Incertidumbre sobre el futuro, pocas expectativas de cambio y un cierto optimismo del poder
No se espera que el Primero de Mayo, ni tampoco la visita del Papa, a mediados de junio, provoquen alteraciones importantes o cambios decisivos en la situaci¨®n de Polonia, pero persiste la incertidumbre sobre el futuro del pa¨ªs. Frente al optimismo, que empieza a advertirse en los sectores m¨¢s pr¨®ximos al poder, algunos intelectuales cr¨ªticos dibujan una negra perspectiva, que no excluye la posibilidad de una explosi¨®n social incontrolable.
Dos j¨®venes profesores de Ciencias Sociales, uno activo en las filas del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), y otro cr¨ªtico del r¨¦gimen, podr¨ªan encarnar perfectamente esta doble visi¨®n sobre el futuro de Polonia: la neooptimista, que parece haber contagiado al n¨²cleo que hoy d¨ªa detenta el poder, y la catastr¨®fica, que esbozan algunos intelectuales cr¨ªticos y hasta un sector dogm¨¢tico del POUP, que espera recuperar por esa v¨ªa la parcela de poder perdida."Solidaridad est¨¢ muerta, y los muertos no resucitan", asegura, categ¨®rico y triunfante, el profesor militante del POUP. "El polaco medio, si es que existe algo as¨ª, se ha despolitizado", asegura, "y las cabezas se han enfriado. No se puede mantener a toda una sociedad en un estado permanente de movilizaci¨®n".
En el an¨¢lisis del optimista, la base social del r¨¦gimen llega al 20% de la poblaci¨®n. "No es s¨®lo el Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, como se dice. El POUP tiene dos millones y medio de afiliados; los otros partidos (agrario y democr¨¢tico), medio mill¨®n, y el Movimiento Patri¨®tico de Renacimiento Nacional (PRON) tiene cuatro millones detr¨¢s".
El joven intelectual cuenta tambi¨¦n con "la mayor¨ªa silenciosa", los que entraron en Solidaridad, porque ten¨ªa fuerza, pero hoy callan. Y no salen a la calle. "Son los que se comprometen cuando no se corren riesgos. Los desesperados, dispuestos a todo, no se cuentan en porcentajes, sino en tantos por mil".
Oposici¨®n, calle y poder
La actividad de la oposici¨®n s¨®lo puede conseguir "un retraso en la estabilizaci¨®n. No pueden nada en las f¨¢bricas, y en la calle no se decide el futuro. En Portugal, el cambio no lo decidi¨® la calle, sino el Ej¨¦rcito, y aqu¨ª el Ej¨¦rcito estaba del otro lado". Las sanciones de Occidente tampoco pueden cambiar las cosas, "s¨®lo retrasarlas. Si nos boicotean, tardar¨¢n m¨¢s en cobrar. Les interesa m¨¢s tener un pa¨ªs que funcione y sea un buen socio comercial. Estamos muy bien, comparado con M¨¦xico o Brasil. Si Occidente coopera, saldremos adelante y pagaremos antes". Hay problemas todav¨ªa, porque la organizaci¨®n del trabajo en las f¨¢bricas no es buena; "si la f¨¢brica funciona al 30%, por falta de materias primas, no se puede hablar de disciplina en el trabajo". Tambi¨¦n la burocracia anquilosada no reacciona con agilidad a las nuevas iniciativas del Gobierno.A pesar de estas dificultades, el profesor optimista ve claro el futuro. El dirigente sovi¨¦tico, Yuri Andropov, ha dado carta blanca al general Jaruzelski hasta la visita del Papa, "que es dif¨ªcil para la Iglesia y tambi¨¦n para nosotros". Puede tener repercusiones positivas. "Wojtyla va a decir en lenguaje cat¨®lico lo mismo que dice el partido. Hablar¨¢ de entendimiento nacional y de paz. Una ligera advertencia al poder, pero nada m¨¢s".
La visi¨®n catastr¨®fica
El an¨¢lisis que hacen los que prev¨¦n una explosi¨®n social en el futuro se basan en datos emp¨ªricos palpables. El a?o 1982, el producto nacional bruto descendi¨® en Polonia un 8%, seg¨²n datos oficiales. Algunos expertos calculan que el descenso real fue del 12%. La producci¨®n industrial cay¨® un 2%, pero otras estimaciones la sit¨²an hasta un 6% por debajo de 1981.Este descenso se produjo a pesar del estado de guerra, que dur¨® todo 1982, y a que a lo largo de 1981 tuvieron lugar las huelgas y el desorden social del per¨ªodo del sindicato independiente Solidaridad.
El plan de austeridad implantado por el Gobierno a ra¨ªz de la declaraci¨®n de estado de guerra ha sido calificado un poco c¨ªnicamente como "cl¨¢sico ejemplo de cargar las consecuencias de la crisis sobre las espaldas de la clase obrera".
El joven profesor de oposici¨®n expone a EL PAIS la situaci¨®n econ¨®mica a nivel familiar con su propio ejemplo: "Yo gano en la Universidad 12.000 zlotys mensuales (18.000 pesetas al cambio oficial), y mi mujer gana otro tanto. Hemos calculado que necesitamos unos 30.000 zlotys (40.000 pesetas) para mantener los gastos ordinarios de la casa".
Esta situaci¨®n econ¨®mica adquiere caracteres angustiosos en las familias j¨®venes que tienen que instalarse y no disponen de otras fuentes de ingresos al margen del salario o familiares en el extranjero que env¨ªen divisas. Esto hace temer que en cualquier momento pueda producirse un estallido de crisis violenta e incontrolada, porque la gente no tiene materialmente dinero suficiente para vivir.
Faltan cauces
Al desaparecer Solidaridad como organizaci¨®n falta tambi¨¦n el cauce que podr¨ªa canalizar esa explosi¨®n previsible. Solidaridad sirvi¨® durante varios meses de v¨¢lvula de escape de la ira popular y, al mismo tiempo, de v¨¢lvula de seguridad, al ofrecer unos mecanismos rudimentarios de negociaci¨®n y soluci¨®n de los conflictos sociales. Actualmente, en Polonia no hay nadie en las filas del poder que tenga la confianza suficiente de la sociedad.Solidaridad no existe, organizativamente, para canalizar la protesta que pueda surgir en las f¨¢bricas. "S¨®lo hay algunos intelectuales dispersos, que no ser¨ªan capaces de dominar una situaci¨®n con un meg¨¢fono en la mano ante unos centenares de personas, para decirles cosas impopulares", dice el pesimista. La falta de prestigio del primado de la Iglesia cat¨®lica, cardenal Jozef Glemp, es otro factor de inquietud. "Glemp no es Wyszynski. El bajo clero no le respeta, y le acusan de cooperar con el poder". No se vislumbran los frenos posibles para una crisis, porque el mismo Walesa es un hombre hoy d¨ªa anulado y que carece, como persona aislada, de la capacidad suficiente para afrontar una situaci¨®n cr¨ªtica.
El profesor aventura que podr¨ªa producirse una situaci¨®n peligrosa de vac¨ªo de poder y anarqu¨ªa, que llevar¨ªa a Polonia a la cat¨¢strofe. "?Podr¨ªa el Papa ser la soluci¨®n?", pregunt¨® EL PAIS. "Quiz¨¢, s¨ª. S¨®lo el Papa. Pero el Papa est¨¢ en Roma".
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