Dos democracias
No es por provocarles el aviso de infarto a los pasatistas, pero en Espa?a no tenemos hoy una democracia, sino dos. O sea, aversimentiendes, por encima est¨¢ la democracia de las formas, la democracia formal, europea, moderna ilustrada, que se ha ganado ya su respeto en el mundo, a m¨¢s de alg¨²n Oscar, y por debajo est¨¢ la democracia de-los-diez-millones-de-votos, lo siento, I'm sorry, pero, como dijera aquel rojo, "los hechos son muy testarudos". Y los votos. Dicho en dos patadas: la pomada y la basca. Carrillo lo dijo una vez:-Dictadura, ni la del proletariado.
Pues, claro. Pero lo que s¨ª hay en lo que va de siglo, del autogiro La Cierva al Challenger, es una democracia del proletariado, de la que los antidem¨®cratas nunca hablan, porque ah¨ª es que lo tienen como m¨¢s crudo.
Quiere decirse que si las fuerzas reaccionarias organizadas lograsen un d¨ªa desplazar la democracia de las formas, la democracia formal, la pomada, tendr¨ªan que hab¨¦rselas (como dicen en los comics) con la democracia del proletariado, con la basca que est¨¢ ah¨ª, votando y esperando, haciendo Espa?a cada d¨ªa con "un olor de herramientas y de manos".
La basca sale m¨¢s que nada en las municipales, y la tele est¨¢ dando ahora, con Tu?¨®n de Lara y Fernando Rey, una Memoria de Espa?a para desmemoriados. A la viceversa, si la desertizaci¨®n empresarial y el ego¨ªsmo del dinero -"vivir es defenderse", dec¨ªa Maeztu, reverente te¨®rico dinerario- consiguiera hacerse con el curro, sujetar a la basca y ajustar la evaluaci¨®n del bocadillo, siempre tendr¨ªan que respetar la Constituci¨®n, atenerse a las formas (que tanto aman) y continuar la representaci¨®n de una democracia formal.
Ya sabemos, desde Pirandello, que toda representaci¨®n, cuando se profundiza y reitera, acaba haci¨¦ndose real.
Se ha celebrado un magno Encuentro en la Democracia, en Madrid, con todos los pa¨ªses de habla espa?ola. El esp¨ªritu de cooperaci¨®n iberoamericana es grande y hermoso.
Pero me viene Carlos Rafael Borsani, argentino, que lleva cinco a?os en Espa?a, y a quien ya le cerr¨® un teatro -el Mart¨ªn- la democracia/uced¨¦, angustiado, demudado, prefinal. Y saca un papel: "Ministerio de Trabajo. Direcci¨®n General de Empleo. Servicio de Extranjeros. Citar esta referencia: Exp. 4.150/AD". Y a mano, "356-D. Denegado 5-11 -81. Y un sello: "19 Abr. 1983. Salida N? 552. A efectos de resolver un asunto relacionado con la petici¨®n de permiso de la petici¨®n de trabajo de don Carlos Rafael Borsani, le ruego se pase Vd. o persona autorizada por este Servicio, Nuevos Ministerios, paseo de la Castellana, cualquier d¨ªa laborable de diez a once de la ma?ana. Dios guarde a Vd. Madrid, 18 de abril de 1983. El Jefe de Servicio". (Firma ilegible y sello.) Borsani vive en Alonso del Barco, 5. Democracia formal, democracia real.
Uno es que est¨¢ m¨¢s en los encuentros con la criatura humana que en los encuentros protocolarios. Los nombres dicen m¨¢s que los dichos: Ledesma, ministro de Justicia, representa bien la pulcritud democr¨¢tica.
Barrionuevo, el ministro del Interior (aficionado, como yo, al restaurante El Espejo), podr¨ªa ser ¨¦l solo el S¨¦ptimo de Caballer¨ªa de la democracia. Afortunadamente, ambas tendencias se corrigen una a la otra, en lo posible, de momento.
Vi un d¨ªa a Barrionuevo en el estreno de Bearn, de Villalonga/Ch¨¢varri. Por este relato habr¨¢ recordado Barrionuevo lo que ya sab¨ªa: que a los masones no pod¨ªa combatirlos el Poder, cuando entonces, a ca?onazos, porque eran m¨¢s sutiles que todo eso, como a los terroristas de hoy no se les puede peinar en una ma?ana, que tienen el pelo de la dehesa muy revuelto.
Uno pronosticaba que el Madrid iba a ganar el campeonato de Liga, y esto ya no tiene, hoy, m¨¢s que una lectura deportiva. Cuando el R¨¦gimen, las recopas del Madrid quedaban, como un abuso m¨¢s de poder, en la repisa del cuarenta?ismo.
Lo dijo una vez Juli¨¢n Mar¨ªas: "Si de una comunidad se suprime la pol¨ªtica, todo el entorno se politiza". Democracia formal, democracia real.
A Borsani, como a tantos., lo devuelven, no al terror de su Patria, sino a la patria del terror.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.