Sobre el conflicto m¨¦dico
Como m¨¦dicos de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, sentimos el deber ciudadano de expresar nuestra opini¨®n sobre el actual contencioso entre los m¨¦dicos y el Ministerio de Sanidad, en la creencia de que el debate p¨²blico es un medio eficaz y democr¨¢tico en la b¨²squeda de una soluci¨®n justa y beneficiosa para la sociedad.Se quiere implantar un estatuto unitario para los 250.000 empleados de la Seguridad Social, en el que se contempla -seg¨²n propuesta del Ministerio de Sanidad de 23 de marzo de 1983, apartado 5-C- la creaci¨®n de unas comisiones mixtas con capacidad decisoria en la actividad de los centros sanitarios: desde el control de calidad hasta la selecci¨®n del personal. El actual sistema de elecci¨®n de estas comisiones mixtas permite que se pueda dar la circunstancia de que ning¨²n m¨¦dico forme parte de las mismas, ya que son minoritarios en un sistema de representatividad.
Como m¨¦dicos, deseamos un estatuto profesional que nos permita tener nuestros propios representantes, y apoyamos el derecho de los otros empleados de la Seguridad Social (enfermeras, administrativos, etc¨¦tera) a tener su propio estatuto profesional dentro del marco legal de nuestra Constituci¨®n. No queremos ning¨²n privilegio; queremos la paridad de derechos y obligaciones, conservando nuestra identidad profesional y nuestra representatividad.
No vamos a usar del agravio comparativo con el argumento de por qu¨¦ no existe un estatuto unitario para los trabajadores del Ministerio de Justicia, Hacienda o Educaci¨®n, por citar un ejemplo, con los mismos criterios de operatividad y composici¨®n de comisiones mixtas de sanidad.
La raz¨®n fundamental para tener un estatuto profesional est¨¢ en la representatividad, en el derecho a nombrar nuestros propios representantes. Esta representatividad es esencial: primero, para asegurar la presencia adecuada de los m¨¦dicos en todos aquellos aspectos t¨¦cnicos de su competencia, con independencia de avatares pol¨ªticos y administrativos; segundo, para participar con nuestras propias responsabilidades en la gesti¨®n de nuestros contratos de trabajo. Nadie puede defender eficazmente algo que no conoce y que adem¨¢s no le interesa.
Creemos que el control de los contratos de trabajo, su redacci¨®n y su firma por personas -en nuestro caso, representantes no m¨¦dicos- que no resultan afectadas directamente por las decisiones que ellos mismos toman es inadmisible en una sociedad democr¨¢tica. El contrato de trabajo es esencial para cualquier ciudadano, y su control no puede estar en manos ajenas al propio trabajador. El control de los contratos de trabajo, de la totalidad de los trabajadores de la Seguridad Social, representa un poder social tan importante que desborda los l¨ªmites de cualquier intencionalidad pol¨ªtica que se quiera achacar a los m¨¦dicos. Nos damos cuenta del riesgo que corremos de ser tachados de elitismo y de buscar privilegios de clase. Las intenciones no son defendibles: se aceptan o se rechazan. Sin embargo, conviene recordar que en Europa, con decenios de experiencia democr¨¢tica en estos problemas, existen unos sindicatos profesionales que cumplen con plena satisfacci¨®n ciudadana las mismas funciones de representatividad que las que pedimos los m¨¦dicos espa?oles.
Es evidente que los m¨¦dicos espa?oles tendremos que seguir el ejemplo de nuestros colegas europeos. Pero se necesitar¨¢n varios a?os para conseguirlo. El estatuto m¨¦dico puede evitar una politizaci¨®n innecesaria e indeseable de estos futuros sindicatos y, sobre todo, ahorrar quiebras en un servicio tan sensible para todos los ciudadanos.
Pensamos que no es el autoritarismo el mejor m¨¦todo para resolver problemas sanitarios. El di¨¢logo y la representatividad son los dos ingredientes fundamentales para tales asuntos. Pensamos tambi¨¦n que las t¨¦cnicas aversivas (utilizar medidas punitivas para lograr eficacia y rendimiento) son m¨¦todos inadecuados para promover la necesaria -y por todos deseada- reforma de la sanidad. /
y 100 m¨¦dicos m¨¢s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.