Noche aciaga, noche egipcia
Pues est¨¢bamos, se?or, con un amigo moro al que le encantaba la m¨²sica; adem¨¢s, nos iba relacio. nando lo de Qui¨¦n maneja mi barca, qui¨¦n con aquello otro de Lope de Vega Pobre barquilla m¨ªa / entre las olas sola. Y encantados todos nosotros y el moro. Tanto que nos fuimos de copas, y en todas las campanas, venga apostar copas a que ganaba Remedios, y la gente venga aceptar las apuestas. Remedios: nosotros te queremos mucho ahora, borrachos, sin parn¨¦, Remedios."M¨¢tanme los celos de aquel andaluz: / h¨¢ganme si muriere la mortaja azul. ( ... ) Madre, sin ser monja, soy ya descalza, / pues me tiene la ausencia sin mi Zapata. / La mitad del alma me lleva la mar: volved, galeritas, por la otra mitad. ( ... )" Uno de nosotros rezaba a G¨®ngora junto a la catedral. "Oh sevillana de los pies descalzos", grit¨¢bamos en M¨¢laga. "Oh t¨², cantante descalza, sin zapatos ni remedio: cuatro feos individuos de millones setecientos vieron con toda la pena, y con la gloria no menos, tus enormes pies descalzos por las playas de Tarento". (?Bochorno inenarrable? Es su narraci¨®n la bochornosa, se?or marqu¨¦s de Ortega y Gasset. ?Mueran
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Noche aciaga, noche egipcia
Viene de la p¨¢gina 12los par¨¢metros! ?Vivan los turcos!) Pero ?no se dar¨¢ cuenta de lo que anima el fracaso en mitad de los par¨¢metros? T¨², Remedios viaja optimista, pues vas al fracaso siempre. ?Es que EL PAIS no tolera que alguien fracase? ?Ni el fracaso se le permite ya al individuo o a la individua? Todo se explica: fue enviada de viaje a fracasar. ?Te das cuenta, Remedios, de que no somos m¨¢s que unas mand¨¢s? Oh may¨²sculo PAIS: qui¨¦n maneja tu barca, qui¨¦n, que a la deriva te lleva, qui¨¦n.
Si el alto dirigente de Televisi¨®n Espa?ola hab¨ªa dicho que le preocupaba ganar, aqu¨ª parec¨ªa tener moral de victoria. Si el mismo alto dirigente del p¨²blico ente dice luego que "RTVE s¨®lo quer¨ªa mostrar el testimonio de su respeto por las etnias...", aqu¨ª parece tener moral de derrota... o qui¨¦n sabe si un torpe respeto activo hacia egipcianos y egipcianas que ?c¨®mo no contemplar con cierto amor! ?Puede, de tan amables razonamientos, concluirse que quien tiene moral de derrota -y qui¨¦n sabe si alguna otra inmoralidad- es el editorial de EL PAIS? "La selecci¨®n de la canci¨®n y de la int¨¦rprete fue desacertada" (a ver, uno de los dos, miserable Himmler, mujeriego Goebbels: ?de qu¨¦ va esto?). El ¨¦xito es la salida... Pero a la vista del ¨¦xito y la salida del Exocet, insistamos en el ¨ªnsito, Remedios, en la entrada.
Divino editorialista a toro pasao: si el cero estaba tan cantao, ?por qu¨¦ no, Diez m¨ªo, un editorial que d¨¦ por delante y no por de tr¨¢s? De su moral de derrota al¨ªviese, amigo, considerando, si esto le pide su fondo endot¨ªmico, que representante espa?ola no era sino gitana. Y, pardiez, no sea usted tan respetuoso con los dict¨¢menes de los jurados internacionales. Ciegos en la noche aciaga, tanto disfrutamos y celebramos tu fracaso, Remedios, tanta cerveza, que no tuvimos m¨¢s remedio que, junto a un cine, orinar un poco en una cartelera que "¨¦xito y Oscar espa?ol", pon¨ªa, y vuelta a empezar la juerga.
No hay, se?ores editorialistas, batallas trascendentes ni intrascendentes. Aqu¨ª lo que sobra es tanto la moral de victoria como la moral de derrota. ("Y la moral de la supergesti¨®n, y la moral de la moral...", dispar¨®se el amigo moro). Bajen ustedes, con Remedios, a la arena, eso: el rid¨ªculo est¨¢ all¨¢ arriba, oh, querida y aciaga egipcia. / Manuel Ben¨ªtez Garc¨ªa.
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