pol¨ªtico adquiere su pleno sentido, y la alternancia en el Gobierno, inherente a las democracias occidentales, es no s¨®lo una posibilidad en cada convocatoria electoral, sino una oferta permanente.
Ciertamente resulta dif¨ªcil ser alternativa a la nada, y por ello la oposici¨®n tropieza hoy con serias dificultades a la hora de tratar una alternativa global a la inexistente pol¨ªtica global del Gobierno. Pero cada una de las escasas medidas que el Gobierno ha tomado ha contado con nuestra alternativa (v. gr.: a la expropiaci¨®n de Rumasa opusimos un proyecto m¨¢s barato de intervenci¨®n de Rumasa); nuestra enmienda (v. gr.: a la reforma en tr¨¢mite del C¨®digo Penal) o nuestro apoyo (v. gr.: el tratado con EE UU).
M¨¢s a¨²n: la oposici¨®n ha hecho expl¨ªcita su alternativa, incluso ante la inactividad gubernamental, tanto en la profundizaci¨®n en libertades reales (proposiciones de ley sobre la televisi¨®n libre o la financiaci¨®n de la ense?anza); la lucha contra el paro (v. gr.: proposici¨®n no de ley sobre paro juvenil); la pol¨ªtica agraria (v. gr: ley de Financiaci¨®n Agraria, ley de C¨¢maras Agrarias) o la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal (v. gr.: renta de las personas f¨ªsicas, impuesto sobre el lujo, etc¨¦tera).
La alternativa que la oposici¨®n presenta puede o no gustar, pero sin duda est¨¢ ah¨ª.
4. Por eso nuestra oposici¨®n es constructiva, tanto que ha permitido el funcionamiento de las C¨¢maras en lo que va de legislatura, y basta para comprobarlo atender a los siguientes datos:
El Gobierno present¨® hace meses un calendario legislativo que ha incumplido sistem¨¢ticamente: cuatro veces en febrero, 13 en marzo y tres en lo que va de abril. Y en total ha enviado 20 proyectos de ley al Congreso.
La oposici¨®n, por su parte, ha presentado 14 proposiciones de ley, 27 proposiciones no de ley (es decir, m¨¢s del doble de iniciativas legislativas que el Gobierno), 13 interpelaciones sobre pol¨ªtica general, 160 preguntas orales y 359 preguntas escritas. Si de todo ello tan s¨®lo han prosperado dos proposiciones no de ley, ello se debe al bloqueo sistem¨¢tico que de las iniciativas del Grupo Popular hace la mayor¨ªa gubernamental, sobre cuyo car¨¢cter constructivo al lector hoy al elector ma?ana corresponde juzgar. A esto hay que a?adir muchas decenas de enmiendas a las escasas iniciativas gubernamentales, y estos datos se incrementan semana tras semana. Sin duda, los proyectos del Gobierno son importantes: la reforma del C¨®digo Penal, la asistencia letrada al detenido, pero los de la oposici¨®n versan sobre temas tan nimios como los costes financieros de la agricultura, los arrendamientos urbanos, la gratuidad de la ense?anza obligatoria, la absorci¨®n del paro juvenil o la libertad de emisiones televisivas.
5. Por ello, la alternativa que la oposici¨®n plantea es bien visible. Poco en la peque?a pantalla, con dificultades en muchos medios de comunicaci¨®n, abrumadora en el Congreso.
Si el presidente del Gobierno se queja de no verla, puede f¨¢cilmente remediar lo primero; le basta con que los miembros de su partido garanticen la imparcialidad de Televisi¨®n. E incluso yendo m¨¢s al Congreso de los Diputados, como hac¨ªan Wilson o Schmidt, como hacen Thatcher o Kohl, puede comprobar lo segundo.
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